Nunca olvidará ese día. Cassidy volvió a su apartamento al terminar
la jornada como hacía habitualmente. Sin embargo, encender el ordenador
fue el preámbulo de una de las experiencias más traumáticas de su vida:
el programa de correo iba descargando mails de forma secuencial y ahí estaba. Uno de los correos llevaba un par de adjuntos y aquello no parecía spam.
Al abrirlos descubrió algo que tardó unos segundos en asumir: eran
fotos de ella misma, en el mismo apartamento que ahora ocupaba, pero
totalmente desnuda.
El correo no dejaba lugar a dudas: el
remitente era anónimo pero esas fotos eran sólo una muestra de lo que
parecía un arsenal de fotografías y vídeos grabados sin su conocimiento
durante semanas. De repente lo vio claro: el MacBook que tenía sobre la
mesa estaba prácticamente siempre abierto y sin saberlo, alguien había estado activando la webcam de forma remota y grabándole sin su conocimiento.
El
MacBook que tenía sobre la mesa estaba prácticamente siempre abierto y
sin saberlo, alguien había estado activando la 'webcam' de forma remota y
grabándole sin su conocimientoUn escalofrío le devolvió
de nuevo a esa demoledora realidad. La pesadilla no había hecho sino
empezar. La misiva no se contentaba con regodearse con el contenido,
sino que quería más. “O haces lo que te digo o estas fotos acaban en
internet y la mando a todos tus amigos”. No había escapatoria. Así
pasaron varios angustiosos días en los que abrir el portátil, ese mismo
que ahora miraba con pánico, era un auténtico trago. Los correos de este
ciberacosador anónimo se sucedieron: más fotos y vídeo y de nuevo la
coacción.
El hacker deseaba que la joven de 19 años posara desnuda ante la webcam o
bien grabara para él vídeos de contenido erótico bajo la amenaza de
saber que sus desnudos robados estarían en cuestión de minutos
accesibles para los ordenadores de medio mundo. La joven decidió hacer
lo más sensato en estos casos y denunció el incidente a la policía que
pronto derivó el asunto al FBI.
Cámaras fácilmente 'hackeables'
Tras
varios días de investigación la agencia centró su atención en el joven
Jared James Abrahams, compañero del instituto de la víctima y tras un
minucioso seguimiento, irrumpieron en su domicilio encontrando varios
ordenadores con aplicaciones para hackear de forma remota así como múltiples fotografías de la joven.
El asunto hubiera pasado tristemente como uno más de tantos de la conocida como sextorsión,
un fenómeno cada vez más extendido mediante el cual las víctimas son
coaccionadas con difundir material potencialmente sexual obtenido sin su
permiso (y en la mayoría de los casos, sin su conocimiento), pero el
incidente ha destapado una vulnerabilidad que afecta a una parte de los portátiles de Apple.
Según
parece, una aplicación habría logrado superar las medidas de seguridad
de los equipos de los californianos de forma que se anula la luz que
indica que se está produciendo una grabación y así proceder a hacerla
sin que el propietario sea consciente de ello.
Los
Mac han sido los protagonistas en este caso puntual, pero esta
posibilidad afecta al grueso de los ordenadores que cuentan con una
cámara para efectuar videollamadasPero parece que el acceso remoto a las webcams es
algo mucho más frecuente de lo que pensamos y por descontado, sabemos.
Los Mac han sido los protagonistas en este caso puntual, pero esta
posibilidad afecta al grueso de los ordenadores que cuentan con una
cámara para efectuar videollamadas. De hecho, es tan frecuente que las
autoridades hasta podrían efectuarlo de forma habitual en sus labores de
investigación.
Práctica habitual del FBI
O
esto es al menos lo que deducimos de las declaraciones de Marcus
Thomas, un exempleado precisamente del FBI que ha anunciado a bombo y
platillo que la conocida agencia accede habitualmente a las webcams de los investigados. Lo
peor del asunto es que estas grabaciones pueden sucederse durante
semanas sin que el vigilado sea consciente de ello, y posiblemente nunca
lo sepa: sólo se le informaría en caso de efectuar cargos contra él y
contar con esa grabación como prueba.
El asunto, como podemos ver,
es tan preocupante como escabroso y así las cosas, lo más importante
llegados a este punto es sabemos cómo podemos protegernos de la
posibilidad de ser vigilados de forma remota.
Son muchas las cosas que uno puede llevar a cabo para poner las cosas difíciles a los hackers, pero por increíble que parezca, lo más efectivo es algo muy rústico: los expertos recomiendan tapar físicamente la cámara
mientras no se esté utilizando. Sí, un esparadrapo de toda la vida para
rescatarnos de los riesgos del mundo 2.0 que nos rodea. Como apunta
Andy O’Donnell de About.com, “no hay hacker que pueda con el esparadrapo”.
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