El empresario José Luis Aneri Molina
usó sus contactos con el mundo empresarial madrileño para hacerse con
el negocio de los cursos de formación en la región y ofrecía mordidas de
hasta un 20% a las asociaciones empresariales para gestionar en
exclusiva dichos cursos.
Por ahora se conocía que el empresario cordobés, en paradero
desconocido, había gestionado las subvenciones concedidas a una
treintena de empresas en Madrid. Desde su red de empresas había
falsificado identidades de alumnos para conseguir más dinero y había creado un programa informático
para eludir los controles de las administraciones, de forma que siempre
que estos inspeccionasen la plataforma digital donde se realizaban los
cursos viesen a supuestos alumnos conectados y haciendo ejercicios.
Las investigaciones arrojan, por ahora, que los expedientes que pasaron por las manos de Aneri suman al menos 11 millones de euros, entre fondos de la Comunidad y del Estado.
Pero algunas de las asociaciones supuestamente estafadas también se
llevaban su parte del pastel. En el sistema de Aneri eran esenciales las
mordidas que este ofrecía a los responsables de las entidades. Son las
asociaciones las que reciben el dinero de las administraciones en
función de los planes y el número de alumnos que van a realizar los
cursos. Aneri les gestionaba todo, él se encargaba de conseguir el
dinero de la Comunidad de Madrid y él se encargaba de justificarlo. A
cambio, les ofrecía entre un 10% y un 20% del dinero de las ayudas, que
nunca se destinaban a formación como permite en parte la normativa
actual sino, en el mejor de los casos, a los gastos de funcionamiento de
las asociaciones.
Ninguna de las entidades quiere salir públicamente a confirmar este
punto. En privado reconocen que era así. “Es un secreto a voces”, señala
un empresario, “todo el mundo lo sabe. Hay consultores que dan dinero
bajo cuerda para que no les quiten el plan”.
La continuidad de ese sistema dependía de que Aneri siguiera
aportando a las administraciones justificaciones falsas. Pero entró en
una escalada de gastos de lujo y drogas que hizo que su vida fuera
incompatible con la gestión de las ayudas.
La Comunidad reclama ahora a las asociaciones 4,4 millones de euros
que no se destinaron a formación. Las cantidades a devolver son tan
altas que algunas de ellas ven en juego su supervivencia. En cualquier
caso, y pese a la gravedad de los hechos, ninguna de las asociaciones ha
llevado el asunto todavía ante los tribunales.
José Luis AnerMolina, de 34 años, llegó a Madrid en 2006. Entonces hacía
cursos de cortar jamones en Córdoba, según cuenta un empresario que le
conoció allí. En enero de 2007 montó la empresa Preventiva de Riesgos
Empresariales y Profesionales de Madrid. La sede de esa empresa era la
Federación de Empresarios de la Comunidad de Madrid (Fedecam), en la
calle de Arroyo de la Elipa. Su socio era el empresario Víctor Porta
Chacón, actual vicepresidente de la comisión de transportes de la Cámara
de Comercio. La empresa fue auspiciada desde la Fedecam por Alfonso
Tezanos, presidente de esa organización, también de Cecoma y miembro de
la Junta Directiva de la patronal de los empresarios madrileños, la
CEIM. Ese fue el germen de la actual Sinergia Empresarial, desde donde
Aneri ha estafado a las asociaciones empresariales.
Algunas de estas entidades han contado que era Tezanos el que les
recomendó los servicios de Aneri. Él desmiente este punto aunque sí
reconoce que Sinergia Empresarial nació en Fedecam y que luego se
desvincularon de ella, en 2011, porque no les gustaba cómo trabajaba
Aneri. A pesar de ello, un cuñado suyo ha seguido trabajando durante
años al lado de Aneri.
Sin embargo, fue el propio Tezanos el que alertó a la Comunidad de
Madrid de las irregularidades. El presidente de Fedecam se dirigió en
febrero a la Dirección General de Empleo, en Vía Lusitana, y habló con
altos cargos responsables de Emprendedores y Formación Continua. Tezanos
les dio las claves de lo que estaba haciendo José Luis Aneri. Los
cargos de la Comunidad de Madrid no hicieron nada entonces. No fue hasta
finales del verano, cuando los técnicos del departamento trataron de
comunicarse con Aneri para que este justificara las ayudas. Los
expedientes se amontonaban en el despacho de Aneri sin que este hiciera
nada. No se sabía nada de él.
