El regulador no se da tregua para atajar el fraude con la mensajería
de pago —los famosos SMS Premium—, pero las empresas logran sortear cada
normativa y continúan los timos. El último intento de poner freno a
estas prácticas lo ha dado la Comisión del Mercado de Telecomunicaciones (CMT),
que acaba de aprobar la nueva numeración y el rango de precios máximos
de los SMS Premium utilizados para concursos y juegos, en particular en
programas de televisión.
El organismo ha asignado 96 nuevos números a 17 empresas en esta
primera fase. Las líneas son de dos tipos y se componen de cinco cifras:
unos empiezan por 23, y valen hasta 1,2 euros, y otros empiezan por 33 y
tienen un coste de 1,2 a 6 euros, a lo que hay que añadir el IVA.
Con esta medida, se pretende simplificar la numeración y ayudar al
usuario a controlar y conocer el gasto. Por ello, durante tres meses
convivirán los nuevos números con los antiguos, que comenzaban por 25,
27, 35 y 37. Cuando pase este periodo común, los antiguos números ya no
se podrán seguir utilizando para concursos y juegos. Además, el operador
que envía los SMS Premium debe informar a sus clientes con un mensaje
gratuito de cuál será el precio final de estos mensajes.
Esta normativa es, sin embargo, un parche legislativo más, ya que los
SMS Premium no solo se utilizan en concursos de televisión, sino que
son un tipo de mensajería de pago para todo tipo de servicios:
información, entretenimiento o pornografía, entre otros. La diversidad
de las prestaciones complica la regulación y algunas empresas aprovechan
estas líneas para prestar falsos servicios que, según denuncian los
usuarios, muchas veces se activan sin que se den cuenta y es muy difícil
dar de baja.
“Estaba viendo el Madrid-Barça y cuando acabó el partido tenía cuatro
mensajes en el móvil, todos iguales y de un número raro. Los dejé ahí”,
comenta Miguel, estudiante de secundaria. No les hizo caso hasta que le
llegó la factura, casi un mes después: una empresa llamada Delecom, SL,
le había cargado 7,2 euros por 6 mensajes que había recibido
exactamente a la misma hora y que, según recuerda, no había solicitado:
“Nunca doy mi teléfono a nadie y mucho menos lo pongo en páginas web”.
Varios miles de clientes han denunciado situaciones como la suya, pero
otros no lo hacen por la molestia que supone.
Desde 2009, se han cerrado 25 números de los que 17 continúan
bloqueados en la actualidad, según el balance de la CMT de la semana
pasada. Ese cierre es la máxima pena contemplada. Pero la suspensión es
solo por un año, por lo que las empresas de tarificación adicional
vuelven a operar, bien con esos números, bien con otros nuevos y
cambiando su denominación social. Fuentes del Instituto Nacional de
Consumo se limitan a declarar que desde la aparición de los SMS Premium
se “ha realizado una amplia regulación”.
Estas líneas reciben unas 1.000 reclamaciones al año a través de la Comisión de Supervisión de Tarificación Adicional (CSSTA),
que reúne las quejas depositadas en todas las oficinas de consumo
públicas del país, a las que hay que sumar las realizadas en
asociaciones de consumidores, las mismas operadoras y la Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones.
Esta última registró el año pasado un descenso de estas reclamaciones
por SMS Premium. En 2012 se presentaron 1.112, un 7,4% del total de
denuncias registradas en la oficina, frente a las 2.650 de 2011, un
13,2% del total.
El cebo del jamón o del padre enfermo
Aunque se están reinventando para atraer a los clientes, la mensajería premium está en declive respecto a su nacimiento, en torno a 2005, con la moda de los politonos, explica Rubén Sánchez, portavoz de Facua. En Internet, estos servicios son más baratos y las empresas ingenian técnicas para pescar usuarios, como camuflar la letra pequeña, con el fondo de una pantalla.Las encuestas a través de redes sociales como Facebook son otro clásico. Las preguntas son aparentes banalidades, pero después del cuestionario, viene el anzuelo: pide introducir el número de móvil en una casilla y un código que se recibirá por SMS. Así, sin saberlo, el usuario se suscribe a un servicio de pago que no puede dar de baja salvo que se pida expresamente.
Otro método es el envío masivo de SMS con un texto general, que actúa de cebo: “Hola, soy tu amiga Laura. Estoy en la ciudad. Escríbeme a este número”, “Tu padre está enfermo. Contéstame para más información” o “Has ganado un jamón”.
Las organizaciones de usuarios denuncian que la información sobre el contrato se omite en la mayoría de casos: o no se especifica que lleva tarificación adicional ni se aclara el precio final, o que no se trata de una contratación única. “Para los usuarios es muy difícil discernir entre una empresa que vende un politono legalmente, de una que usa esta venta como gancho para un contrato de mensajería premium”, aclara Eugenio Ribón, de CEACCU. Los usuarios lamentan también la pasividad de las operadoras de telefonía móvil ante el fraude: “Tendrían que hacer mucho más contra esto, pero son parte del lucro, no meros instrumentos”, critica Ribón, que desde el órgano de control de los servicios de tarificación adicional asegura que cada parte se lleva hasta el 50% de los beneficios.
Vodafone se define como “un mero intermediario obligado a prestar los servicios”. Fuentes de la empresa aseguran que cada vez que un cliente suyo se da de alta se le avisa dos veces por mensaje. Telefónica introdujo en 2011 barreras para evitar que sus clientes se suscribieran: “Nosotros elegimos con qué proveedores se trabaja, qué servicios se aprueban y qué campañas de captación se validan, conforme a unas líneas de actuación para proteger al cliente”, explican fuentes de la compañía.
La diversidad de estos mensajes complica que se detecten los fraudes. Sin embargo, según denuncian algunos afectados, estos seguros de Telefónica no han funcionado. Se siguen recibiendo mensajes y las compañías emisoras los siguen cobrando. Recuperar el dinero es complejo. En uno de estos casos, tras la advertencia del usuario a Telefónica, esta asegura que “no procede” reclamarles su coste; aunque sí asegura que se ha procedido a “realizar la activación de restricción de mensajería premium para que no se vuelva a tarificar”.
Castigados un año
Desde 2009 la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones ha
cancelado por incumplir el código de conducta un total de 25 números de
SMS Premium, más caros porque van vinculados a un servicio. Su
suspensión dura un año y no pueden ser utilizados por ningún operador.
Actualmente hay 17 números anulados. Algunas empresas, como Datatalk,
acumulan cuatro de ellos: 795600, 795100, 795400, 27270. Le siguen, con
dos números retirados, Digitaran (797454, 797759) y Holland Performance
(795052 y 795056). La lista se completa con los siguientes: 795060
(R&D Media Europe), 797400 (Vivazz Mobile), 797007 (Operador Virtual
SMS), 795333 (Nextcard), 795581 (Jet Multimedia), 795791 (Antiq
Mobile), 27303 (Synergia Soluciones Tecnológicas), 797585 (Hi-Media
Advertising Web).
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