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17 de agosto de 2015

Un granjero chino abre una falsa sucursal de banco

Un campesino chino ha sido detenido después de abrir el pasado mes de julio una falsa sucursal del Banco de Construcción de China, uno de los más grandes del mundo, y conseguir que un confiado cliente depositara en él 40.000 yuanes (unos 6.200 dólares/5.590 euros), informó el portal de noticias Sina.com.



La pequeña sucursal, según las imágenes mostradas por esa web, era muy similar a una auténtica, con mamparas de cristal, tres jóvenes empleadas así como un gran letrero con el nombre y el logotipo de la entidad, aunque la tipografía era ligeramente distinta a la de verdad.

Zhang incluso había conseguido a tres jóvenes empleadas para atender tras las mamparas, aunque una de ellas era su hija, de apenas 15 años, y las otras dos eran compañeras de ella en el instituto.

Abierto desde el 13 de julio, el falso banco logró que un primer cliente, de nombre Liu y al parecer conocido por Zhang, ingresara en él, los citados 40.000 yuanes, con la promesa de que tendría un 0,185 de interés mensual.

Sin embargo, Liu empezó a sospechar cuando, un mes después, intentó sacar ese dinero de su cuenta y Zhang, con diversas excusas, rechazó esa petición, por lo que el cliente lo denunció a la policía.
Agentes locales visitaron la sucursal el miércoles de la pasada semana, descubrieron el engaño y la oficina fue cerrada inmediatamente.

En una entrevista para la televisión, Zhang contó que había intentado entrar a trabajar para el Banco de Construcción de China, sexta mayor entidad del mundo por volumen de capitales, pero que había sido rechazado.

“Sólo quería abrir un banco, no pensé mucho en ello”, confesó tras las rejas el campesino, que al parecer no es el primero que intenta en el país este tipo de estafa.



A principios de este año, por ejemplo, se descubrió que una cooperativa rural había creado un falso banco con el que había conseguido acumular unos 31 millones de dólares / 28 millones de euros procedentes de más de 200 clientes, en unas oficinas también decoradas de la misma forma que una entidad de ahorro.



23 de febrero de 2013

Trece afectados por la estafa que salpica a Bankinter en Cangas denuncian al banco

Dos turismos de cinco y ocho años de antigüedad, un local hipotecado en Llanes y varias cuentas corrientes con hasta 100.000 euros en números rojos. Éstas son las únicas propiedades que constan a nombre de Jesús L.G., ex agente de Bankinter de Cangas de Onís que, en la noche del jueves, ingresaba en el centro penitenciario de Villabona acusado de un delito continuado de apropiación indebida, estafa, falsedad documental y usurpación de la identidad
 
En su declaración reconoce haber jugado con el dinero de hasta 52 clientes de la entidad y calcula que ha podido defraudar 1,4 millones de euros, cifra que se aproxima a la que se baraja desde la investigación paralela que está llevando a cabo la propia entidad bancaria. Sin embargo, J. L.G. asegura que no tuvo beneficio económico alguno y que se encuentra en la actualidad «totalmente arruinado». Fuentes cercanas a la investigación creen que sus palabras se corresponden a la verdad y dudan de que pueda tener dinero escondido ya que, aunque en un momento pudo haberse lucrado de aquellas operaciones fraudulentas, es probable que las inversiones en Bolsa le hubieran ocasionado importantes pérdidas que derivaron a su situación actual. 
 
No consta por el momento que tenga importantes propiedades sino todo lo contrario. De hecho, J.L.G., de 52 años, habría vendido algunos de los inmuebles que tuvo en su momento en propiedad, actualmente vive en un piso alquilado en Cangas de Onís y pesan sobre él importantes deudas. Sin ir más lejos, su cuenta personal de Bankinter tiene unos 100.000 euros en negativo.


Trece afectados por la presunta estafa que salpicó a Bankinter en Cangas de Onís han denunciado a la entidad bancaria, al considerar que el agente financiero detenido, Jesús Lobato, «movió» millones de euros ajenos con el «beneplácito del banco» y sin que este realizara «controles operativos». El abogado de la mayoría de los cuarenta perjudicados, Marcelino Tamargo, cuestionó la actuación de Bankinter y el nulo control que realizó sobre un agente financiero que ni siquiera formaba parte de su plantilla: «es inconcebible que un banco preste 500.000 euros y no pregunte a quién», resaltó Tamargo. En la mañana de ayer, dos afectados presentaban sendas denuncias en el Juzgado de Cangas de Onís, contra el agente financiero y contra Bankinter. De esta forma son ya siete las denuncias presentadas esta semana, a las que hay que sumar las seis de la semana anterior. Y a partir del lunes se interpondrán otras seis más.

Bankinter, mientras tanto, ha regularizado ya la situación de una decenas de afectados, a los que ha exigido la firma de un documento por el que se comprometen a no iniciar acciones legales en el futuro ni contra el banco, ni contra ninguno de sus empleados. Tamargo cree que a la entidad «se le fue la mano» al presentar ese documento a sus clientes. El letrado se opuso rotundamente a que los afectados lo firmaran, pese a lo cual una decena de ellos sí lo hicieron y recibieron el dinero reclamado, algunos, incluso, con los intereses correspondientes.

