Prometía descuentos en vuelos transatlánticos de hasta el 70 por ciento.
Su explicación era que, como trabajaba de técnico de mantenimiento de
una importante compañía aérea en Barajas, su jefe le ofrecía varios
cupos al mes de billetes a bajo precio. Eso es, al menos, lo que contaba
a las víctimas potenciales de sus estafas. Solían ser latinoamericanos y
comenzó a captarlos en una iglesia evangelista de la calle Gómez de
Avellaneda, en Ciudad Lineal. Después, el boca a boca hizo el resto.
Eusebio García Prior, un joven de 28 años, fue detenido por agentes de
la Policía Nacional hace unos días en la calle Cuarteles de Aranjuez
como presunto autor de la comisión de 41 estafas. Huyó a la localidad
donde siempre vivió, a su piso de la calle Moreras, tras sospechar que
le buscaba la Policía. Hasta ese momento, lo hizo en un piso de San
Blas, muy cerca de la iglesia evangelista donde comenzó a ejercer de
«agente de viajes».
Sus víctimas eran, sobre todo, ecuatorianos. De hecho, la mayoría de sus
«amigos» en una red social son de este país. Eusebio les ofrecía
billetes de avión a Quito y otras ciudades a un precio muy inferior al
normal. Algunos de los denunciantes –hay hasta familias enteras
estafadas– cuentan que era muy insistente e incluso los iba a buscar al
trabajo o los llamaba varias veces por teléfono para convercerlos de que
compraran pronto el billete aduciendo que tenía muchos clientes que lo
querían. Además, si las víctimas le llevaban a más compradores, les
prometía un descuento mayor o incluso algún pasaje gratis. Una vez
picado el cebo, las víctimas de la estafa tenían que adelantar el 50 por
ciento del precio de la compra, siempre en efectivo o a través de
transferencia bancaria. Las estafas que llegó a perpetrar fueron, por
ejemplo, tres billetes de avión a 2.200 euros (él recibió 1.100), un
billete ida y vuelta a 500 euros, siete vuelos a 5.400 o tres pasajes a
1.500 euros. Así, hasta 41 estafas. La primera denuncia se pudo el
pasado 30 de julio. Con el efectivo, él haría la reserva por internet a
nombre de las víctimas, una operación que luego cancelaba, por lo que no
les entregaba los billetes. A veces, para dar confianza a sus víctimas,
hacía la reserva completa, llegando sus titulares a viajar sin
incidencia alguna. A uno de sus principales «empleados» le ofreció
incluso un puesto de trabajo en la compañía aérea donde trabajaba a
cambio de que le llevara a muchos clientes. La investigación la ha
desarrollado la Policía Judicial de San Blas y la de Aranjuez.
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