Samantha Vallejo-Nágera, miembro del jurado de Masterchef, el concurso que arrasa en TVE-1 cada noche del martes, llamó y concertó un encuentro con Malka Maman, la ciudadana israelí miembro de la trama internacional de blanqueo y evasión fiscal descubierta en la Operación Emperador
contra la mafia china. Después fue su marido, el enólogo y consejero de
las Bodegas del Marqués de Riscal Pedro Aznar Escudero, el que quedó
con esa mujer —actualmente encarcelada por los presuntos delitos contra
la Hacienda Pública y blanqueo de capitales— en una cafetería de la
madrileña calle Orense.
La policía, que grabó las conversaciones de ambos con Malka y
fotografió la cita del esposo de Samantha con esta, cree que, en esa
reunión, la pareja pudo recibir de la red 55.000 euros en efectivo no
declarados a Hacienda. La cocinera, sin embargo, ha asegurado a EL PAÍS
que Maman le había encargado un catering de comida kosher para una fiesta judía con 200 invitados y disc-jockey,
que todas las conversaciones se ciñeron al presupuesto de ese encargo
—supuestamente, esos 55.000 euros— y que después, jamás se volvieron a
ver. Las negociaciones sobre el catering, según Vallejo-Nágera, no
prosperaron.
Malka Maman era el enlace español de una trama dirigida por el belga François Leiser,
joyero involucrado desde los años setenta en operaciones de evasión
fiscal y exportaciones prohibidas de oro a Suiza, un viejo conocido de
las policías europeas. En el sumario de la Operación Emperador aparece
como el jefe de una especie de multinacional dedicada a facilitar que
empresarios, aristócratas y profesionales europeos con cuentas
millonarias en paraísos fiscales no paguen en su país los impuestos que
les corresponderían. Al menos 45 empresarios españoles aparecen en los informes de la policía como clientes de su red en España; entre ellos, Vallejo-Nágera y su marido.
El esposo de Samantha Vallejo-Nágera,
Pedro Aznar Escudero, con la cabecilla de la trama de blanqueo Malka
Maman en una imagen obtenida por la policía.
¿Cómo funciona la trama? Ayudando a los acaudalados españoles a sacar dinero de sus cuentas en Suiza u otros paraísos fiscales sin pasar por Hacienda. Si el millonario necesita 100.000 euros, Leiser se lo entrega en mano a través de sus subordinados, en su propio domicilio o en alguna cafetería u hotel de lujo, en sobres o bolsas llenos de billetes pequeños y manejables. Para que el sistema funcione, Leiser necesita también otro tipo de clientes: los que tienen dinero en efectivo en España y lo que desean es lo contrario: sacarlo del país sin pagar impuestos. Este es el lazo de la trama de blanqueo con la mafia de Gao Ping. Esta manejaba ingentes cantidades de billetes —procedentes del contrabando y la venta en bazares—, que entregaba a la red de Leiser y Maman a cambio de recibir ese mismo importe en sus cuentas de China u otros países. Los clientes españoles de Leiser, antes de recibir sus fajos, realizaban la transferencia al país y banco que el belga indicaba. El círculo de evasión quedaba cerrado.
¿Cómo funciona la trama? Ayudando a los acaudalados españoles a sacar dinero de sus cuentas en Suiza u otros paraísos fiscales sin pasar por Hacienda. Si el millonario necesita 100.000 euros, Leiser se lo entrega en mano a través de sus subordinados, en su propio domicilio o en alguna cafetería u hotel de lujo, en sobres o bolsas llenos de billetes pequeños y manejables. Para que el sistema funcione, Leiser necesita también otro tipo de clientes: los que tienen dinero en efectivo en España y lo que desean es lo contrario: sacarlo del país sin pagar impuestos. Este es el lazo de la trama de blanqueo con la mafia de Gao Ping. Esta manejaba ingentes cantidades de billetes —procedentes del contrabando y la venta en bazares—, que entregaba a la red de Leiser y Maman a cambio de recibir ese mismo importe en sus cuentas de China u otros países. Los clientes españoles de Leiser, antes de recibir sus fajos, realizaban la transferencia al país y banco que el belga indicaba. El círculo de evasión quedaba cerrado.
