31 de octubre de 2011

Detenido un estafador que vendía billetes de avión a bajo coste


Prometía descuentos en vuelos transatlánticos de hasta el 70 por ciento. Su explicación era que, como trabajaba de técnico de mantenimiento de una importante compañía aérea en Barajas, su jefe le ofrecía varios cupos al mes de billetes a bajo precio. Eso es, al menos, lo que contaba a las víctimas potenciales de sus estafas. Solían ser latinoamericanos y comenzó a captarlos en una iglesia evangelista de la calle Gómez de Avellaneda, en Ciudad Lineal.  Después, el boca a boca hizo el resto. Eusebio García Prior, un joven de 28 años, fue detenido por agentes de la Policía Nacional hace unos días en la calle Cuarteles de Aranjuez como presunto autor de la comisión de 41 estafas. Huyó a la localidad donde siempre vivió, a su piso de la calle Moreras, tras sospechar que le buscaba la Policía. Hasta ese momento, lo hizo en un piso de San Blas, muy cerca de la iglesia evangelista donde comenzó a ejercer de «agente de viajes».

Sus víctimas eran, sobre todo, ecuatorianos. De hecho, la mayoría de sus «amigos» en una red social son de este país. Eusebio les ofrecía billetes de avión a Quito y otras ciudades a un precio muy inferior al normal. Algunos de los denunciantes –hay hasta familias enteras estafadas– cuentan que era muy insistente e incluso los iba a buscar al trabajo o los llamaba varias veces por teléfono para convercerlos de que compraran pronto el billete aduciendo que tenía muchos clientes que lo querían. Además, si las víctimas le llevaban a más compradores, les prometía un descuento mayor o incluso algún pasaje gratis. Una vez picado el cebo, las víctimas de la estafa tenían que adelantar el 50 por ciento del precio de la compra, siempre en efectivo o a través de transferencia bancaria. Las estafas que llegó a perpetrar fueron, por ejemplo, tres billetes de avión a 2.200 euros (él recibió 1.100), un billete ida y vuelta a 500 euros, siete vuelos a 5.400 o tres pasajes a 1.500 euros. Así, hasta 41 estafas. La primera denuncia se pudo el pasado 30 de julio. Con el efectivo, él haría la reserva por internet a nombre de las víctimas, una operación que luego cancelaba, por lo que no les entregaba los billetes. A veces, para dar confianza a sus víctimas, hacía la reserva completa, llegando sus titulares a viajar sin incidencia alguna. A uno de sus principales «empleados» le ofreció incluso un puesto de trabajo en la compañía aérea donde trabajaba a cambio de que le llevara a muchos clientes. La investigación la ha desarrollado la Policía Judicial de San Blas y la de Aranjuez.



28 de octubre de 2011

Un falsificador engañó a casas de subasta con obras de principios del siglo XX pintadas por él


Durante catorce años el grupo engañó a reputadas casas de subastas y reputadas galerías. Christie´s, Shoteby´s, la Kunsthaus Lempertz de Colonia y Werner Spies, cayeron en la trama y pagaron por lo menos diez millones de euros por obras cuidadosamente elaboradas que luego revendieron a precios mucho mayores. Spies, uno de los máximos especialistas alemanes en la obra de Max Ernst y ex director del Centro Pompidou de París, hasta certificó con su firma la autenticidad de algunos cuadros.
Hay estafas ante las cuales hasta un magistrado alemán se quita el birrete. Wilhelm Kremer, presidente de la sala siete del tribunal de Colonia no pudo evitar ayer cierta admiración, al condenar a Wolfgang Beltracchi, su mujer Helen y otros dos cómplices, a un total de 15 años de cárcel. Beltracchi no era un acusado. Ha sido la estrella de este juicio por falsificación que se anunciaba muy largo, pero que concluyó ayer, gracias a la "confesión completa" de los acusados.


Por orden de edad y aparición; Beltracchi, el artista de sesenta años parecido al mosquetero Athos, su mujer de 54, Helene, la hermana de ésta, Jeanette y el corredor Otto Schulte. Del talento de Beltracchi salieron catorce obras maestras, finamente trabajadas, que se atribuyeron a Max Ernst, Heinrich Campendok, Max Pechstein, Fernand Leger, Andre Derain y otros.


Beltracchi y compañía no solo pintaron. Inventaron una leyenda: la "colección Jägers", perteneciente al abuelo de ella, un coleccionista que en la época nazi habría comprado las obras al famoso galerista judío Alfred Flechtheim. Algunos cuadros llevaban el nombre de obras desaparecidas en la guerra. Se cuidaba los detalles.

El artista compraba lienzos con poca pintura de los años veinte, retiraba la pintura y trabajaba encima. Confeccionaron incluso una prueba fotográfica. En ella se veía a los abuelos de Helen posando junto a algunos de los cuadros. La foto, en blanco y negro, envejecida y algo desenfocada, se reveló en papel de los años treinta, con Helen posando en lugar de su abuela. "El mercado del arte en pleno fue engañado por la gran profesionalidad de los falsificadores", ha dicho Heinrik Hanstein, director de la casa Lempertz de Colonia.
Beltracchi, que dejó los estudios de arte para dedicarse "al sexo, las drogas y el rock´n and roll", quería "completar" la obra que todos aquellos genios, explicó su abogado. Algunos cuadros eran "demasiado buenos" para sus supuestos autores pretendió el desenfadado falsificador. El dinero se lo gastaron en una magnífica propiedad rural en Francia. Lo que quedaba lo han devuelto, aunque se dice que aun hay muchos cuadros por ahí. Uno de ellos "La Foret" de Max Ernst, presentó pigmentos inexistentes en los años veinte. Un fallo. Wolfgang Beltracchi ha sido condenado a 6 años de cárcel, Helen a 4 años, la hermana a 21 meses y Otto a 5 años, pero la confesión hará que salgan pronto. El pacto "ha evitado un juicio largo con comparecencias que habrían sido muy embarazosas para algunos testigos". Uno de ellos el actor estadounidense Steve Martin pagó 700.000 euros por "Paisaje con caballos" un bonito cuadro de Campendonk pintado por Beltracchi.

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