Pero Tamargo defiende, por un lado, que el contrato es nulo de pleno derecho y puede ser impugnado, y por otro, que los problemas de los afectados pueden ir mucho más allá del dinero que han echado en falta en sus cuentas. El abogado puso el ejemplo concreto de uno de sus clientes, que ha descubierto que tuvo en algún momento en su cuenta 500.000 euros de saldo que no eran suyos y que procedían de los movimientos que realizaba Jesús Lobato, presuntamente, para invertir en bolsa con dinero ajeno. Al margen de lo que le desapareció posteriormente, Tamargo cree, por ejemplo, que el Ministerio de Hacienda podría reclamar dinero a su cliente en el futuro por los rendimientos del capital mobiliario. También podría darse el caso de que Hacienda reclamara pagos por ganancias bursátiles de las que los clientes no tenían conocimiento, destacó.

«Hemos observado préstamos, sin permiso del cliente, de hasta 500.000 para invertir en bolsa. Sólo dos de mis representados han constatado movimientos irregulares que suman 1,1 millones», indicó Tamargo, quien cuestiona que el montante global del monumental escándalo financiero sea de «sólo» 1,5 millones, como han apuntado fuentes cercanas a las investigaciones policial y bancaria. «Ese millón y medio podría ser el dinero que falta, pero es que se han movido, al menos 6 millones de euros, y eso puede tener consecuencias negativas, en el futuro, para los afectados», añadió el abogado gijonés, del despacho Espacio Legal.

El letrado, además, quiso diferenciar el dinero presuntamente estafado, «que sí podrían ser esos 1,5 millones», de los otros dos delitos que se le imputan a Jesús Lobato: falsedad en documento mercantil y apropiación indebida. Y es que el detenido, según Tamargo, «dispuso a su obra y arbitrio de dinero de tarjetas y de créditos. También conocía las coordenadas de las tarjetas de sus clientes, por lo que hacía y deshacía a su gusto con el dinero ajeno», añadió.

Tamargo expresó su convencimiento de que Bankinter debería tener «una posición más colaborativa» para resolver el conflicto de la manera más beneficiosa para los perjudicados, algunos de los cuales han visto desaparecer decenas de miles de euros en acciones, han visto aparecer a su nombre préstamos y créditos que jamás habían solicitado y se han encontrado con tarjetas de crédito sin saldo que nunca habían utilizado.

18 de febrero de 2013

El hombre que se cargó el banco de la reina

Nick Leeson entró a formar parte de la leyenda negra del mundo de las finanzas el jueves 23 de febrero de 1995 a las cinco de la tarde. En aquel preciso instante, a dos días de cumplir los 28 años, Leeson, un joven operador de bolsa británico, de origen humilde, encumbrado por sus superiores a la categoría de dios de las finanzas de la noche a la mañana, provocó la sonada quiebra de una de las más venerables instituciones financieras de Reino Unido, la banca Barings, con 223 años de historia a sus espaldas.

La historia de Leeson es el relato de la ambición desmesurada del hijo de un yesero del norte de Londres que pasa a saborear las mieles del éxito en Singapur y de las ansias de beneficios inmediatos de los responsables de un banco que desconoce el mundo en el que se juega el dinero de sus clientes: ayuntamientos, fondos de pensiones y organizaciones de caridad, entre otros muchos. Desgraciadamente, la historia del original rogue trader, como se ha observado en el futuro, son prueba fehaciente de la extrema cortedad de la memoria histórica de los mercados financieros. Han pasado 18 años desde entonces y los errores se han repetido periódicamente.

La banca Barings, la misma que financió la compra de Luisiana por Estados Unidos, la que puso el dinero para la construcción del ferrocarril en la ruta de la seda, la que fue descrita por el cardenal Richelieu como la sexta potencia del mundo y que ayudó en la reparación de Francia tras Waterloo, terminó finalmente vendida por una libra al grupo holandés de servicios financieros Internationale Nederlanden Groep (ING), que prometió hacerse cargo de todas las deudas, devolver los depósitos y encargarse de los acreedores.
Barings, todo un emblema del establishment británico, con clientes como Napoleón III o la mismísima reina de Inglaterra -quien al parecer perdió más de un millón de dólares tras la bancarrota-, estaba, para sorpresa de muchos, en las manos de un especulador de 28 años, que suspendió su examen de matemáticas para ingresar en la Universidad, y que dejó un agujero irreparable de 827 millones de libras (1.400 millones de dólares). 
Leeson en una imagen de su época en Singapur.

Leeson pasó de un piso de protección oficial en Londres a un apartamento de lujo de 4.000 dólares de alquiler mensual; del metro de la capital británica a un Porsche y una cuenta de gastos a todo trapo. Todo en tan sólo cuatro años. Saul Bellow, premio Nobel de Literatura y Premio Pullitzer en 1976, relacionó en su obra el mito latino del carpe diem, aprovecha el día, con la ansiedad moderna del éxito rápido, cuya máxima expresión sería el mercado de futuros. Y ese, sin saberlo aún, era Leeson, a eso se dedicaba, a los derivados financieros, rama futuros.

