«Apartamento en Málaga de 75 metros cuadrados. Cocina completa, totalmente equipado y en primera línea de playa. 1.100 euros».
Se trata de un ficticio pero habitual anuncio en prensa para ofertar un
apartamento de verano, como habituales son también las estafas que en
época estival se suceden con más asiduidad de la que creemos. Alquilemos
por teléfono o internet, los timos en los meses cálidos del año son más
que constantes, y todo ello por un claro y alarmante motivo: estafar es fácil.
Que
muchos españoles se hayan topado ya con que el apartamento alquilado no
era en realidad como lo vieron en las fotografías se debe, entre otras
causas, a una excesiva buena fe
a la hora de alquilar. Y es que, la práctica común de muchos españoles
una vez localizado ese pisito perfecto para pasar 15 días de relax en
familia consiste, en muchas ocasiones, en llamar o escribir un correo
electrónico al propietario, fijar fecha y precio de la estancia y
olvidarnos de todo hasta que llegue el momento de hacer la maleta. En
múltiples ocasiones, además, nos vemos obligados a adelantar al propietario un porcentaje del precio sin ni siquiera haber visto el inmueble más que por 4 o 5 fotografías.
Y
ahí estamos nosotros. Con las maletas cargadas de ropa y de ilusión por
nuestro verano perfecto, cuando de repente llegamos al apartamento y
comprobamos que entre nuestros ojos y esas idílicas vistas al mar hay una línea infinita de hormigón.
Además, nos percatamos que con lo de «cocina completa» el propietario
se refería a un microondas y un par de fogones, y de que antes de dejar
nuestras maletas en el suelo deberíamos haber llamado a una empresa de
limpieza. En el peor de los casos, podríamos incluso haber llegado al
apartamento y que ya estuviera ocupado.
¿Qué hacemos ahora? La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU),
informa a ABC de que la resolución de un conflicto de este tipo
dependerá de cómo hayamos contratado nuestro apartamento. Según la
Organización, si hemos contratado directamente con el dueño, «lo mejor
es arreglar la cuestión de manera amistosa con él». Lamentablemente, hay
casos en los que esto no es posible. En este supuesto, la OCU señala
que es importante saber que «dado que lo que se ha firmado es un
contrato entre particulares, el inquilino no tiene la consideración de consumidor, por lo que si tiene que hacer una reclamación tendrá que ser mediante demanda ante el juzgado de primera instancia de la localidad en la que se encuentre la vivienda».
Si por el contrario has realizado el contrato a través de una agencia inmobiliaria,
«hay que rellenar una hoja de reclamaciones e intentar solucionarlo
mediante esta vía». Si no funciona, deberemos también proceder mediante
demanda judicial.
Recopila todas las pruebas posibles
Además,
la Organización de Consumidores y Usuarios señala como esencial
«hacerse con el mayor número de pruebas documentales que podamos». El contrato, los emails enviados y recibidos, los folletos promocionales
de la agencia -si los hubiera-, fotografías del apartamento que
acrediten su mal estado (haz fotos del apartamento que te permitan
probar en qué aspecto no cumple con lo que se había contratado)...
Además, te serán útiles también pruebas como billetes de autobús o facturas de taxi para
demostrar que el apartamento no estaba en el emplazamiento prometido, o
las facturas del restaurante si las deficiencias de la vivienda
impedían almacenar alimentos o cocinar.
Lo
malo de todo esto es que deberás aguantarte con el apartamento que te
ha tocado si no quieres invertir tu periodo vacacional en estresarte más
de lo que ya estás en el trabajo. Si no, siempre te quedará la opción de buscar un hotel y demostrar ante el juzgado que la vivienda no reunía las condiciones básicas de habitabilidad.
Cómo evitar el timo
Como ocurre con todo, la prevención es fundamental a la hora de evitar una estafa, por lo que te damos unas pequeñas claves para que no te fastidien el verano:
-Mucho cuidado con alquilar por internet. La red nos ha abierto un mar de posibilidades a la hora de escoger un apartamento de veraneo, pero cuidado, porque como FACUA advierte a ABC, son muchas las webs que ofertan apartamentos con precios sugerentes e idílicas condiciones.
-No pagues por adelantado sin haber visto la vivienda.
En muchas ocasiones el propietario pide un dinero por adelantado a modo
de señal. Se trata de una práctica lógica y habitual pero, a no ser que
te guste el riesgo, deberías asegurarte de que el inmueble cumple las
condiciones prometidas: pide más fotografías, busca opiniones en foros o
contacta con gente de la zona.
-Comprueba que todo está en orden: Puede parecer una medida extrema pero, como recomienda Consumidores en Acción, si no queremos llevarnos un disgusto es aconsejable comprobar que el arrendador es el dueño del piso a través de los registros de la propiedad.
La transferencia es el modo de pago más seguro
-Las remesas de dinero son más peligrosas que una transferencia:
Aunque ya te hemos advertido de los peligros del pago por adelantado sin
ver la vivienda, lamentablemente la distancia a nuestro lugar de
veraneo y nuestras ocupaciones diarias pueden hacernos imposible esta
tarea. Si finalmente te ves obligado a pagar por adelantado, debes saber
que una transferencia bancaria es el modo más seguro de hacerlo.
-Desconfía siempre de aquellos propietarios que no ofrecen más contacto que su correo electrónico: Siempre deberías poder hablar por teléfono en caso de no poder quedar con ellos.
-No reveles jamás información personal o financiera: (Número de cuenta, DNI, número de la seguridad social)
-Pide al anunciante que te envíe un contrato de alquiler.
Bastará con un pequeño texto que contenga sus datos y el compromiso de
alquilarte el apartamento. Debe especificar la dirección exacta del
inmueble, así como los días del alquiler, hora de entrada y salida del
alojamiento, el precio acordado y la firma. Asimismo, debes devolverle
el texto firmado y fechado, añadiendo un párrafo en el que aceptas las
condiciones que el propietario ha estipulado.
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