El contrabando de tabaco se ha convertido en uno de los negocios más 
lucrativos de la crisis. Fuentes de las Fuerzas de Seguridad del Estado 
aseguran que el tráfico ilícito de tabaco se ha duplicado en los últimos
 cinco años, pese al incremento de la presión policial para tratar de 
erradicarlo. Se calcula que en 2011 se vendieron en España 400 millones de cajetillas ilegales,
 por las que el Estado dejó de recaudar 1.200 millones de euros en 
impuestos. Y la cifra experimentará un nuevo incremento durante este 
ejercicio. Se calcula que el 15% de las cajetillas vendidas han formado 
parte, en algún momento, del circuito ilegal.
 Gibraltar sigue 
siendo el principal foco de entrada de tabaco ilegal en la Península, un
 mercadeo rentable que deja dinero a ambos lados de la frontera con la 
colonia británica. Fuentes de la Asociación Unificada de la Guardia 
Civil (AUGC) de Cádiz señalan que los decomisos han crecido pero no lo 
suficiente para aplacar un negocio al que se han sumado nuevos actores 
con la crisis. “Hay mucha gente en todo el Campo de Gibraltar que se 
gana la vida con esto. De hecho, hay familias enteras que sólo viven de los ingresos que les reparto esta actividad”,
 explican las mismas fuentes. “El procedimiento habitual es el cruce de 
la frontera con más cartones del límite que fija la ley, uno al día por 
persona como máximo. Pero también se produce tráfico de mayor volumen 
por mar, mediante nadadores, submarinistas y pequeñas lanchas, o incluso
 lanzando cajas enteras por encima de la valla u ocultándolas en dobles 
fondos de vehículos”. 
El tabaco se coloca luego en kioscos, 
bares e incluso tiendas de comestibles venden las cajetillas a un precio
 muy por debajo del oficial. Un paquete de Marlboro, una de las marcas 
más demandadas, cuesta en un estanco 4,50 euros, pero en uno de estos 
despachos clandestinos del Campo de Gibraltar se vende por entre 3,50 y 
3,70 euros. Cada cartón (una caja lleva 50) puede dejar al traficante 10
 euros limpios. 
A menos dinero, más contrabando
Daniel
 Sansó-Rubert, profesor del Instituto de Criminología de la Universidad 
de Santiago de Compostela y secretario del Centro Superior de Estudios 
de la Defensa Nacional (Ceseden), sostiene que el incremento del 
contrabando de este producto se debe “a la caída del poder adquisitivo 
de los fumadores, que les lleva a buscar productos más baratos, y 
también al aumento de la presión impositiva sobre el tabaco, que ha 
subido por las necesidades de recaudación del Estado”. Las 
organizaciones delictivas, concluye, están siendo las grandes beneficiadas de este cruce de factores. 
El
 contrabando de tabaco cuenta a su favor con la ausencia del estigma 
social que sí acompaña al tráfico de drogas, personas y armas, los tres 
mercados ilegales más rentables para la delincuencia internacional. El 
tabaco es el cuarto. Los delincuentes se han adaptado rápidamente a las necesidades de los fumadores.
 “También en el mercado ilegal están proliferando las marcas low cost”, 
apuntan desde la delegación de la AUGC de Cádiz. “Lo habitual era que se
 traficara con las marcas más conocidas, sobre todo Marlboro y Winston, 
pero hace unas semanas interceptamos un cargamento de Elixyr, una marca 
casi desconocida que se vende en el estanco a 2 euros la cajetilla”.
El
 tráfico a mayor escala en el Campo de Gibraltar se sirve de 
sofisticadas redes de transporte que reciben el evadido al menudeo en la
 Línea de la Concepción y, tras sumar grandes cargamentos, los mueven 
por toda la Península. Andorra y Canarias, así como la frontera de 
Francia (las redes albanesas nutren Italia de ingentes cantidades de 
tabaco ilegal procedente de Europa del Este) son los otros grandes focos
 de abastecimiento del comercio negro nacional. Interior llegó a 
destinar en su día a los Grupos Antiterroristas Rurales para frenar las 
salidas de Andorra. En el caso de Canarias, su desclasificación como 
puerto franco tras la entrada de España en la UE redujo su interés para 
el tráfico ilegal, además de la lejanía a la Península, pero sigue 
siendo un destacado punto de abastecimiento porque cuenta en su 
territorio con una potente industria del cigarrillo.