Antes del desastre, Leeson había ganado muchos millones para la banca Barings. Contaba con la aprobación de la cúpula del banco, a la que los ojos le hacían chiribitas al ver los pingües beneficios que presentaba aquel joven en el Lejano Oriente ante un IBM con un módem y un teléfono para una entidad que arrastraba una racha de escasos beneficios.

Pero a Leeson los negocios le salieron mal. Entonces empezaron los engaños y el final de su carrera. Abrió una cuenta secreta, la famosa 88888, en la que escondió todos sus pufos. Pretendía ir recuperando lo perdido con nuevas operaciones que le dieran beneficios, de modo que en Londres nadie se preocupara y no vieran que sus negocios eran demasiado arriesgados e ilegales.

Su plan no salió bien. La pelota fue haciéndose más y más grande. Tanto que, como quien lo apuesta todo a un único número en la ruleta del casino, Leeson lo apostó todo en el mercado de futuros de Tokyo y perdió. El terremoto de Kobe en 1995 hizo que Japón repatriara su capital en el exterior y dio al traste con la huída hacia adelante del joven trader.

Leeson engañaba al banco diciendo que invertía por otros cuando se trataba del dinero de la entidad, que tuvo sospechas de que algo no andaba bien tras repetidas inyecciones de dinero reclamadas por el trader desde Singapur. Sin embargo, los controles internos de la Casa de Barings no alcanzaron a ver la magnitud de la tragedia que finalmente se materializó.

Al comprobar que todo estaba perdido, Leeson y su mujer huyeron a Kuala Lumpur, donde el trader se enteró por los periódicos del desastre al ver el nombre del banco por el que trabajaba en la primera página del The Wall Street Journal y pidió disculpas a la entidad a través de un fax. Finalmente fue detenido en Frankfurt y, muy a su pesar, trasladado a Singapur, donde pasó cuatro años y medio de una condena de seis y medio en una prisión de máxima seguridad, de la que salió al ser diagnosticado de un cáncer de colon, que superó.

Nick Leeson es casi una figura de culto en determinados círculos financieros. Tanto es así que una de las llamativas chaquetas del equipo con las que operaba en el parquet de Singapur fue adquirida por un inversor por 25.000 euros. El actor Ewan McGregor protagonizó su historia en un film de dudosa calidad titulado Rogue Trader y sus memorias fueron adquiridas por una editorial por una cuantiosa cifra.

Ahora vive con su segunda esposa en Irlanda, donde ha sido directivo del club de fútbol del Galway United y actualmente se dedica a dar charlas en diferentes foros acerca de su experiencia. Estos son sus datos de contacto: NMP Live www.nmplive.co.uk Email: management@nmp.co.uk Tel: +44 (0)1372 361 004 www.nickleeson.com  @TheNickLeeson.  

Desde su casa, en conversación telefónica, responde a las preguntas de LaVanguardia.com.

¿Cómo definiría su historia?

Es una historia de incompetencia y negligencia a gran escala. Si el banco, los supervisores y yo mismo hubiéramos hecho mejor nuestro trabajo nada de esto hubiera sucedido. Obviamente yo fui el culpable de todo, pero sin la contribución de estos otros factores nada de aquello hubiera sucedido.

¿Le molesta ser recordado como la persona que acabó con la banca Barings?

Tengo que ser responsable de mis propias acciones y de sus consecuencias. Estuve en prisión, me divorcié, tuve cáncer de colon... Todo lo que me sucedió desde entonces es una consecuencia de todas aquellas acciones. Es algo de lo que soy plenamente consciente. No puedo culpar a nadie por lo que hice.

¿Cómo fue el periodo en el que estuvo en prisión?

Extremadamente duro. Estuve en una cárcel de máxima seguridad de Singapur, repleta de miembros de bandas, que tenía soldados patrullando los muros, armados hasta los dientes, vigilado las 24 horas del día. Las condiciones eran muy duras, sin cama, dormía en el suelo, sin una sábana para cubrirme, en una celda con un espacio mínimo... Muy duro.

Ya veo...

El tedio era extremo. Estuve encerrado 23 horas al día durante dos años. No veía demasiado la luz del día. Había mucha violencia. Si te atacan sólo tienes que defenderte al menos durante 15 segundos y después todo pasa porque llegan los guardias. Nunca estuve en ninguna situación en la que temiera por mi vida. Me adapté rápido y pude sobrevivir.

¿Cree que en la City o en Wall Street aprendieron de su experiencia?

Quizá durante un tiempo pero cuando las cosas vuelven a su cauce y todo el mundo regresa a hacer negocios como siempre y se olvida todo. Han existido episodios de operaciones fraudulentas desde entonces, en repetidas ocasiones. Recientemente, sin ir más lejos, está el escándalo de las tarifas del Libor. En la City, una vez pasa la tormenta, todo el mundo busca nuevas maneras de hacer dinero. La historia debe aprenderse para que no se repita, pero desafortunadamente se repite.

