14 de junio de 2014

Tres detenidos y una imputada por fraudes en el catastro tinerfeño

La Guardia Civil ha detenido a tres personas, e imputado a una cuarta, por delitos de prevaricación, falsedad documental, cohecho y tráfico de influencias cometidos desde el Catastro de Santa Cruz de Tenerife, en el marco de la "operación Perceval".

Los arrestados son un funcionario de la Gerencia Territorial del Catastro de Santa Cruz de Tenerife, un antiguo trabajador de una notaría, y un gestor. La persona imputada es funcionaria de la citada administración. Estas personas están acusadas de delitos de prevaricación, falsedad documental, cohecho y tráfico de influencias.

Las detenciones comenzaron el pasado martes, cuando a primera hora de la mañana agentes de paisano de la Guardia Civil, que viajaron desde Madrid, se personaron en el Catastro tinerfeño con órdenes de registro y procedieron a la detención del funcionario de esta administración. Además, a la persona imputada le pidieron que abandonara su puesto de trabajo y permaneciera localizada. Los agentes permanecieron durante todo el día en las citadas oficinas.

La investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 1 de San Cristóbal de La Laguna, se venía desarrollando desde hace varios meses.

Según explica la Guardia Civil, al parecer, los funcionarios de la Gerencia Territorial del Catastro de Santa Cruz de Tenerife, en acuerdo con el que fuera trabajador de la notaría, procedían a la emisión de resoluciones y certificaciones catastrales irregulares favoreciendo los intereses de terceras personas.
Estos beneficiarios de las actividades ilícitas pagaban altas cantidades de dinero para alterar la titularidad de parcelas, tanto de personas vivas como recién fallecidas; modificar superficies y trazado de las mismas, en muchos casos para obtener más terreno; inscribirlas irregularmente en el Registro de la Propiedad, reducir impuestos de bienes inmuebles a pagar, e, incluso, realizar trámites administrativos que tardan entre seis meses y un año en un solo día, entre otras acciones ilícitas.

Durante la investigación, se pudo determinar cómo algunas personas, burlando los canales reglamentarios, conseguían certificaciones catastrales sobre determinadas parcelas. Estos, contaban con la ayuda de los ahora detenidos, que incumpliendo las normas esenciales del procedimiento propio para este tipo de tramitaciones, falseaban las bases de datos del Catastro y emitían las certificaciones con una nueva realidad catastral, explica la Benemérita en un comunicado de prensa.

De forma posterior, dichas certificaciones eran incorporadas a protocolos notariales, siendo utilizados, entre otras cosas, para aportarlos al correspondiente Registro de la Propiedad y así inscribir las parcelas de manera ilícita.
En cuanto al tipo de parcelas, fuentes de la Guardia Civil señalaron que la mayor parte eran fincas rurales.
Durante la operación los agentes realizaron cuatro entradas y registros en domicilios de los detenidos y en dependencias de la Gerencia Territorial del Catastro de Santa Cruz de Tenerife.

La investigación, que está bajo secreto de sumario, continúa abierta, ya que no se descartan nuevas imputaciones tanto a implicados como a beneficiarios de estas actividades ilícitas.

La operación está siendo llevada a cabo por el Grupo de Delitos Contra la Administración de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil y por la Unidad de Policía Judicial del mismo Cuerpo de Santa Cruz de Tenerife, todo ello en estrecha colaboración con la Dirección General del Catastro del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas.

13 de junio de 2014

Primer golpe policial contra una web de apuestas deportivas por estafa

La primera operación policial contra una casa online de apuestas deportivas en España se ha saldado con las detenciones de un hombre y tres de sus hijos en Burgos y Benidorm. Los agentes de la Unidad de Investigación Tecnológica (UIT) les acusan de haber estafado a más de 400 personas casi medio millón de euros. La web 21kbet.com cesó su actividad de forma inesperada y sin previo aviso a los usuarios registrados, apropiándose los arrestados supuestamente del dinero que los jugadores tenían depositado en la plataforma.



La investigación arrancó tras recibirse en enero de 2013 una denuncia interpuesta por la Asociación de Víctimas del Fraude del Juego Online, con sede en Pozuelo de Alarcón, en representación de 21 usuarios de España, Portugal y Estados Unidos. Esta web, a través de la que se podían hacer apuestas de partidos de fútbol, baloncesto, balonmano y otros deportes, funcionó desde junio de 2011 al mismo mes de 2012. En ese tiempo, más de 4.000 usuarios de todo el mundo hicieron uso de este portal de apuestas,que tuvo transacciones por importe de 7,5 millones de euros.

