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31 de octubre de 2014

Investigadas cinco distribuidoras por venta ilegal de fármacos

La operación iniciada tras detectarse un problema de desabastecimiento de medicamentos ha destapado lo que los investigadores consideran una trama criminal de dimensión nacional en toda regla. Al menos cinco almacenes mayoristas de distribución —tres con sede en Granada, uno en Málaga y otro en Barcelona que operan en todo el país— están, presuntamente, en el centro de una red de exportación ilegal que implica, de momento, a más de 200 farmacias. El nombre de las empresas aún no ha trascendido. La operación —liderada por el juez de Instrucción número 3 de Teruel, Jerónimo Cano, y el capitán de la Policía Judicial de la Guardia Civil de esta provincia, Raúl Castillo— está bajo secreto de sumario. Los investigadores estiman que esta organización ha facturado en España 50 millones de euros de medicamentos de precio intervenido que sacan del circuito legal y venden en países europeos logrando unos importantes márgenes de beneficio aún por cuantificar. En los casos más extremos se han llegado a vender productos con un lucro del 800%.

La Operación Convector se inició tras la detención el pasado mayo de la farmacéutica de la localidad turolense de Palomar de Arroyos (210 habitantes) en otra actuación llamada Pharmakon. El Gobierno de Aragón pidió a la Guardia Civil que siguiera tirando del hilo e investigara a las 739 boticas de la comunidad. Pero la madeja ha desbordado con mucho el ámbito autonómico. El resultado a fecha de ayer, después de 28 registros en toda España, era de 30 personas detenidas, cinco almacenes clausurados y cuatro oficinas de farmacia también cerradas. El instructor del caso ve indicios de hasta cinco delitos dependiendo del grado de implicación: contra la salud pública, contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, falsedad documental, blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal. Los investigadores señalan que la trama tiene una organización similar a la de grupos mafiosos, con una cúpula que toma las decisiones y mantiene reuniones periódicas para coordinar a todos los implicados.

A pesar del elevado número de farmacias afectadas, los grandes beneficiarios del fraude serían los distribuidores. “Los farmacéuticos son el equivalente a los camellos en el tráfico de drogas”, señalan esas mismas fuentes. Pero son una pieza clave porque si ellos no aceptan solicitar más medicamentos de los que van a vender no habría lugar para este mercado. El negocio consiste en desviar esos fármacos sobrantes —y que se han adquirido por un precio más barato, intervenido por el Gobierno— al mercado libre extranjero. Se trata en general de compuestos sin alternativa terapéutica y con una elevada demanda, como inmunosupresores para pacientes trasplantados, anticancerígenos o anticonvulsivos.

De forma paralela a su actividad irregular, los almacenes de distribución implicados también mantienen el negocio legal, que consiste en comprar a los laboratorios y vender a las farmacias; incluso pueden facturarse entre ellos. Lo que han estado haciendo las empresas investigadas es simultanear facturaciones y suministros de ambas actividades, así es más difícil perseguir las irregularidades. La trama se ha destapado en el momento en que autoridades sanitarias, fiscales, policiales y judiciales se han puesto a trabajar juntas y han cruzado sus datos. Eso ha permitido dar un salto y pasar de las sanciones administrativas que diversas autonomías han impuesto a las farmacias que se saltan la obligación de vender solo a pacientes, a la instrucción de una causa por la vía penal al considerar que forman parte de una organización criminal y que ponen en riesgo la salud pública.

Los almacenes implicados mantienen el negocio legal: comprar a los laboratorios y vender a las farmacias

Las distribuidoras pueden comprar fármacos a los laboratorios para exportarlos. Pero, entonces, no les resulta rentable ya que las industrias del medicamento les venden los productos al precio europeo, muy superior al fijado por el Gobierno para despachar en las 22.000 farmacias que hay en España.

Miguel Valdés, director general de la Federación de Distribuidores Farmacéuticos (Fedifar), la patronal que agrupa al 97% de la actividad del sector, desligó ayer a sus socios de este tipo de comportamiento. “No creo que [los implicados] estén entre los asociados”, dijo. “No me consta. No sé quiénes son”.