Los 
estanqueros de Pontevedra han denunciado esta semana que sólo en el 
casco histórico de Vigo se venden cada día más de 10.000 cajetillas de 
tabaco ilegal al día. El sector denuncia que de continuar creciendo esta
 actividad, será imposible mantener los 56.000 empleos que viven del 
tabaco en España. “El aumento de los impuestos sobre el tabaco no está 
ayudando a luchar contra este comercio ilegal”, denuncian en British 
American Tobacco (BAT). “En diciembre de 2010 se aumentaron los 
impuestos especiales para recaudar por este producto 780 millones de 
euros extra, pero el resultado fue que la recaudación total del Estado en 2011 cayó en realidad en más de 300 millones de euros con respecto al año anterior. Lejos de mejorar la financiación, el aumento de los impuestos la empeora
 y fomenta el mercadeo ilegal, como aseguran las Fuerzas de Seguridad 
del Estado”, señalan fuentes de esta tabacalera. Según BAT, las ventas 
han caído en España un tercio desde 2006, “y esa cifra no es sólo 
achacable a las leyes de salud pública que se han aprobado y a los 
efectos de la crisis”. 
El tabaco que se vende en Galicia ya 
no procede de Sudamérica. “Hace tiempo que dejó de ser rentable para las
 redes delictivas”, apunta el profesor de la Universidad de Santiago de 
Compostela. “Sito Miñanco, Laureano Oubiña y otros grandes capos 
gallegos de la droga empezaron con este negocio pero pronto descubrieron
 que la cocaína les reportaba muchos más beneficios y penas de cárcel 
similares. El tabaco que se vende en Galicia procede en su mayoría de 
Gibraltar y de los puertos de mercancías”.
Tabaco falsificado, un riesgo para la salud
Efectivamente,
 los puertos de Barcelona, Valencia, Algeciras, Vigo y Bilbao se han 
convertido en las puertas de entrada de otro tipo de tabaco aún más 
peligroso que el que simplemente evade impuestos: el tabaco falsificado,
 muy presente también en el mercado negro español. Su amenaza es mayor 
porque, a la ausencia de ingresos públicos se suma en este caso el 
riesgo para la salud pública que supone la ausencia de controles sanitarios. Después de todo, nadie sabe qué contienen estos cigarrillos. Procede en su mayoría de China, Indonesia y Vietnam. Controles
 aleatorios han detectado en ellos excrementos animales. En algunos 
cargamentos también se ha detectado la total ausencia de hojas de tabaco. 
El
 comercio falso mueve tanto dinero que existen marcas que sólo se 
comercializan en el mercado negro, como Jin Ling, la primera marca 
ilícita mundial, fabricada en Rusia, Ucrania y Moldavia. Su producción alcanza los 24.000 millones de cigarrillos anuales.
 Sus cajetillas se venden en fábrica a 0,16 euros, dejando un amplísimo 
margen de rentabilidad a las organizaciones criminales que los 
distribuyen por el primer mundo.  
La demanda de tabaco ilegal
 se ha disparado tanto que los contrabandistas han comenzado a asaltar 
estancos para poder abastecer la demanda. “Se han convertido en un 
objetivo para los ladrones tan importante como una joyería, porque sus 
productos son casi indetectables, reportan grandes beneficios y hay 
mucha gente dispuestos a comprarlos. La preocupación en el sector es tan
 elevada que los despachos oficiales han comenzado a colocar medidas de 
seguridad adicionales a las que marca la legislación, más propias de 
banco, como alarmas con sensores volumétricos anti-butrón y mámparas 
anti-impacto”, señala Sansó-Rubert.
sábado, julio 07, 2012

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