La relación de la cocinera de Masterchef con la red de blanqueo
aparece en los informes policiales del sumario del caso Emperador. En
estos se refleja cómo el 24 del mayo del año pasado, Malka intentó
ponerse en contacto con Samantha pero no tuvo éxito. El objetivo era
entregarle “55” (que los agentes interpretan como 55.000 euros de
acuerdo a otras transacciones), según una conversación que mantuvo la
israelí con su jefe, Leiser, actualmente en busca y captura por la
Audiencia Nacional. “Malka le informa [a Leiser] de que llamó a la
señora ayer y hoy para los 55”, indica el informe policial. Ese día no
consiguió hablar con ella.
Samantha devuelve la llamada a Malka a la una y diez del 25 de mayo.
Le dice que llama “de parte de Arturo”. Arturo es uno de los
intermediarios más importantes de la red de blanqueo. La supuesta
identidad de este último fue revelada la pasada semana durante su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu por el empresario Antonio Banús,
al que también se atribuye el haberse servido de la red para obtener
parte de sus fondos guardados en el extranjero sin pagar impuestos.
Se trataría, según Banús, de Arturo Fasana,
un gestor de patrimonios que administraba en Suiza un grupo de cuentas
bancarias propiedad de decenas de españoles. Entre ellos estaban el
cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, y empresarios como
Fernando Martín, el promotor inmobiliario de la quebrada
Martinsa-Fadesa. Samantha, sin embargo, asegura que el Arturo al que
ella se refería no es Fasana, sino otro cliente suyo que la puso en
contacto con Malka para organizar la fiesta judía. Las referencias a
“Arturo” de Leiser y Maman como la persona que suministraba clientes
españoles son constantes a lo largo de sus conversaciones.
En esa llamada del 25 de mayo Samantha advierte a Malka de que no
podrá ir al encuentro que tienen previsto ese mismo día porque se
encuentra “en Ibiza”. “Pero mi marido está en Madrid y lo va a coger mi
marido”, dice la cocinera en la conversación grabada por los agentes.
Malka propone que la cita se produzca ese mismo día por la tarde.
“Vale”, responde Samantha. “Ahora te llama mi marido, que se llama Pedro
Aznar”, añade. Una hora larga después de esa breve conversación, Malka
vuelve a telefonear a François Leiser y le informa de que ya había
conseguido hablar con la cocinera. En otra posterior y cuatro horas
después le dice que “en breve” iba a tener el encuentro.
La fiesta, que Samantha no organizó, incluía mobiliario, 'disc-jockey' y comida para 200 personas, según la cocinera
El siguiente contacto se produce a las siete menos cuarto de ese día.
Es Pedro Aznar, el esposo de Samantha, el que llama a Malka. Sopesan
quedar en unos grandes almacenes de la Castellana, en Madrid, pero luego
deciden que se verán será una cafetería de la cercana calle Orense en
una hora, a las ocho menos cuarto. Ambos bromean sobre la cercanía de
sus domicilios, cerca de Cuatro Caminos. “Entonces, ¿son 55, no?”,
pregunta Malka a Aznar para asegurarse de la cantidad. Este responde que
sí.
Ambos se encuentran a la hora pactada en la cafetería. No se dan
cuenta de que, en todo momento, dos agentes de la Unidad de Drogas y
Crimen Organizado (UDYCO) de la policía les vigilan. Toman fotos de
Malka y Pedro Aznar dirigiéndose a la moto de este último. Pasado un
cuarto de hora, el esposo de Samantha abandona el lugar en su vehículo y
se marcha a su casa. La policía lo sigue discretamente hasta allí.
Nada más separarse, cuando faltan escasos minutos para las ocho de la
tarde, Malka vuelve a llamar al número suizo de François Leiser. Le
informa de que ya se ha reunido con Pedro Aznar, “ese amigo de Arturo”,
dice, refiriéndose de nuevo al intermediario. La conversación se
mantiene en el idioma de ambos, el hebreo. Malka le cuenta como
curiosidad que esa persona —Aznar Escudero, el esposo de Samantha, una
de las estrellas televisivas del momento— vive a pocos metros de su
casa.
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