El empresario británico James McCormick fue declarado hoy culpable de
fraude por vender a países como Irak y Bélgica, además de a las
Naciones Unidas, detectores de explosivos falsos.
El jurado del
tribunal penal londinense de Old Bailey emitió su veredicto de
culpabilidad al considerar probado que McCormick, de 56 años,
comercializó el aparato sabiendo que no funcionaba y obtuvo un beneficio
de unos 50 millones de libras (60 millones de euros).
El acusado, que afronta una pena de cárcel, será sentenciado por el juez el próximo 2 de mayo.
Durante
el proceso se supo que el empresario, natural de Somerset (oeste de
Inglaterra), vendió tres modelos del supuesto detector de explosivos,
cuyo diseño basó en un máquina estadounidense de 13 dólares (10 euros)
para encontrar pelotas de golf.
McCormick, que se limitó a
sacudir la cabeza al oír el dictamen, vendió algunos de estos detectores
-denominados Equipo de selección avanzada o ASE (por sus siglas en
inglés)- por hasta 27.000 libras (31.000 euros).
Con una gran
parafernalia de mercadotecnia, se los ofrecía a Ejércitos, cuerpos de
policía y gobiernos de todo el mundo, entre otros los de Kenia, Níger y
Georgia.
Los tres modelos, cada uno equipado con una tarjeta con
sensores, servían supuestamente para detectar explosivos, drogas,
líquidos y personas desde aviones, debajo del agua (hasta 31 metros),
bajo tierra (hasta un kilómetro) e incluso a través de muros, según
explicó el fiscal Richard Whittam.
"Los artefactos no
funcionaban y él lo sabía", afirmó el abogado, que subrayó que los
expertos habían concluido que los aparatos "no tenían base científica".
McCormick, un antiguo policía y comercial, permanecerá en prisión preventiva hasta conocer su sentencia el próximo mes.
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