En octubre se redactó un informe en el que se daba cuenta de todo lo
ocurrido, de la estafa y de la situación en la que se encontraban las
asociaciones empresariales, obligadas ahora a hacer frente a una deuda
monumental. Nadie denunció ni buscó a Aneri. Según sus últimas
conexiones a la red social Facebook, hay bastantes indicios que apuntan a
que podría estar en Brasil.
Un entramado de empresas con el mismo fin
La presunta estafa de José Luis Aneri funcionaba gracias a una red de
empresas registradas en Madrid y Córdoba. Todas compartían oficinas,
teléfonos y figuraban en la mayoría de los casos con el mismo
administrador único: el propio empresario cordobés. Las asociaciones
empresariales que recibieron fondos de la Comunidad de Madrid y del
Estado facilitaban a las Administraciones a trabajadores y empresas del
cordobés como personal de contacto para la gestión de las subvenciones
que recibían. Hasta la fecha, los expedientes que han ido a parar a
manos del supuesto estafador superan los 11 millones de dinero público
entre 2010 y 2013, sin que se hayan investigado aún todos los ejercicios
ni todas las partidas.
Una de las cuestiones que llamó la atención de los técnicos fue la
proliferación de empresas de formación que registró en apenas tres años,
con las que contactaba con las Administraciones para los cursos. Entre
2010 y 2012 constan 18 entidades que se reparten entre Córdoba y
distintas sedes en Madrid capital. Se repiten principalmente las
ubicadas en la calle de Orense (donde está la principal, Sinergia
Empresarial Avanzada) y otras direcciones como la calle del General
Yagüe. Allí está precisamente registrada la entidad Alianza Irena
España. En este caso es su exmujer quien figura como administradora
única. Celia Jariol Moyano ha asegurado a este periódico que desconocía
las actividades de su excónyuge y que éste maniobró con su nombre a sus
espaldas. En otra de las sociedades, Sinergia Integral Services España,
aparece como cabeza visible su hermano y socio Joaquín Aneri Molina.
La estafa diseñada por el empresario José Luis Aneri para quedarse con dinero de las arcas públicas para cursos de formación —se investiga el destino de 11 millones de euros—
fue posible gracias a un programa informático. El sistema, diseñado por
técnicos contratados por sus sociedades, le sirvió para replicar datos
ficiticios de alumnos y para conseguir así más dinero en subvenciones
para cursos online.
Aneri conseguía las ayudas del Estado y de la Comunidad para una treintena de asociaciones empresariales a las que supuestamente ha estafado. Gestionaba todo el proceso desde sus empresas, la más importante de ellas Sinergia Empresarial en la calle de Orense. Parte esencial de ese proceso era lograr clientes; cuantos más alumnos, más capacidad de conseguir subvenciones para las asociaciones. Sin embargo, Aneri no solía captar clientes. Sus alumnos procedían de bases de datos de alumnos reales que le daban las asociaciones o bien directamente se los inventaba.
Pero fuentes de las investigación observaron que había un patrón en el sistema de Aneri. Se trataba de una falsificación masiva de datos a través de su plataforma digital. Ese patrón es tan regular y perfecto que no es humano. Es decir, los falsos alumnos de Aneri cumplían todos los requisitos de la convocatoria para ser considerados alumnos finalizados. Por ejemplo, se exige que los estudiantes hayan realizado, al menos, el 75% de los ejercicios. Los alumnos reales de otras convocatorias suelen ajustarse a ese porcentaje. Pero los esforzados alumnos virtuales de Aneri rellenaban todos el 100% de los ejercicios. También todos solían conectarse a la plataforma digital de Aneri en las mismas horas y todos tenían más o menos el mismo número de conexiones. Todos esos alumnos virtuales tenían números de NIF reales.
Según fuentes del caso, era difícil pillarlo porque al tratarse de una plataforma virtual, si alguien intentaba investigar más profundamente, solo veía que había gente conectada haciendo los cursos.
Aneri se valió de la tecnología y de la falta de control de la Comunidad de Madrid en los planes de cursos de teleformación para realizar su estafa a las asociaciones que recibieron el dinero del organismo regional. Estas deben ahora mucho dinero a la Comunidad, que les reclama cantidades de hasta 300.000 euros. No pagarlas puede suponer el embargo y, en algunos casos, la desaparición de algunas de las asociaciones.