La web cerró posiblemente porque entró en la plena ilegalidad cuando el Gobierno dictó el real decreto 1611/2011 que regulaba el juego online y que obligaba a las empresas que se dedicaran a esta actividad a hacer desde un dominio en España, no en el extranjero.

Los detenidos operaron en este año mediante una empresa ficticia que inscribieron en Burgos con documentación falsa. Paralelamente, los cuatro contrataron supuestamente servicios con  intermediarios financieros internacionales y con entidades bancarias españolas.

La policía tropezó con una primera dificultad en sus investigaciones: la web se había esfumado y no había rastro de ella en internet. A través de herramientas tecnológicas, los agentes lograron recuperar parte de esa web y así encontraron pistas que les condujeron hasta Suiza y Polonia, donde están ubicadas las empresas legales con las que la web tenía contratadas las plataformas de juego online y que daban soporte a esta casa de apuestas deportivas.

La empresa de Polonia facilitó a la policía la base de datos que contenía una relación de 4.112 clientes de la casa de juegos sospechosa. Así se descubrió que 240 usuarios habían sido estafados, al ponerles a cero el contador de su cuenta, y a otros 355 perjudicados a los que los estafadores no les permitían retirar el dinero que habían depositado a través de tarjetas Visa u otros medios de pago electrónico. En total, casi 500.000 euros volatilizados.

Correo enviado a un apostante que reclamó la devolución del dinero.

La compañía web realizaba una estrategia comercial agresiva y "muy atractiva" para captar jugadores, ya que ofrecían "bonos de bienvenida" de hasta 1.000 euros de saldo. "La práctica comercial y las denuncias de varios usuarios pusieron de manifiesto que, en muchos casos, estas promociones eran solo un señuelo que el jugador nunca llegaría a retirar", ha declarado el inspector jefe Roberto Fernández Alonso, responsable de la sección operativa de redes de la UIT.

Los delincuentes eran igualmente agresivos con los clientes que, al advertir la estafa, les reclamaban el dinero. Se comunicaban a través del correo oficina-robos@kbet.com. A uno de los perjudicados le escribieron: "Nosotros no te robamos el dinero. Te lo cojemos prestado hasta que nos de la puta gana".
Los detenidos son Ventura P. L., de 68 años, y sus hijos Enrique P. A., Jorge P.A. y Óscar P. A. El padre y uno de sus hijos tenían antecedentes policiales por estafas. La policía no ha encontrado dinero en su poder, por lo que no sabe el uso que han dado a sus ganancias. Todos están en libertad con cargos de estafa y falsedad en documento público, mientras el tribunal Supremo dirime qué juzgado se encarga de tramitar el sumario.

8 de junio de 2014

Lo que Google no ve

El informático Edward Snowden, la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense, los rebeldes sirios y un nutrido grupo de traficantes de droga comparten oficina. Está en las interioridades de Internet, en la denominada deep web (web profunda). Un submundo, pese a lo místico del nombre, formado por toda la información que los buscadores convencionales como Google o Yahoo no pueden rastrear.

En muchos casos se trata simplemente de páginas con contenidos no indexados: intranets, bases de datos como la de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos o webs en proceso de desguace. La gran mayoría de contenidos de Internet —entre el 80% y el 95% según la mayoría de las estimaciones, aunque sea muy difícil dar un porcentaje real—, no son accesibles a través de buscadores. Pero la deep web incluye también un creciente volumen de contenidos cifrados por motivos políticos, militares, de activismo de la privacidad o puramente delictivos. La revolución de Egipto, Wikileaks o el cibercrimen más sofisticado se han movido en los últimos tiempos en un entorno forjado en este reino de lo anónimo.

Para navegar por las profundidades de la Red, si un usuario conoce la dirección exacta de la página que está buscando, podría acceder a ella escribiendo en el ordenador la URL. Pero su navegación no sería segura. Cada búsqueda puede ser fácilmente monitorizada o utilizada para comerciar con los datos de los usuarios.
La privacidad es una de las claves de la revolución de los 'hacktivistas'
La respuesta ha sido crear redes encriptadas que garantizan una navegación anónima, como la famosa Tor, utilizada hoy por alrededor de 2,5 millones de personas en todo el mundo. Pero el sistema se ha convertido también en un innegable paraíso para el comercio de productos ilegales y el cibercrimen. Cualquiera puede actuar, o delinquir, sin dejar rastro.

