El aceite etiquetado como italiano es, en sus dos terceras partes español, según recoge hoy en un artículo el diario turinés La Stampa.
Para el rotativo italiano, que cita datos de la mayor asociación de agricultores del país, Coldiretti, las importaciones de aceite superaron a las de las exportaciones.
En concreto, en 2011 Italia importó casi 600.000 toneladas de aceite, frente a las menos de 300.000 que vendió al extranjero.
La mayor parte de esas casi 600.000 toneladas proceden de olivares españoles, pero también de Grecia, Portugal, Francia y Turquía.
Sólo en el caso español, algunos olivareros italianos compran el kilo
de aceite a 50 céntimos que luego revenden en el mercado nacional a un
precio de entre 2 euros y medio y 3 euros.
"Los aceites de oliva de importación se mezclan en Italia con los nacionales para
adquirir, con las imágenes de las etiquetas y bajo la cobertura de
marcas históricas, una apariencia de 'italianidad' que explotar también
en el extranjero", afirma la cabecera turinesa.
La picaresca es, en esta caso, sinónimo de delito ya que estas
prácticas, ilegales desde 2008, año en el que la UE promulgó una
directiva sobre la claridad en la procedencia del etiquetado, reportan
5.000 millones de beneficios anuales a quienes las ponen en marcha,
según fuentes de Coldiretti.
Esta ilegalidad ha empezado a ser perseguida severamente en Italia
por agentes de Aduanas, Guardia de Finanzas y detectives antifraude del
Cuerpo Forestal del Estado, en colaboración con Coldiretti.
La Stampa agrega que el sistema olivarero italiano está aún "muy parcelado",
y que "son pocos los productores de olivas que venden directamente su
aceite", en comparación con otros países en los que existe "un contacto
directo entre el consumidor con el cultivador".
Asimismo, entre los defectos de la industria olivarera italiana,
Coldiretti señala el "engaño" al que se somete a los ciudadanos al
ofrecerles "productos de baja calidad" obtenidos mediante "la mezcla
habitual de productos de origen diverso".
Una situación "escandalosa" ya que, para la asociación
mayoritaria de agricultores italianos, Italia "ha conquistado la
primacía mundial en la calidad del aceite extravirgen".
Escándalo que es también falta de transparencia, pues las
etiquetas señalan en letra muy pequeña, cuando la señalan, la mezcla
híbrida de sus aceites, y evidencian, por contra, "imágenes, frases o
nombres que reclaman la 'italianidad' del producto".
La asociación dice que se desconfíe de los productos puestos en
supermercados u otros establecimientos a un precio por debajo de los
seis euros.
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