Entonces, ¿cree que lo volveremos a ver un futuro?

Desafortunadamente, sí. Máxime cuando el principal objetivo de los bancos continúa siendo ganar más dinero. Por esta razón no existe una presión especial para que se reproduzcan determinadas conductas. Me pasó a mí, ha pasado con el escándalo del Libor. Si está mal, está mal. Yo no fui la primera persona en poner una transacción en una cuenta como la 88888, era algo que había visto hacer en multitud de ocasiones. Por lo tanto, no fue nada nuevo para mí. Cuando se detecta este tipo de comportamiento es cuando debe ser castigado y es entonces cuando la gente empieza a aceptar ese mal comportamiento.

¿Cree que los banqueros imprudentes deben ir a la cárcel?

Si alguien hace cualquier cosa de modo ilegal en cualquier tipo de sector debe ir a la cárcel. El principal delito de la banca es su estupidez y desafortunadamente no hay ningún tipo de castigo para ello actualmente.

Y, claro, cuando esto pasa se socializan las pérdidas...

Creo que eso está mal pero no hay otra manera. En 2008, cuando la actual crisis empezó, nadie sabía cuál era la solución. Así que vivimos diferentes reacciones ante el problema. En Irlanda fue una garantía bancaria, que estuvo mal ideada al principio, pero que era lo único que se pudo pensar. Y poco a poco se han ido tomando diferentes caminos y todo lo que se ha conseguido es comprar tiempo. No hay una solución todavía a ese problema. En mi opinión la única solución es que se condonen esas deudas contraídas con la UE, el FMI y el BCE.

En ocasiones los mercados financieros son percibidos como un gran casino...

En los mercados financieros, lo de hablar de ‘casino’ es algo que se odia. Los casinos son pura suerte y en los mercados financieros hay ligeramente más información.

¿Cómo se percibe la guerra entre Frankfurt y la City desde Londres?

Es algo que siempre ha existido. Con centros financieros cercanos siempre hay guerra. En Asia, era Hong Kong contra Singapur. Entre Londres y Frankfurt, gana Londres. Siempre ha sido el lugar más destacado.

¿Le reconocen por la calle?

Depende del lugar y de la edad. Me reconocen en determinados lugares.

¿Ha vuelto a Singapur?

No puedo, lo tengo prohibido.

Tengo entendido que una de las chaquetas de su equipo de traders en Singapur fue subastada por mucho dinero en internet

Sí, es cierto. No era la mía. Cuando me fui del parquet en la bolsa de Singapur el 23 de febrero de 1995 lo último que tenía en la cabeza era qué hacer con mi chaqueta. Lo único que pensaba era en huir lo más lejos posible y lo más rápido que pudiera. Sé que hubo traders que con el paso de los días, y sabiendo lo que pasó, empezaron a buscar souvenirs que tuvieran que ver con aquel episodio. Creo que la chaqueta en cuestión era de una de las chicas que trabajaba para mí. Alguien pagó 25.000 euros por ella. ¡Ojalá hubiera tenido ahora esa chaqueta para venderla!

Uno de los detalles que se comentan de su historia es que dejó una nota cuando huyó en la que se leía: “Lo siento”. ¿Es cierto?

No, no dejé una nota diciendo “lo siento” cuando huí de Singapur. Cuando me fui volé a Kuala Lumpur y me quedé en un hotel y escribí una breve carta, que después envié por fax. Al final de la carta, eso sí, dije que lo sentía.

¿Vio la película que se hizo de usted, protagonizada por Ewan McGregor?

Sí, la he visto. Tengo sentimientos encontrados con ella. Digamos que hay muchas licencias poéticas para hacer que funcione la película.

Por último, ¿sigue invirtiendo?

Sí, pero con mi dinero.
 
 

19 de julio de 2012

El director de un banco estafa 80.000 euros a un cliente

La Policía Nacional ha detenido al director de una sucursal bancaria de Jaén por apropiarse de 80.000 euros de un cliente que había colocado 180.000 euros a plazo fijo.

El detenido es D.T.A., de 33 años, y está acusado de un delito de estafa tras descubrirse el hecho y de que los auditores de la entidad le pidieran explicaciones, ante lo cual, dijo que la víctima le había prestado el dinero para comprar una vivienda, según un comunicado de la Policía.

Los hechos comenzaron en noviembre del 2011 cuando la víctima contrató un depósito a plazo fijo por 180.000 euros en la entidad donde se encontraba como director, siendo atendido personalmente por él y afirmándole que el depósito "era totalmente seguro dado que el que avala este tipo de operaciones es el Estado".

Al mes siguiente el director llamó al cliente para proponerle un nuevo producto, durante la cita en la sucursal aunque fuera del horario de la oficina, le dijo que "se había tomado la libertad de realizar un pagaré aval bancario por un importe de 80.000 euros a un plazo de seis meses, por el que cobraría mensualmente más de 600 euros los días 1 de cada mes, convenciéndole de que era una operación única, asegurando los 180.000 euros".

Así, D.T.A. entregó al cliente la fotocopia compulsada de un pagaré debidamente firmado y sellado por un importe de 80.000 euros, proponiéndole que, por motivos de seguridad, el original se quedara "en depósito en la caja fuerte del banco".