Los laboratorios tienen acuerdos con los mayoristas y son penalizados si no venden los medicamentos a las farmacias y los desvían al mercado exterior. Les aplican un recargo al precio fijado hasta alcanzar el coste medio europeo o el que establezca la farmacéutica como castigo.

Este es el motivo por el que presuntamente buscan la connivencia de las boticas. La estructura, que los investigadores consideran una sofisticada red criminal, utiliza varios procedimientos. El más común consiste en buscar farmacias dispuestas a solicitar más medicamentos de los que necesitan para vendérselos a ellos. Existe hasta una lista de peticiones, que se actualiza mensualmente, que las distribuidoras implicadas en la trama distribuyen a los boticarios. Esa lista, de alrededor de medio centenar de fármacos, establece el beneficio que se lleva el farmacéutico por producto. Hacer acopio de Paxtibi, para tratar la depresión grave, resulta especialmente rentable. Con un precio de alrededor de 1,5 euros se paga en el extranjero hasta un 800% más. En otros fármacos, el margen de ganancias es inferior, entre un 80% y un 140%.

El comercio ilegal ha dejado a los pacientes sin productos

Fuentes de la investigación calculan que el valor de los medicamentos adquiridos por esta vía en España supera los 50 millones de euros. Las mismas fuentes son prudentes y no se atreven a dar una cifra del beneficio que ha obtenido la red por comercializar productos por ese valor en el extranjero, fundamentalmente Reino Unido, Dinamarca, Holanda y Alemania. En cualquier caso, apuntan que estaría por encima de otros 50 millones.

La Agencia Española del Medicamento, que está participando en la investigación, ha detectado en los tres últimos años problemas de desabastecimiento agravados por esta actividad fraudulenta que se conoce como distribución inversa. Al desviar estos medicamentos a empresas que los distribuyen al mercado exterior en ocasiones no llegan en suficiente número a los pacientes. No solo es un problema de fraude económico sino también de salud pública.

Según fuentes de la investigación, del medio centenar de compuestos que la trama distribuye entre los farmacéuticos hay problemas de suministro con alrededor de 20. La agencia se ha visto en ocasiones obligada a importarlos.

Mil formas de esquivar la ley

La presunta trama delictiva destapada por Convector ha llegado a reclutar bolseros—gente en paro o con escasos recursos— para recorrer farmacias y adquirir medicamentos a demanda de las mayoristas. Pero en la mayoría de los casos han sido las boticas las que se han prestado a hacer pedidos extra a cambio de comisiones. Para sortear los controles a los fármacos de precio intervenido se han servido de distintas fórmulas.

Parafarmacia. Como las boticas no pueden revender a empresas distribuidoras fármacos pero sí productos de parafarmacia, en ocasiones han camuflado los envíos de esta forma. Este procedimiento ha sido el empleado por la red descubierta en abril en la operación Caduceo, que se ha revelado ahora como una de las cinco patas de esta organización delictiva. Además de las comisiones, los farmacéuticos han obtenido ganancias con la devolución del IVA, que es inferior en farmacia (4% frente al 10%). Ello implica un delito de falsedad documental y otro fiscal.

Devoluciones. Otras veces se recurre a simular una devolución de un medicamento al mayorista para entregarle los fármacos que quiere vender al extranjero. Primero la botica los pide a un almacén, y luego realiza una falsa devolución a otro distribuidor, que está compinchado.

A cara descubierta. Los investigadores han visto casos en los que, pese a ser ilegal, la venta se ha hecho sin ocultar, con la esperanza de poder limitar el daño a una infracción administrativa, como ha ocurrido en Cataluña, Navarra y la Comunidad Valenciana este mismo año.

Farmacia y mayorista a la vez. Hay boticas que para vender a distribuidoras han pedido los permisos para operar como almacén mayorista al margen del negocio de la farmacia. La investigación ha detectado casos de oficinas que se han dado de alta en esa categoría fiscal.

5 de febrero de 2014

Cataluña multa a 40 farmacias por venta ilegal de medicinas para exportar

La exportación de medicamentos de precio regulado en España, más baratos que los del mercado libre internacional, es una práctica ilegal que puede causar problemas de desabastecimiento y dejar a cientos de pacientes sin los fármacos que necesitan. 

