La realidad supera la fección. España es con un enorme iceberg de corrupción. Las noticias sobre fraudes son inagotables.
Un presunto delito por falsificación masiva y reiterada de firmas de
geólogos colegiados en los estudios geotécnicos, obligatorios en la
construcción de edificios para garantizar el estado del terreno y
posterior cimentación, ha hecho que se disparen las alarmas por la
existencia de 19 informes fraudulentos —algunos con firma de un geólogo
muerto— que podrían suponer un riesgo en la edificación de inmuebles
principalmente en La Rioja, Asturias, Castilla y León, País Vasco y
Navarra.
Se trata de viviendas unifamiliares, naves industriales o muros. En
algún caso un centro de salud, como el de Zabalgana en Vitoria. “Es un
tema muy grave porque estamos hablando de seguridad. La empresa que
trabaja de forma irregular se está llevando todo el mercado porque sus
presupuestos son un 30% más baratos que otras”, alerta Virginia
Ormaetxea, secretaria del Colegio de Geólogos de Euskadi.
El Colegio Oficial de Geólogos
(ICOG) detectó una serie de irregularidades en los informes realizados
por Industria de Perforaciones Cantábricas, SL, con sede social en Getxo
(Bizkaia), que también opera como IPC Estudios Geotécnicos.
El colegio pudo notificar el fraude a algunos de los promotores, pero
no a las Administraciones, que una vez estas han dado el permiso de
edificación son los arquitectos y promotores los responsables en
solicitar una repetición del estudio si detectan una irregularidad.
“Además, nos consta que en muchos casos la propia Administración está
concediendo permisos faltando el informe geotécnico”, señalan desde el
colegio vasco.
El ICOG presentó el 14 de octubre de 2010 una querella criminal en
los juzgados de instrucción de Madrid —que se encuentra en fase de
instrucción— contra la empresa Industria de Perforaciones Cantábricas
por la presunta participación en delitos de usurpación del estado civil,
intrusismo, falsificación documental en documento público y estafa. Son
tres las personas querelladas; la administradora única de la empresa,
el gerente y el responsable de sondeos y ensayos. El modus operandi
consistía en la utilización de la firma de tres geólogos colegiados, dos
de ellos sin tener constancia de que se estaba utilizando su nombre
para firmar los supuestos informes geotécnicos irregulares y un tercer
técnico a quien usurparon la firma mientras estuvo dos años de baja
enfermo de un cáncer e incluso una vez fallecido.
Según la denuncia a la que ha tenido acceso EL PAÍS, los hechos que
motivaron la presentación de la querella fueron a raíz de que
Perforaciones Cantábricas presentara unos estudios geotécnicos para ser
visados con la firma del geólogo C. J. F-R. El detonante que puso en
alerta a los geólogos ocurrió el 10 de febrero de 2010 cuando llegaron
al ICOG cuatro copias del estudio geotécnico para el proyecto de
cimentación de un muro en Labraza (Ávila); tres copias estaban
supuestamente firmadas por el colegiado C. G. y otra supuestamente por
C. J. F-R. Pero no podía haber sido este último dado que había fallecido
dos meses antes, el 8 de diciembre de 2009. Fue en ese momento cuando
el colegio se puso en contacto con C. G., que informó de que no había
realizado ni firmado tal estudio geotécnico.
“Se detectó que había informes técnicos que no cumplían la calidad
exigida por el código de edificación. Nos pusimos en contacto con el
colegiado que los firmaba y comprobamos que llevaba muerto varios meses,
incluso cuando llamamos a la empresa nos dieron a entender que seguía
vivo”, señalan fuentes del Colegio Oficial de Geólogos.
A la vista de las irregularidades detectadas, el ICOG decidió
encargar un dictamen a un perito calígrafo para el análisis de las
firmas de los estudios geotécnicos en los que se analizan el agua, la
roca y el suelo. De las conclusiones periciales se desprendió que se
podría haber cometido falsificación de la firma de C. J. F-R en 14
estudios geotécnicos presentados al colegio para su visado entre marzo
de 2008 y febrero de 2010. El ICOG aclara en este punto que los estudios
pasaron los controles, “eran aceptables y pasaron los mínimos
requeridos”, y por eso fueron visados.
Pero IPC, que declinó responder a las preguntas de este periódico, ha
seguido dando rienda suelta a sus falsificaciones. Desde que se emite
un informe geotécnico hasta que se lleva a cabo la edificación de un
inmueble pueden pasar hasta dos años. “Tiempo suficiente para que la
empresa barra el sector de una comunidad y pasarse a otra antes de que
salten las alarmas del supuesto fraude”, denuncian los geólogos vascos.
Ante la aparición de nuevos informes fraudulentos, el ICOG se vio
obligado a ampliar la querella a nuevos hechos. “Nuestro problema es que
a los 14 meses de haber interpuesto la querella sabemos que siguen
operando de forma irregular y la justicia va muy lenta”, señala el ICOG.
La Universidad de Navarra
también vivió hace cinco años un episodio similar. IPC subcontrataba al
laboratorio de edificaciones de la Escuela Superior de Arquitectura
para elaborar informes. Fue cliente asiduo entre 2003 y 2007 hasta que
el laboratorio detectó ciertas irregularidades y dejaron de trabajar
para la empresa. El fraude no llegó a materializarse en una demanda y se
saldó con un acuerdo entre los abogados de cada parte.
“A través de un cliente nos dimos cuenta de que IPC falsificaba los
ensayos con copias y typex. Utilizaban la hoja con nuestro
encabezamiento y cambiaban los datos y los parámetros de los estudios.
Desde entonces, dejamos de trabajar con ellos”, explica el geólogo
Antonio Aretxabala, director técnico del laboratorio de edificaciones y
geólogo, a quien suplantaron la firma en varias ocasiones.
“Sin los visados es la ley de la selva”
La importancia del visado de un estudio geotécnico radica en que este
asegura que profesionales competentes han constatado que el edificio
tiene un comportamiento estructural adecuado frente a las acciones e
influencias previsibles a las que pueda estar sometido durante su
construcción.
El Colegio Oficial de Geólogos ha podido detectar las acciones
irregulares de IPC porque hasta la aprobación del Real Decreto 1000/2010
el visado de estudios geotécnicos —unos 100 euros— era obligatorio; una
certificación que avalaba el cumplimiento del código técnico de
edificación. “Con los visados había cierto control pero a partir de
ahora será la ley de la selva”, aseguran desde el ICOG.
Desde el 1 de octubre de 2010 los estudios geotécnicos han dejado de
ser obligatorios. “Si un colegiado incumple, aplicamos el código
deontológico y lo podemos sancionar y de hecho ya lo hacemos. Ahora no
hay control, cualquier profesional puede firmar un estudio porque nadie
los va a supervisar”, inciden.
El ICOG cree que hay que exigir responsabilidad, recuperar los
visados geotécnicos y si hay algún problema en los edificios, resultado
de la mala práctica profesional, que haya una responsabilidad civil y
penal al geólogo y al colegio. “La Administración no lo puede controlar
todo y además no lo hace.
El objetivo es que los ciudadanos estén protegidos, que no haya empresas que se salten todas las normas”.
Los geólogos afirman que un buen informe geotécnico permite ahorrar
dinero al promotor. Si no se hacen los proyectos del edificio con un
coeficiente de seguridad adecuado, el proyectista no confía en ellos y
se diseñan las cimentaciones con unos coeficientes de seguridad
demasiado altos que requiere una mayor inversión económica.
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