Después de que la víctima detectara una serie de irregularidades, fue al banco para retirar el dinero con la fotocopia del pagaré, ante lo cual la cajera le dijo que el documento "no tenía ninguna validez" y que la cuenta que figuraba en el mismo se correspondía a la del antiguo director. Tras estos hechos comenzaron las investigaciones de los agentes de la UDEV de Jaén, que han descubierto una "compleja y estudiada trama" llevada a cabo por el detenido.

7 de junio de 2012

Tres años de cárcel por estafa para el exdirector de Bancorreos

La Audiencia Provincial de Cáceres ha condenado al exdirector de la Oficina Bancorreos de Madrigalejo (Cáceres) y agente de Deustche Bank a tres años de cárcel por un delito de estafa agravada con el atenuante de confesión tras la sustracción de 1,2 millones de euros a sus clientes por medio de fondos de pensiones falsos.

La sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Cáceres, a la que ha tenido acceso Efe, también le condena a una multa de nueve meses con una cuota diaria de diez euros.

Los tres años de prisión para A.F.V. corresponden a la petición que hizo el Ministerio Fiscal, ya que la defensa solicitó año y medio y los abogados de Bancorreos y Deustche Bank seis.

El exdirector de Bancorreos ya ha cumplido una pena de dos años de prisión preventiva.

El fallo, recogido por Efe, absuelve al acusado, conocido como "Abel el de Correos", de los delitos de malversación de caudales públicos y falsedad documental, de los que había sido acusado por la Abogacía del Estado.

El acusado deberá abonar además a las últimas siete víctimas de las estafa la cantidad de 72.300 euros, importe al que responderá como responsable civil directo, y como responsables civiles subsidiarios Bancorreos y Deutche Bank.
El fallo recoge como hechos probados que el imputado ofreció a sus clientes la posibilidad de suscribir fondos de pensión, con unos intereses de vencimiento público bimensual que serían ingresados en la cuenta corriente que tenían abierta en la entidad crediticia.

Cuando los clientes aceptaban la suscripción, el procesado les ponía a la firma el verdadero modelo oficial, estampando las respectivas firmas y el cuño auténtico y oficial de la entidad.

No obstante, cuando llegaba el momento de entregar el fondo de inversión suscrito, A.F.V., en vez de ingresarlo en la entidad financiera y en las cuentas de aquellos, lo incorporaba a su patrimonio.

En 2010 confesó los hechos, lo puso en conocimiento de la justicia y facilitó los nombres de los clientes afectados y las cantidades de dinero no ingresadas en aquellas cuentas que él había incorporado a sus bienes.
 

18 de mayo de 2012

Tocata y fuga

En A Estrada no se hablaba ayer de otra cosa. La rumorología que durante los últimos días circulaba por la villa terminaba encontrando confirmación y contraste al hacerse pública la noticia de que el estradense Santiago Pelayo Sanmartín Carbón, empleado de una sucursal de La Caixa en Vilagarcía, se fugó supuestamente a Sudamérica con una cantidad de dinero que, según las primeras estimaciones avanzadas por FARO, rondaría el millón de euros, una cifra presuntamente perteneciente a dos clientes de la referida oficina arousana. En la jornada de ayer trascendió que el bancario y empresario adquirió un coche de alta gama €un Lexus€ a nombre de la firma de la que era socio, Promotora Técnica Estradense S.L.
Según confirmaron fuentes consultadas por esta Redacción, la empresa se enteró de esta adquisición al recibir una multa de tráfico. Denunció ante la Guardia Civil €lo hizo el pasado 9 de mayo, supuestamente el día siguiente al de la desaparición de este vecino€ la falta del vehículo, preservando así la responsabilidad de la compañía ante cualquier suceso en el que se pudiese ver implicado un coche del que supuestamente, hasta la fecha de la multa, no tenía conocimiento. Tanto el automóvil como el empresario se encuentran ahora en paradero desconocido.
Sorpresa, conmoción e incredulidad fueron los sentimientos compartidos por muchos de los ciudadanos de A Estrada que se hacían ayer eco de lo sucedido tras haberlo leído a primera hora en las páginas de este periódico y a medida que la noticia comenzó a acaparar espacio informativo en múltiples medios de comunicación a nivel autonómico y nacional.

Santiago Pelayo Sanmartín Carbón forma parte de una familia de cinco hermanos muy conocida y apreciada en la sociedad estradense. De 52 años, casado y con dos hijas, su vida laboral tiene desde hace tiempo dos vertientes: la bancaria y la empresarial, especialmente centrada esta última en el sector de la promoción inmobiliaria. El buque insignia de este último ámbito profesional sería, precisamente, la Promotora Técnica Estradense.

Fuentes pertenecientes a la familia de este vecino de A Estrada, residente en la céntrica Praza da Inmaculada, aseguraron ayer a esta Redacción que no saben absolutamente nada acerca del posible paradero de Santiago Pelayo Sanmartín Carbón. No obstante, sí reconocieron que el empresario se puso en contacto con ellos al día siguiente de que se ausentase de su vivienda, al objeto de tranquilizarlos y asegurarles que se encontraba bien. En esta conversación evitó mencionar adónde se había marchado, si bien en un primer momento se le habría situado en Brasil.