El problema se ha agravado recientemente en Cataluña, donde enfermos trasplantados se han topado con dificultades para comprar en las farmacias los inmunodepresores que necesitan para evitar que su organismo rechace los órganos que recibieron. 

La Generalitat de Cataluña y el Colegio de Farmacéuticos de Barcelona (COFB) han empezado a perseguir con mayor dureza esta práctica. En concreto, el Departamento de Salud ha impuesto 40 sanciones, desde enero de 2013 a oficinas de farmacia por este motivo y el COFB ha emitido una circular interna en la que amenaza a sus miembros con “actuar con firmeza contra aquellos implicados en estas prácticas” y les indica que va a “colaborar con la Administración para detectar actuaciones irregulares”.

La venta de medicamentos en España desde los laboratorios que los fabrican a los mayoristas sigue dos vías. La primera es la de los fármacos de precio regulado por el Estado que, tras pasar por los mayoristas, llegan a las farmacias para ser vendidos con receta a los ciudadanos. En la segunda, que tiene unos precios libres y por tanto más elevados, los mayoristas pueden comercializar los medicamentos en el exterior.
La ilegalidad que provoca el desabastecimiento es desviar al mercado exterior, que es libre, fármacos de precio regulado para beneficiarse así de la diferencia de precios. La llamada “distribución inversa” consiste en que las oficinas de farmacias, en lugar de vender con receta las medicinas a los ciudadanos, lo hacen a empresas mayoristas que luego las exportan. Esta práctica afecta sobre todo a medicamentos caros o que ofrecen un gran margen de beneficio, explica la Generalitat.

Las oficinas expendedoras desvían los productos que compran a los mayoristas

Aunque el Gobierno catalán reconoce que el fenómeno viene produciéndose desde hace años, la alarma ha saltado precisamente tras la reciente escasez de inmunodepresores y otros fármacos vitales para los pacientes. Tras la denuncia de algunos enfermos, obligados a deambular de farmacia en farmacia en busca de sus medicamentos —tal y como publicó EL PAÍS el pasado enero—, Salud ha convocado a todos los implicados a una mesa para tratar el problema. En ella se sentarán la industria, los distribuidores y las farmacias. “No podemos permitir que esto suceda”, declaró ayer Roser Vallès, directora general de ordenación y regulación sanitaria del departamento. Pero Vallès insistió en que “no hay enfermos que se estén quedando sin medicamentos”. En Cataluña hay más de 3.000 oficinas de farmacia.

Hace tiempo que la Generalitat actúa para atajar el fraude, aunque no es fácil cazar a los distribuidores. Solo en un caso reciente se consiguió sancionar a uno, tras realizar registros que permitieron confirmar las redes de comercio paralelo.

Con las farmacias tampoco es fácil. “No podemos demostrar que la farmacia ha vendido los fármacos al distribuidor, pero sí las podemos sancionar por venderlos sin receta. Hay farmacias que compran una cantidad más elevada de lo que es habitual en algunos medicamentos”, explicó Vallès. La Generalitat cree que existen “redes muy bien estructuradas” que funcionan en toda España, dirigidas muchas veces por personas que crean empresas de distribución con el objetivo principal de lucrarse con la exportación. Los países a los que van a parar los medicamentos son en su mayor parte europeos. Entre ellos figuran los nórdicos, Alemania, Holanda o Reino Unido, donde los fármacos son más caros que los españoles.
En la circular interna del Colegio de Farmacéuticos, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, el organismo recuerda a los colegiados que los distribuidores “no pueden adquirir medicamentos de las oficinas de farmacia”, puesto que estos solo pueden vender a los ciudadanos. “La participación indirecta en el circuito de exportación de medicamentos puede afectar negativamente a la calidad de la prestación farmacéutica y el prestigio del colectivo”, avisa el organismo.