El jueves hubo una reunión en la CEIM para tratar el asunto. La mayoría de las asociaciones estafadas pertenecen a la patronal madrileña. Algunas de ellas aseguran que aún no han denunciado el asunto porque están esperando a crear una plataforma con la que interponer una querella conjunta contra Aneri y porque aún están tratando de justificar parte de lo estafado. Afirman estar revisando documentación.
Es el hermano de Aneri, Joaquín Aneri, y un socio de aquel, Leonardo del Rey Aranda, quienes revisan los expedientes de Sinergia para ver si encuentran papeles con los que justificar parte del dinero perdido. Lo hacen a través de Integral Learning Consultores, una empresa con sede en Córdoba creada a finales de octubre de este año.
Esa fecha coincide prácticamente con el momento en el que las empresas se enteraron de lo ocurrido. La Comunidad les concedió entonces varios meses para que justificaran las ayudas, según señalas fuentes de las asociaciones. Eso ocurrió poco después del verano, cuando los técnicos de la Comunidad les llamaron para que justificaran el dinero concedido ya que no se sabía nada de Aneri. Este había entrado en una espiral de gastos suntuosos y drogas y no daba señales de vida a sus allegados.
Aneri conseguía las ayudas del Estado y de la Comunidad para una treintena de asociaciones empresariales a las que supuestamente ha estafado. Gestionaba todo el proceso desde sus empresas, la más importante de ellas Sinergia Empresarial en la calle de Orense. Parte esencial de ese proceso era lograr clientes; cuantos más alumnos, más capacidad de conseguir subvenciones para las asociaciones. Sin embargo, Aneri no solía captar clientes. Sus alumnos procedían de bases de datos de alumnos reales que le daban las asociaciones o bien directamente se los inventaba.
Pero fuentes de las investigación observaron que había un patrón en el sistema de Aneri. Se trataba de una falsificación masiva de datos a través de su plataforma digital. Ese patrón es tan regular y perfecto que no es humano. Es decir, los falsos alumnos de Aneri cumplían todos los requisitos de la convocatoria para ser considerados alumnos finalizados. Por ejemplo, se exige que los estudiantes hayan realizado, al menos, el 75% de los ejercicios. Los alumnos reales de otras convocatorias suelen ajustarse a ese porcentaje. Pero los esforzados alumnos virtuales de Aneri rellenaban todos el 100% de los ejercicios. También todos solían conectarse a la plataforma digital de Aneri en las mismas horas y todos tenían más o menos el mismo número de conexiones. Todos esos alumnos virtuales tenían números de NIF reales.
Según fuentes del caso, era difícil pillarlo porque al tratarse de una plataforma virtual, si alguien intentaba investigar más profundamente, solo veía que había gente conectada haciendo los cursos.
Aneri se valió de la tecnología y de la falta de control de la Comunidad de Madrid en los planes de cursos de teleformación para realizar su estafa a las asociaciones que recibieron el dinero del organismo regional. Estas deben ahora mucho dinero a la Comunidad, que les reclama cantidades de hasta 300.000 euros. No pagarlas puede suponer el embargo y, en algunos casos, la desaparición de algunas de las asociaciones.
El jueves hubo una reunión en la CEIM para tratar el asunto. La mayoría de las asociaciones estafadas pertenecen a la patronal madrileña. Algunas de ellas aseguran que aún no han denunciado el asunto porque están esperando a crear una plataforma con la que interponer una querella conjunta contra Aneri y porque aún están tratando de justificar parte de lo estafado. Afirman estar revisando documentación.
Es el hermano de Aneri, Joaquín Aneri, y un socio de aquel, Leonardo del Rey Aranda, quienes revisan los expedientes de Sinergia para ver si encuentran papeles con los que justificar parte del dinero perdido. Lo hacen a través de Integral Learning Consultores, una empresa con sede en Córdoba creada a finales de octubre de este año.
Esa fecha coincide prácticamente con el momento en el que las empresas se enteraron de lo ocurrido. La Comunidad les concedió entonces varios meses para que justificaran las ayudas, según señalas fuentes de las asociaciones. Eso ocurrió poco después del verano, cuando los técnicos de la Comunidad les llamaron para que justificaran el dinero concedido ya que no se sabía nada de Aneri. Este había entrado en una espiral de gastos suntuosos y drogas y no daba señales de vida a sus allegados.
1 comentaris:
este de la foto no es el hermano, menuda cagada del que la ha puesto.
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