Desde el entorno familiar explicaron igualmente que no había nada que hiciese sospechar a sus allegados de las intenciones de este estradense. También confirmaron que no habían presentado denuncia.

En el mismo sentido, la interpuesta por la firma Promotora Técnica Estradense S.L. en relación a la desaparición del citado vehículo era, al cierre de esta edición, la única denuncia vinculada a este caso de la que se tenía constancia en el municipio. Además, FARO pudo confirmar que tampoco obraban denuncias ante la Policía Nacional de Vilagarcía por parte de la entidad bancaria ni se tenía constancia de su existencia ante este cuerpo policial en el ámbito autonómico, no pudiendo averiguarse si figuraban en sus servicios centrales.

Nadie en A Estrada quería hacer ayer públicamente declaraciones sobre la huida de Pelayo Sanmartín Carbón. Tanto amigos como profesionales próximos al empresario estradense se limitaban a hacer notar su sorpresa por la noticia, pese a que muchos sí reconocían llevar un tiempo escuchando rumores al respecto.

La noticia sobre el supuesto robo realizado por Santiago Pelayo Sanmartín Carbón se dio a conocer ayer tras la investigaciones emprendidas por FARO, que terminaron destapando la falta de una importante cantidad de dinero. La entidad bancaria confirmó que había abierto una auditoría interna. El estradense es empleado de una sucursal ubicada en el centro urbano de Vilagarcía de Arousa, oficina en la que comenzó a trabajar hace aproximadamente un año y medio. En concreto, era el responsable de morosos e impagados de la entidad en la comarca arousana. 

La sucursal arousana insiste en que los clientes deben estar tranquilos respecto a la salvaguarda de su dinero. La Caixa reiteró ayer que se ordenó una auditoría interna con el fin de determinar el alcance de la acción supuestamente llevada a cabo por Santiago Pelayo Sanmartín Carbón y descubierta esta misma semana.

En la entidad solo confirman que se ha detectado un agujero en las cuentas e insisten en que los clientes deben estar absolutamente tranquilos con respecto a la salvaguarda de su dinero.

Fuentes oficiosas subrayan que se estima en un millón de euros lo que echa en falta la entidad y que presumiblemente pertenecía a dos clientes, si bien nadie descarta que pueda afectar a más personas. Pero, de momento, no existe constancia de que haya más clientes afectados ni en Vilagarcía ni en A Estrada, donde Santiago Pelayo Sanmartín Carbón ejerció como director de la entidad bancaria durante otros siete años.

El empleado ejercía desde hace algo más de dos años en la sucursal de A Baldosa como gestor de cobro a morosos, y en él se había depositado una absoluta confianza por parte de sus superiores.

Policía y Guardia Civil no tienen constancia de denuncia pública sobre los hechos descubiertos por la entidad. La entidad bancaria se declaró ya desde un primer momento a disposición de todos sus clientes, señalando que si algún usuario detecta alguna irregularidad será atendido por el personal.

27 de febrero de 2012

Gordon Gekko ficha por el FBI para luchar contra el fraude en Wall Street

Gordon Gekko ha vuelto, pero tiene un trabajo nuevo. El personaje interpretado por Michael Douglas en la película Wall Street de 1987 (y en su secuela de 2010) e icono de los vicios de la industria financiera, es el último arma de la oficina de Nueva York del FBI para luchar contra la información privilegiada en los mercados.








Douglas aparece en un video que ha colgado en la red el FBI para advertir de que el denominado insider trading es un delito. El spot, de apenas un minuto, comienza con la escena quizá más famosa de la película, en la que Gekko afirma que "la codicia, a falta de una palabra mejor, es buena. La codicia está bien". 

Posteriormente, Douglas advierte de que "la película es ficción, pero el problema es real", y recomienda a analistas y brokers colaborar para detectar el fraude en los mercados financieros.

"Él está hablando sobre sí mismo como Gordon Gekko y el personaje que interpretó y como eso era ficción pero esto no es si no un crimen real en Wall Street", explicó el agente especial del FBI David Chaves a Bloomberg.
El video, que de momento está colgado en la red, también va a ser emitidio en algunos canales de televisión.

18 de mayo de 2011

La Ertzaintza desarticula una de las mayores redes de falsificadores y estafadores

Una nueva prueba del algodon, España es el paraiso de los estafadores y delincuentes, que campan por sus anchas, bajo el manto de la ley. Además se protege celosamente la identidad de los delincuentes.

Agentes de la Ertzaintza de Bilbao han desarticulado durante las últimas semanas una importante red de estafadores y falsificadores que actuaba en diversas provincias españolas y con ramificaciones en otros puntos de Europa, con la detención de nueva personas. La organización utilizaba documentación falsa, incluidas tarjetas de identidad de diferentes países, con la que abría cuentas bancarias, gestionaba compras, préstamos y transferencias fraudulentas e ingresaba cheques falsificados o sustraídos.

