Préstamo entre particulares. Sin bancos. Urgente. Seguro. Al albañil
en paro Luis Ángel Oviedo le faltaron segundos para morder el señuelo de
Internet. Necesitaba con apremio enviar dinero a sus padres en
Colombia. Y tocó a la puerta de un crédito privado exprés. Fue el pasado
año. Le dieron 2.200 euros y seis meses después ya debía 11.000.
¿Usura? “No, estafa”, zanja nervioso. Junto a él, asiente apostado en un
banco del centro de Madrid el profesor de autoescuela Miguel Ángel
Arriero, de 57 años. Pidió 18.000 euros, que mutaron en 40.000 medio año
después. Los dos se asoman al abismo de perder sus propiedades. Y
culpan de su desdicha a Antonio Arroyo Arroyo, emperador del préstamo
fácil, un controvertido exsubastero que navega
por un sector legal que desde 2011 concentra 413 empresas, 80
intermediarios y una sola sanción, según el Instituto Nacional de
Consumo (INC).
Oviedo y Arriero cayeron en la trampa de la desesperación. Picaron en
un sofisticado timo perpetrado presuntamente por una maraña empresarial
dedicada desde hace una década a conceder préstamos trampa, créditos
rápidos que cebaban una pelota financiera con idéntico desenlace: la
pérdida de una propiedad. La policía sitúa a Arroyo en el vértice de un
alambicado engranaje de sociedades. El prestamista, sin condenas firmes,
está siendo investigado por más de una decena de juzgados de
instrucción de Madrid. Y acumula medio centenar de denuncias en España,
según el abogado de las víctimas, Carlos Javier Galán.
Bajo el señuelo del dinero exprés, el entramado de Arroyo garantiza
al angustiado la cantidad rechazada antes por bancos y financieras por
carecer de nómina o figurar en una lista de morosos. Exige el aval de
una propiedad. Cuando se pisa la notaría, todo cambia. Se obliga a
firmar unas letras de cambio que multiplican la cantidad recibida y
vencen a los seis meses, según la policía. Nada que ver con el tipo del
8% prometido. Resultado: se activa la maquinaria de los intereses de
demora (29%), que dispara la deuda y precipita el embargo, según la
investigación.
Este fue el patrón que, presuntamente, siguió la red para apropiarse
de la vivienda de un toxicómano madrileño que recurrió al prestamista en
2011 empujado por la necesidad química. Le dejaron 40.000 euros con la
condición de que debía reconocer ante notario que recibía 69.000 en
forma de dos letras de cambio. Desenlace: una deuda de 103.000 euros y
el riesgo de que vuele un piso de 303.000. Su subasta se ha congelado
hasta que los tribunales resuelvan si fue una burda estafa.
En el hermético círculo de los subasteros madrileños fue conocido como El Patadas por su vehemencia. Un respiro que no tendrá Concepción Truchado, de 61 años, que llamó
al dinero exprés para ir más desahogada tras fallecer su marido. La
desempleada, que no logra controlar las lágrimas, reside en casa de unos
amigos. No quiere presenciar la secuencia del desahucio de su vivienda
en Madrid. Dice que firmó ante notario que recibía 62.000 euros y que
nunca vio el dinero. Sostiene que el intermediario salió corriendo con
dos cheques al portador y un sobre en metálico tras bajar de la notaría.
En su banco le dijeron: “Concepción, te han estafado”. Se arremanga
ahora para el combate legal contra Arroyo, que supuestamente siempre
acaba con los derechos de los préstamos que en teoría otorgan sus
colaboradores. A Concepción le reclama 134.000 euros. Su situación le ha
condenado a un tratamiento psiquiátrico y tranquilizantes.
Bajo el salvoconducto de presentarse como un extrabajador del Fondo
de Garantía de Depósitos (FGD), un organismo vinculado al Banco de
España dedicado a garantizar la solvencia de las entidades, el jienense
Arroyo, de 59 años, se subió al ascensor del éxito. En el hermético
círculo de los subasteros madrileños fue conocido después como El
Patadas por su vehemencia. Rozó el Olimpo a golpe de puja. Ninguna
propiedad de los juzgados se resistía a este hombre frío como el acero
al que no se le conocen grandes amigos y decía ante terceros que era
perito mercantil. Se revestía como un tipo hecho a sí mismo y bien
conectado con un adinerado inversor de Valdemoro, según una fuente que
le trató en 2005 y resume así su capacidad: “Es más listo que las
ratas”.
Controla la jerga del dinero como el más bravío de los ventajistas
del mercado. “Si dejas una cartera encima de la mesa, se lleva la mesa y
la cartera”, sentencia un exsocio. Hasta la Policía Nacional reconoce
su astucia. “Es hábil, domina los engranajes financieros", añade Julio
Martínez, inspector de la comisaría de Aravaca, donde el pasado año
aterrizaron 14 denuncias contra el prestamista, que ha sido arrestado en
tres ocasiones desde 2008 por blanqueo de capitales, estafa y
falsificación de documentos.
Fue un revoltijo de avidez y oportunidad lo que catapultó a Arroyo al
oficio del dinero a tocateja. Coincidió con la generalización a partir
de 2001 de la segunda hipoteca, aquella que grava un bien ya cargado. El
sector navegaba entonces por la orgía inmobiliaria. El empresario, que
reside en el barrio madrileño de Prosperidad, se erigió durante la
fiesta en uno de los principales prestamistas de capital privado. Unos
600 créditos al mes. Levantó un entramado de una treintena de empresas
que acumula ya 45 propiedades y un centenar de derechos de hipoteca en
España, según el registro. Su patrimonio se completa con 150 derechos de
hipotecas inscritos a su nombre.
Trazó un esquema de empresa familiar. En él figuran su hija y su
actual pareja. Recurrió al capital de terceros con el señuelo de que el
suyo era un negocio seguro. Siempre se ganaba. “No quiere que se paguen
los créditos. Así corren los intereses de demora”, apunta un exinversor
del empresario que dice estar amenazado de muerte por su entorno
familiar. De intimidaciones, en este caso telefónicas, guarda una
anécdota la abogada sevillana Mar Moya. “Me dijo que me iba a cortar el
cuello cuando le pedí información sobre mi cliente estafado”, recuerda
la letrada. Arroyo fue condenado a pagar 120 euros de multa por la letal
advertencia. Entre calculados silencios, una fuente que se arma para la
cruzada jurídica contra el emperador del dinero exprés define así su
legado: “Ha buscado la muerte económica a miles de familias”.
El protagonista de esta historia, tras dos semanas de promesas
telefónicas, ha declinado una entrevista cara a cara con EL PAÍS. El
próximo día 16 no podrá fallar. Declarará como imputado por estafa en el
Juzgado de Instrucción número 47 de Madrid.
1 comentaris:
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