La alarma ha saltado ante la escasez de inmunodepresores

Las desviaciones en el suministro de fármacos no solo afectan a la distribución inversa, como deja claro la nota interna del COFB. El colegio señala que las farmacias solo pueden dispensar al público en la misma oficina o en una farmacia vinculada, y proveer a los depósitos autorizados por el Departamento de Salud. Añade que para distribuir a otras farmacias, se necesita una autorización administrativa. “Tampoco se pueden hacer envíos fuera del territorio nacional”, aclara la circular. Una farmacéutica consultada explicó ayer que hace unos meses un particular le pidió que le revendiera medicamentos a cambio de quedarse con un jugoso beneficio. “Le dije que yo no quiero dinero ganado fácil”, dijo esta boticaria, que prefiere permanecer en el anonimato.

“Nuestra función es velar por una buena praxis profesional”, manifestó Francesc Plà, vicepresidente del COFB. Alliance Health Care, uno de los principales distribuidores en Cataluña, dijo ayer desconocer casos concretos, aunque reconoció que existen “rumores en el mercado”. “Apelamos a que todos los agentes de la cadena de suministro farmacéutico colaboren en su buen funcionamiento para asegurar la salud del ciudadano”, declaró Javier Casas, director general de la compañía.
La otra gran distribuidora en Cataluña, Federación Farmacéutica (Fedefarma) se distanció ayer de estas prácticas. “Es algo que no hemos hecho nunca”, dijo Vicenç Calduch, presidente.

Una escasez angustiante

Entre los medicamentos afectados por los problemas de suministro en Cataluña figuran en un lugar destacado los inmunodepresores. Son fármacos que permiten a los pacientes trasplantados no sufrir un rechazo del órgano y cuyo precio en el mercado es alto, situándose alrededor de los 200 euros. La falta o escasez de estos medicamentos en las farmacias ha provocado las denuncias de algunos pacientes que han pasado grandes angustias para conseguir unas medicinas vitales.

Es el caso de María Ramírez y Rosario Martínez. Ambas han tenido que recorrer multitud de boticas para conseguir los inmunosupresores que necesitan para mantener los riñones que les trasplantaron hace unos años. “Me hace sentir indigna, culpable de estar enferma”, relató Martínez a EL PAÍS cuando publicó el caso, en enero. Los problemas se han sucedido en distintas semanas y meses, hasta el punto de que algunos pacientes se han visto obligados a recurrir a sus médicos cuando la situación era ya desesperada.

El problema de suministro se ha visto agravado por la crisis económica y los impagos de la Generalitat a las farmacias, que han provocado que muchas no guarden en stock medicamentos que antes almacenaban en abundancia. Esto ha hecho que el circuito de distribución sufra problemas, también en el caso de los tratamientos oncológicos

Las asociaciones de pacientes se quejaron al consejero de Salud catalán, Boi Ruiz, en una reunión mantenida hace unas semanas. El Departamento de Salud ha tratado los casos de forma individualizada, enviando a los pacientes al hospital a recoger los fármacos e indicando a otros a qué farmacia debían ir para obtenerlos. Además, ha indicado a las asociaciones que deben llamar a un teléfono del Departamento de Salud y esperar instrucciones.

1 de agosto de 2011

Detenido un falso dentista que durante años causó lesiones a sus pacientes




Según ha informado hoy la policía, el detenido, que no tenía ningún tipo de titulación oficial, se valía de títulos falsificados y usurpaba los números de colegiado de otros odontólogos para regentar en Tarragona el 'Centro Médico Dental Leonal', que ya ha sido clausurado por la Generalitat.

La policía recibió en junio una denuncia contra este falso dentista y comprobó que ejercía desde hacía años en la clínica dental, situada en el Paseo Lluis Companys, pese a no tener ninguna habilitación oficial para la práctica de la odontología ni cualquier otro tipo de rama sanitaria.

Según la policía, durante estos años, el detenido incurrió en innumerables casos de mala praxis, lo que provocó que muchos pacientes sufrieran lesiones irreversibles.

Además, algunos de sus pacientes han denunciado que el falso dentista les alargaba deliberadamente los tratamientos, guiado únicamente por su ánimo de lucro.

El detenido, un ciudadano hispano-chileno, está acusado de los delitos de falsedad documental, usurpación del estado civil, intrusismo profesional, estafa, lesiones, contra la salud pública e insolvencia punible.

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