La Ertzaintza considera que la organización desarticulada era la más importante de estas características que funcionaba en Euskadi y una de las más activas a nivel del Estado. La investigación, dirigida por el Juzgado de Instrucción número 9 de Bilbao, ha contado con la colaboración de la Policía Nacional en actuaciones desarrolladas en Madrid y Murcia.

Según ha informado en un comunicado el Departamento vasco de Interior, la investigación de la Ertzaintza para desarticular este importante entramado de falsificación y estafas concluyó la pasada semana con la detención de nueve integrantes de la organización.

Junto con las detenciones, se realizaron un total de 13 registros en otros tantos domicilios y locales, incluidos dos establecimientos comerciales de Bilbao, donde se localizaron casi medio centenar de documentos de identidad extranjeros falsificados, pasaportes, equipos informáticos, teléfonos móviles y numerosos documentos bancarios y recibos robados o falsificados utilizados por la banda para la comisión de sus delitos.

Parte de los registros fueron realizados en colaboración con especialistas de inmigración y falsificación de la Policía Nacional en las localidades madrileñas de Móstoles y Fuenlabrada, así como en Murcia, donde en una vivienda se localizó dinero, ordenadores y documentación.

En el organigrama del grupo tenía especial relevancia uno de sus miembros, que, desde Madrid, facilitaba los documentos de identificación falsos al resto de la organización. Este individuo tenía una gran movilidad geográfica y su presencia ha sido detectada en Francia, Bélgica y España.

En Euskadi, los documentos se distribuían desde un establecimiento comercial del barrio de Bilbao la Vieja, donde eran recogidos por otros delincuentes contactados por la organización para cometer las estafas. La banda contaba, incluso, con la figura de varios "controladores", encargados de verificar si quienes utilizaban los documentos falsos habían tenido éxito al usar los mismos, para así cobrarles la comisión correspondiente.

ESTAFAS BANCARIAS

La investigación que ha permitido a la Ertzaintza desmantelar la organización se inició el pasado diciembre, cuando se tuvo conocimiento de que un individuo había cobrado varios cheques falsos en una sucursal bancaria de Bilbao por importe de unos 7.000 euros, utilizando para ello un documento de identidad falso.

Uno de los talones usados había sido sustraído en Francia, según se pudo averiguar. Días después, era detenido otro sujeto, tras intentar adquirir varios teléfonos móviles en una tienda de la capital vizcaína, utilizando, para ello, un documento de identidad falsificado similar al anterior.

En su poder se le encontraron varios documentos más del mismo tipo. En días sucesivos, varias entidades bancarias más denunciaron la apertura de cuentas fraudulentas por titulares diferentes, pero en cuya documentación la fotografía correspondía siempre a la misma persona.

Al coincidir la utilización de documentos falsos en todos estos delitos, la Ertzaintza realizó una revisión de las denuncias recogidas en el País Vasco que pudieran tener alguna vinculación con los hechos, detectándose posibles casos relacionados desde el año 2007.

La investigación llevada a cabo durante las semanas siguientes permitió establecer la existencia de un grupo organizado de estafadores, que contaba con medios técnicos para alterar los documentos, que luego utilizaba en sus delitos.

En diferentes entidades bancarias vascas se localizaron cheques fraudulentos procedentes de bancos franceses, irlandeses, australianos y alemanes, uno de ellos por importe de 43.000 euros. La cuantía de la estafa se aproximaría, solo en Bizkaia y durante el último año, a los 200.000 euros.

Las identidades falsas también permitían a los estafadores obtener tarjetas de crédito, cuyas bandas magnéticas modificaban en ocasiones para grabar los datos de otras cuentas residenciadas en bancos americanos, sobre las que cargaban operaciones comerciales. La Ertzaintza ha constatado cargos por un importe total superior a los 20.000 euros, si bien se calcula que el montante total de esta modalidad de estafa será muy superior.

TELEFONÍA Y ORDENADORES

La organización también utilizaba la documentación falsificada para comprar artículos, especialmente de telefonía e informáticos. En Euskadi, la documentación utilizada solía incluir recibos de suministro de gas o electricidad robados y modificados.

En una empresa de telefonía vasca se habrían realizado más de 50 altas de telefonía móvil utilizando documentación falsa, que habrían generado un importante volumen de pérdidas, tanto en terminales como en llamadas no cobradas, la mayoría de ellas internacionales.

La estafa en este terreno se extendería también a comercios de otros territorios, como una tienda en Madrid, con casi dos centenares de contratos fraudulentos de telefonía por un coste superior a los 20.000 euros.

El material informático adquirido con documentos falsos era vendido, luego, por la organización en el mercado de segunda mano. La cuantía de lo defraudado en el apartado de informática y telefonía superaría los 200.000 euros, según cálculos realizados por la Ertzaintza.

Una vez concluidas las diligencias en dependencias policiales, los nueve detenidos, con edades comprendidas entre los 21 y 45 años de edad, han sido puestos por la Ertzaintza a disposición judicial en Bilbao.

