Las notificaciones de la Comunidad de Madrid amontonadas en el
despacho hicieron saltar las alarmas. Había que justificar el dinero
recibido para cursos de formación, pero el empresario José Luis Aneri
tenía otro problema encima de la mesa: su vida. Para entonces, Jose Luis Aneri Molina, con DNI 44.360.977, cordobés de 34 años había perdido el control. Inmerso en una espiral de
gastos de lujo, drogas y prostitución, su labor al frente de la empresa
que dirigía, Sinergia Empresarial Avanzada, era más nominativa que real.
Esa carrera desenfrenada hacia ninguna parte terminó por estallar en
verano de este año. Los técnicos de la Dirección General de Empleo de la
Comunidad de Madrid le habían hecho toda clase de requerimientos para
que justificase el dinero y no habían obtenido respuesta de Aneri. A
partir de ahí comenzó una investigación que acabó por destapar un agujero de 4,4 millones de euros.
El sistema de Aneri era sencillo: ofrecía a distintas asociaciones
empresariales gestionar las subvenciones que recibían de la Comunidad de
Madrid para cursos de formación. Luego se inventaba los alumnos y
falsificaba identidades de los estudiantes para así conseguir más
dinero. La falta de controles en la administración le hacía salir
siempre victorioso, pero su mala vida y su sensación de impunidad
acabaron por descubrirle.
A finales de verano, según algunos extrabajadores, Aneri había dejado
prácticamente de existir. No atendía llamadas, se ausentaba sin motivo,
a veces, si los empleados iban a su casa, les recibía desnudo, fuera de
sí.
Cualquiera diría que se trata de la misma persona que en tan solo
cinco años pasó de organizar cursos para cortar jamón en Córdoba a
partir el bacalao en Madrid. Su apogeo vino de la mano de unas 30
asociaciones que le dieron a este licenciado en Derecho todo el poder
sobre el dinero público que recibían. Los que le conocen dicen de él que
es una persona brillante, un embaucador, un virtuoso capaz de organizar
decenas de planes de cursos en tan solo un fin de semana.
Su exesposa, Celia Jariol, quiso tramitar en febrero el divorcio. “Mi
vida con él fue un engaño tras engaño. Sé que puso mi nombre a algunas
de sus empresas, pero no sé nada porque él me dejaba al margen de todo”,
señaló esta semana a este diario.
Sin su mujer y sus dos hijos, Aneri se sumergió en la noche
madrileña. En su página de Facebook había, hasta su cierre hace cuatro
días, numerosas fotografías en las que se le veía acompañado de
atractivas mujeres. Como quien colecciona cromos. La última vez que le
vieron por la calle de Orense, donde aún está su oficina, fue hace tres
meses y estaba mucho más delgado.
Sus conocidos resaltan su obsesión por vestir siempre de forma
combinada y pulcra. Y los zapatos, lo más brillantes posible. El
empresario tampoco escatimaba con los rayos UVA y la gomina. Su atuendo
era, acaso, excesivamente cinematográfico. Sus maneras, además, le
delataban: solía pagar sus compras sacando del bolsillo trasero del
pantalón un fajo de billetes sujetos con una pinza. “Aquello era para
verlo; solo tenía de 100 y de 500. No era normal”, recuerda uno de los
vendedores. “No pensaba que fuera un triunfador; más bien creía que era
un traficante o algo así”, añade.
En agosto, el tipo “correctísimo”, como le recuerdan sus vecinos,
dejó de comprar la prensa económica. Tal vez ya no le interesaba: a fin
de cuentas, había conseguido cuadrar su caja. El problema, ahora, lo
tienen las distintas asociaciones. El Gobierno regional les reclama la
devolución del dinero público a pesar de que algunas de ellas no pueden
afrontar los pagos. La investigación también ha desvelado otro posible
agujero en las subvenciones del Ministerio de Empleo, unos 6 millones de
euros. En total, podría haber estafado 11 millones. Aún quedan por revisar muchos años de ayudas en cursos gestionados por Aneri.
Quedan aún muchas incógnitas en esta historia. Para empezar, nadie le
ha denunciado todavía, ni las empresas supuestamente estafadas, ni las
administraciones que reclaman ahora el dinero. Tampoco se sabe dónde
está. Su pista conduce a Brasil, pero solo hay indicios. En su extinto
perfil de Facebook se veían hasta hace poco fotografías también de
lugares paradisíacos, hoteles de lujo y celebraciones. Algunos de los
comentarios estaban escritos en portugués por personas que figuraban
entre sus amigos y que son de nacionalidad brasileña.
En su huida hacia el infierno, Aneri dejó en la estacada a sus
antiguos compañeros de correrías. El sector de la noche forma parte del
núcleo de empresas estafadas. La resaca puede salirle muy cara
1 comentaris:
Hola! He usado esta foto en mi blog para ilustrar la noticia y además de indicar su fuente te he enlazado. Si aún así deseas que elimine la foto, tan solo házmelo saber y lo hago. Un abrazo y gracias!
Publicar un comentario