Captura de páginas donde venden droga

El propio nombre de la red Tor (The Onion Router) alude a su funcionamiento: un sistema de capas (como una cebolla, onion en inglés) que elimina el rastro de la búsqueda. El ordenador se conecta al azar a direcciones IP de usuarios que se han unido a Tor en todo el mundo (cada uno puede elegir formar o no parte de esa red en la que los usuarios se ocultan unos a otros) y va cambiando de forma aleatoria, haciendo prácticamente imposible dar con el origen de esas búsquedas.

El sistema es sencillo. Solo hacen falta un ordenador y un software libre, que puede descargarse desde cualquier buscador. Durante un par de horas, en una casa del Raval barcelonés, un informático experto en redes muestra a EL PAÍS varias tiendas donde uno puede conseguir cualquier producto ilegal imaginable. En el portal de la deep web Agora se vende un gramo de cocaína pura por 70 euros, 10 gramos de speed por 47 euros… En Pandora, otro de los mercados de este mundo subterráneo, un subfusil de asalto M4 vale 4.700 euros; DNI españoles y pasaportes de todas las nacionalidades se pueden obtener por poco más de 40 euros. Buceando un poco más, incluso hay quien se ofrece para asesinar a un tercero y, según fuentes de los Mossos d'Esquadra, es fácil comprar imágenes de torturas, violaciones y asesinatos.
En octubre de 2013, el FBI cerró Silk Road, hasta entonces el mayor cibermercado negro que existía en la deep web. Su propietario, un chaval de 29 años apodado Dread Pirate Roberts, a quien le encontraron casi tres millones de euros en bitcoins, fue acusado de tráfico de narcóticos, lavado de dinero, conspiración y piratería. Se hicieron cientos de miles de transacciones (se estima que por un valor de 20 millones de dólares, unos 15 millones de euros) y, según se anunció, se vendieron cientos de kilos de droga. “Silk Road se ha convertido en el mercado criminal más sofisticado y extenso en Internet hoy en día”, se anunció. Duró unas horas. Al día siguiente de la intervención, ya ocupaban ese trono nuevos mercados como Pandora o Agora.
La red Tor es utilizada por más de dos millones y medio de personas
Todas las compras se pagan en bitcoins —una volátil criptodivisa creada en 2009 por el misterioso seudónimo Satoshi Nakamoto que hoy cotiza a unos 480 euros— y las transacciones suelen realizarse mediante intermediarios (los llamados escrow o fidecomisos): servicios que retienen el pago hasta que no se recibe la mercancía en el domicilio a través del correo. El grado de fiabilidad de ambas partes se puntúa después de cada transacción, imitando a plataformas legales como eBay. “Buenísima calidad, como siempre. Muy recomendado”, reza uno de los comentarios de los clientes de un vendedor de cocaína. Pese a ello, gran parte de las ofertas son una estafa, asegura el jefe de delitos informáticos de los Mossos d'Esquadra mientras un miembro de la unidad muestra a EL PAÍS, en las dependencias del cuerpo en Sabadell, algunas páginas de pederastia.

Tor fue creada en 2003 como una evolución del proyecto The Onion Routing, que realizaba el Laboratorio de Investigación Naval de los EE UU. Como Internet, su origen fue militar, pero hoy es se encarga de su gestión y mantenimiento Tor Project, una organización sin ánimo de lucro radicada en Massachusetts y compuesta en su mayoría por voluntarios. Su director es el informático Roger Lingledine, uno de los creadores originales y gurú de este movimiento. El nivel de privacidad alcanzado por la red es casi perfecto. Javier Barrios, del departamento de cibercrimen de la empresa de seguridad informática s21SEC lo corrobora. “Tor es actualmente un sistema de privacidad muy fuerte, resulta extremadamente complejo dar con la IP del usuario final. Si bien es cierto que organismos como la NSA, [la Agencia de Seguridad Nacional estadounidense] han tenido algunos ataques exitosos contra la red, sigue siendo un sistema muy fuerte”.
Captura de un página web de venta de armas

Precisamente, Edward Snowden, el informático que destapó el caso de espionaje masivo de la NSA, aseguró hace unas semanas en una videoconferencia que Tor es su red preferida para garantizar el anonimato, y la propia agencia para la que trabajaba (que ha intentado atacar esta red varias veces, según el propio Snowden) considera a Tor “el rey” en cuestiones de seguridad.