12 de octubre de 2010

Un total de 56 personas serán juzgadas a partir de mañana en la Audiencia de Barcelona por haber ideado entre todos un plan con el que estafar a una sucursal de Caixa Sabadell, cuyo director es el principal imputado, con un perjuicio para esta entidad de 2,15 millones de euros.

El juicio se inicia mañana en la sección segunda de la Audiencia de Barcelona y se prevé que dure un mes, dada la gran cantidad de acusados, el principal de los cuales es el director de la sucursal de Caixa de Sabadell, José S.C., para el que el fiscal solicita seis años de prisión.

En sus calificaciones provisionales, el fiscal pide para José S.C. seis años de cárcel por un delito continuado de estafa, mientras pide cinco, tres y dos años para el resto de los acusados, a los que imputa los delitos continuados de estafa y falsedad en documento mercantil, según los casos.

La presunta estafa consistía en que José S.C., que dirigía la sucursal de Caixa Sabadell situada en la Carretera de Prats de la ciudad de Sabadell (Barcelona), otorgaba con su firma préstamos hasta un determinado riesgo a personas que los solicitaban pero que sólo recibían una parte de los mismos.

Los imputados Juana M.J., Alonso M.J., Ramón M.J., Cayetano M.J. y Miguel M.J., en connivencia con José S.C., buscaban a los solicitantes de los préstamos que, con solo aportar su DNI, obtenían una parte del préstamo solicitado.

La mayoría de los solicitantes de los préstamos, que se dedicaba a la venta ambulante y alguno estaba en paro, pedía el dinero argumentando una compra a la familia M.J. de ropa o material para su negocio.

Los créditos para la compra de ropa o material para la venta ambulante oscilaban entre los 30.000 y los 40.000 euros para no exceder las facultades de otorgamiento de José S.C., con vencimiento a un año, para lo que no se solicitaba otra documentación que el DNI del prestatario, sin ningún otro aval o garantía de devolución o pago. Cuando llegaba la fecha del vencimiento, los créditos no eran pagados y se renovaban para dilatar en el tiempo la posibilidad de que la entidad de ahorro se percatara del fraude.

Para conseguir una mayor apariencia de normalidad, los acusados llegaron a desviar dinero de algunos de esos préstamos para pagar algún plazo de otro préstamo de una persona distinta y así evitar que el plan fuera descubierto por los servicios internos de la entidad de ahorro, indica el fiscal.

En total, el perjuicio producido a Caixa Sabadell asciende a 2.156.715,54 euros y se concreta en un total de 57 créditos y préstamos, que se otorgaron desde marzo del año 2003 hasta mayo de 2004. El fiscal pide en su calificación provisional el sobreseimiento de la causa para otras once personas al no quedar acreditada su participación en estos hechos.

21 de septiembre de 2010

Detenidas once personas acusadas de falsificar documentos para obtener créditos bancarios

Agentes de la Policía Nacional de la Comisaría de Paterna (Valencia) han desarticulado una organización presuntamente dedicada a la falsificación de documentos para la obtención de créditos en diferentes entidades bancarias, con la detención de once personas, ocho hombres y tres mujeres de entre 21 y 53 años, todos de origen español, a los que consideran los presuntos autores de delitos de estafa y falsificación documental, según han informado este martes las fuerzas de seguridad en un comunicado. Hhasta al momento habían conseguido realizar un fraude de 890.913 euros.
Los policías intervinieron en tres registros realizados en domicilios de Paterna, Alaquas y Godella, en la provincia de Valencia, donde se incautaron de dos pistolas de fogueo; 9.700 euros; dos ordenadores; un escáner; trece pastillas de al parecer éxtasis y cuatro gramos de al parecer cocaína; una báscula de precisión y diversa documentación, alguna de esta al parecer falsificada.
Las investigaciones se iniciaron a principios de agosto, cuando los policías tuvieron conocimiento de que la documentación que se había presentado en una entidad bancaria de Valencia para obtener un crédito bancario, tales como una nómina, una declaración de IRPF, etc, al parecer era falsa.
Durante las investigaciones, los policías averiguaron que varias personas se podrían estar dedicando a realizar este tipo de acciones, consistentes en aportar a una entidad bancaria documentaciones falsificadas relacionadas con un puesto de trabajo o vida laboral, y así conseguir que les dieran un crédito o préstamo, no haciéndose cargo posteriormente de las letras mensuales establecidas.
Como consecuencia de las investigaciones, los policías averiguaron la identidad de los tres principales componentes del grupo, que al parecer, eran los encargados de localizar a personas con escasos medios económicos y ofrecerles entre 1000 y 2000 euros, para que estas fueran las que solicitasen los préstamos bancarios presentando documentaciones falsificadas, que previamente ellos mismos les facilitaban.
Finalmente, tras identificar al resto de integrantes de la organización, procedieron a la detención de un total de once personas, como presuntos autores de varios delitos de falsificación documental y estafa, con los que hasta al momento habían conseguido realizar un fraude de 890.913 euros.
De los detenidos, tres de ellos con antecedentes policiales, cuatro pasaron a disposición judicial, mientras que el resto fueron puestos en libertad tras ser oídos en declaración.

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