El
Supremo ha obligado al Juzgado Central número 6 de la Audiencia
Nacional, del que es titular Eloy Velasco, a instruir una estafa de
células madre cuyos presuntos autores hacían creer falsamente que
conservarían muestras extraídas de la sangre del cordón umbilical en
laboratorios fuera de España.
La trama, en la que fueron
imputadas tres personas, fue desmantelada a finales de marzo del año
pasado en Alicante en la operación "Cigoto", llevada a cabo por la
Guardia Civil a raíz de que se formularan 400 denuncias por estos hechos
en diferentes puntos de España (Albacete, Murcia, Alicante, Valencia,
Madrid, Vizcaya, Salamanca y Granada).
Las
primeras diligencias fueron incoadas por el Juzgado de Instrucción
número 3 de Alicante, pero, a la vista del gran número de afectados, de
que el principal imputado había reconocido haber hecho más de 600
extracciones, que las Audiencias Provinciales en las que se presentaron
denuncia eran ocho y que la estafa podía ser "muy superior" a 750.000
euros, decidió inhibirse en favor de la Audiencia Nacional.
El
asunto recayó en el juzgado de Velasco, pero éste rechazó la competencia
porque "aunque los hechos son numerosos cada uno es sencillo, no son
tantas las personas implicadas o perjudicadas, y las conexiones
internacionales también son simples".
Se planteó así una cuestión
de competencia negativa (cuando ningún juzgado reclama para si un
caso), que ahora dirime la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo
otorgando a Velasco la instrucción de esta causa.
Según el
artículo 65.1 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, la Audiencia
Nacional es competente en materia de defraudaciones cuando produzcan
grave repercusión en la economía nacional o perjuicio patrimonial en una
generalidad de personas en el territorio de más de una Audiencia
Provincial.
Para el alto tribunal es suficiente con que se cumpla
una de estas premisas y, en este caso, "resulta afectada una
generalidad de personas (hay más de 400 denuncias, y se reconoce haber
realizado más de 600 extracciones) y afecta al territorio de varias
Audiencias Provinciales (al menos 8)".
Al plantear la cuestión de
competencia, Velasco cuestionó "la trascendencia económica" y a este
respecto, el Supremo observa que al número de denunciantes "se suma la
existencia de conexiones extranjeras que afecta a varios países, lo que
determina la complejidad en la investigación que resultará más abordable
por una jurisdicción especializada con competencia nacional".
Los tres supuestos estafadores son un responsable de una empresa, su
esposa y otra mujer que actuaba en connivencia con éstos, los cuales
fueron arrestados por los presuntos delitos de estafa continuada y
falsedad documental.
El primero de ellos ingresó en prisión tras prestar declaración judicial y las dos mujeres quedaron en libertad con cargos.
El presunto cabecilla creó dos empresas, dos páginas web -que le
permitieron expandir la presunta estafa por más zonas de España- e,
incluso, impartió charlas de preparación al parto para captar más
clientes.
Algunas de las muestras fueron
efectivamente remitidas a laboratorios fuera de España y así fueron
localizadas 350 muestras en perfectas condiciones en Alemania,
Inglaterra, Suiza, Portugal o EEUU.
Sin embargo, esos
laboratorios no recibieron el pago correspondiente, el cual varía entre
los 700 u 800 euros por el almacenaje, y por los que el presunto
cabecilla habría cobrado a las familias entre 1.800 0 2.500 euros para
trasladarlos hasta allí.
A partir de esos
precios, los investigadores calculan que la presunta estafa podría
alcanzar el millón y medio de euros y las pesquisas se centraron
entonces en averiguar el destino de las muestras que no fueron
localizadas.
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