Para la policía es muy complicado rastrear las transacciones que se realizan en la deep web y, en la mayoría de los casos, al tratarse de menudeo de droga, ni siquiera merece la pena una intervención complicadísima judicial y tecnológicamente. “El delincuente busca que no le puedas vincular con una comunicación o una gestión; un anonimato casi absoluto. Y las redes Tor dificultan la trazabilidad de alguien”, explica el jefe de Seguridad Lógica del Cuerpo Nacional de Policía en las dependencias centrales de Madrid.

La dificultad es compartida con el resto de fuerzas de seguridad, que a la falta de herramientas añaden los problemas generados por la distinta legislación internacional. “No podemos trazar de manera lógica en un procedimiento judicial lo que sería la conexión entre un autor y un contenido”, señala el jefe de delitos informáticos de los Mossos d'Esquadra, policía mucho más centrada en los delitos de pornografía infantil que también se cometen usando el submundo de la deep web. “Genera dificultades. Es un espacio donde hay que trabajar, pero que no permite a nivel procesal aplicar autorías de hechos”. En 2010, la policía autonómica catalana desmanteló una red de pederastas que operaba en la profundidad llamada —irónicamente— Protégenos.

Más allá del mundo delincuencial que esconde, la deep web y redes como Tor son el triunfo del llamado movimiento hacktivista, que lleva años luchando por la privacidad en la Red. Ha sido una herramienta indispensable en la lucha de la población de países en conflicto como Siria o lugares con censura y espionaje en Internet como China, Irán o incluso Turquía. También de nuevas iniciativas en España para obtener información sobre corrupción. Defienden que en un mundo donde los datos ya son el nuevo petróleo, si no dejamos rastro no somos rentables ni manipulables. Esa es parte de la revolución que recorre Internet y que encuentra algunas variables en casos como el del espionaje masivo de la NSA. El periodista del diario británico The Guardian que llevó el caso, Glenn Greenwald, recomendaba en este periódico la semana pasada empezar a usar correos cifrados a los profesionales que trabajan con secretos y que deben proteger a las fuentes. Mercè Molist, periodista española experta en seguridad informática, lo corrobora, y opina que si estas redes se simplifican y mejoran su velocidad, podrían empezar a usarse de forma más generalizada.
Están en ello. Tor lanzó su propio sistema de correo electrónico y, hasta que el FBI lo cerró hace un año en el marco de una operación contra la pederastia, fue bastante popular. Lo mismo le sucedió a Lavabit (el que usaba Edward Snowden) tras el escándalo de espionaje. Hoy, Protonmail, con un servidor alojado en Suiza, es la nueva alternativa de correo cifrado. Pese a todo, no existe una red segura al 100%, como matiza Javier Barrios: “Todo esto hace más difícil que te encuentren, pero la NSA tiene en marcha varios sistemas para espiar Tor. No pueden romper la red, pero tienen trucos para cazar a los más descuidados. Es el juego del gato y el ratón. Pero hoy la navegación anónima es imprescindible en países donde está prohibida la navegación libre. El control de la sociedad de los gobiernos ya no es una historia conspiratoria o paranoica”.

El lado oscuro de la 'deep web'

A través de redes de comunicación como Tor se puede acceder a contenidos sin que pueda localizarse a su autor. Algunos navegadores diseñados para este entorno, como Torch o Grams, permiten visitar cibermercados que ofrecen servicios y productos ilegales. La policía alerta de que la mayoría de anuncios son una estafa.

Armas. Al entrar en mercados como Agora o Pandora, los productos están clasificados por pestañas. Seleccionamos la de “armas” y aparecen anuncios como el de un rifle AK-47 por 3,97671237 bitcoins (unos 1.920 euros). Su vendedor, radicado en Canadá, explica las bondades del artefacto y promete devolver el dinero si el cliente no queda satisfecho. También se venden pistolas desmontadas, como una Glock 26 o un fusil de asalto M4.

Drogas. Es el producto estrella de estos supermercados. Cocaína de alta pureza, MDMA, DMT, speed, marihuana, ketamina… Los envíos también se realizan por correo.

Tarjetas de crédito y documentación. Pueden conseguirse número de tarjetas de crédito para realizar compras online y toda suerte de pasaportes y carnés de identidad.

Pedofilia. La deep web esconde infinidad de páginas de pederastia, imágenes de torturas y asesinatos. Los hacker legales y los Mossos d'Esquadra ponen especial énfasis en este apartado. El jefe de delitos informáticos muestra algunos ejemplos y relata el caso del vídeo que más le ha horrorizado en los últimos tiempos: abusos sexuales y el asesinato de una niña china de dos años.

5 de junio de 2014

Decenas de detenidos en un gran golpe contra el fraude en el gasóleo

La Guardia Civil y Servicio Vigilancia Aduanera tienen en marcha una gran operación en toda España contra nueve grupos criminales dedicados a adulterar el gasóleo con la connivencia, en muchos casos, de gasolineras, en la que se esperan más de un centenar de detenidos, muchos de ellos empresarios relacionados con los hidrocarburos, y muchos pertenecientes a grupos delictivos vinculados a otras modalidades de delincuencia organizada o el tráfico de drogas. Fuentes de la investigación sitúan el monto del fraude entre cinco y 12 millones de euros mensuales, aunque la agencia Europa Press eleva la cantidad a 2.000 millones. Hasta las doce de la mañana de este jueves, al menos 50 personas habían sido arrestadas en el marco de la operación Nehar.

Gasolineras de distintas empresas —la Guardia Civil no ha facilitado información de marcas— están supuestamente implicadas en este fraude, que conlleva un supuesto riesgo para la mecánica de los automóviles. El fraude consiste en la transformación de gasóleos B (a 0,9 euros el litro de media en Madrid) y C (un euro el litro) —usados en maquinaria agrícola y calefacción, así como en embarcaciones pesqueras—, en gasóleo tipo A (1,29 euros el litro), empleado como combustible para coches y camiones. Los gasóleos B y C, además, están bonificados fiscalmente, es decir, que se paga por ellos una menor cantidad de impuestos especiales (0,078 euros por litro) que por el A (0,307 euros por litro).

Los gasóleos más baratos —tintados de rojo para distinguirlos de los caros— eran lavados con sustancias químicas para poder venderlos como la modalidad más cara, lo que supone la adicción de sustancias químicas de difícil eliminación en la combustión. El defraudador se embolsa la diferencia: en un repostaje medio de gasóleo (50 litros) el beneficio roza los 13 euros.

Miles de automovilistas han quemado este combustible en sus vehículos

Además, los defraudadores engordaban el gasóleo, para conseguir más cantidad, añadiéndole grasas, hidrocarburos más bastos o de peor calidad, según fuentes de Vigilancia Aduanera. "Desde luego la calidad no era la óptima", aseguran estas fuentes. El instituto armado está convencido de que miles de automovilistas han quemado este combustible en sus vehículos y de que esto ha supuesto perjuicios para los motores de los automóviles, especialmente para los sistemas de inyección.

Según expertos en automoción, el empleo de gasóleo agrícola o de calefacción en automóviles no entraña demasiados perjuicios para coches antiguos. Sin embargo, el empleo de este tipo de combustible en los coches modernos acaba causando daños en el sistema de inyección y en los mecanismos electrónicos con que estos van equipados.

La investigación ha dejado al descubierto la existencia de nueve tramas empresariales, perfectamente estructuradas, que se repartieron durante años este negocio fraudulento fundamentalmente en Cataluña, Andalucía, Madrid y Murcia, según fuentes próximas al caso.

La operación, en la que tiene un papel destacado el Grupo de Delitos Económicos de la Unidad Central Operativa (UCO), se está desarrollando de manera coordinada en una treintena de provincias (afecta a once comunidades autónomas), en las que se están practicando decenas de registros en domicilios, gasolineras, depósitos, empresas de transporte de combustible y en polígonos industriales donde se alteraba el combustible.

La investigación fue iniciada hace unos dos años por Vigilancia Aduanera, que se sorprendió por "la gran magnitud" del fraude, y no tanto por la metodología, habitual en este tipo de delitos. Además del fraude, los autores presuntamente han cometido numerosos delitos de falsedad documental para justificar y ocultar la compra del gasóleo bonificado que posteriormente, ya transformado y engordado, lo vendían como A. Para ello, Hacienda ha llevado a los registros a expertos en auditoría informática.


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