Durante catorce años el grupo engañó a reputadas casas de subastas y
reputadas galerías. Christie´s, Shoteby´s, la Kunsthaus Lempertz de
Colonia y Werner Spies, cayeron en la trama y pagaron por lo menos diez
millones de euros por obras cuidadosamente elaboradas que luego
revendieron a precios mucho mayores. Spies, uno de los máximos
especialistas alemanes en la obra de Max Ernst y ex director del Centro
Pompidou de París, hasta certificó con su firma la autenticidad de
algunos cuadros.
Hay estafas ante las cuales hasta un magistrado alemán se quita el birrete. Wilhelm Kremer, presidente de la sala siete del tribunal de Colonia no pudo evitar ayer cierta admiración, al condenar a Wolfgang Beltracchi, su mujer Helen y otros dos cómplices, a un total de 15 años de cárcel. Beltracchi no era un acusado. Ha sido la estrella de este juicio por falsificación que se anunciaba muy largo, pero que concluyó ayer, gracias a la "confesión completa" de los acusados.
Hay estafas ante las cuales hasta un magistrado alemán se quita el birrete. Wilhelm Kremer, presidente de la sala siete del tribunal de Colonia no pudo evitar ayer cierta admiración, al condenar a Wolfgang Beltracchi, su mujer Helen y otros dos cómplices, a un total de 15 años de cárcel. Beltracchi no era un acusado. Ha sido la estrella de este juicio por falsificación que se anunciaba muy largo, pero que concluyó ayer, gracias a la "confesión completa" de los acusados.
Por orden de edad y aparición; Beltracchi, el artista de sesenta años
parecido al mosquetero Athos, su mujer de 54, Helene, la hermana de
ésta, Jeanette y el corredor Otto Schulte. Del talento de Beltracchi
salieron catorce obras maestras, finamente trabajadas, que se
atribuyeron a Max Ernst, Heinrich Campendok, Max Pechstein, Fernand
Leger, Andre Derain y otros.
Beltracchi y compañía no solo pintaron. Inventaron una leyenda: la
"colección Jägers", perteneciente al abuelo de ella, un coleccionista
que en la época nazi habría comprado las obras al famoso galerista judío
Alfred Flechtheim. Algunos cuadros llevaban el nombre de obras
desaparecidas en la guerra. Se cuidaba los detalles.
El artista compraba lienzos con poca pintura de los años veinte,
retiraba la pintura y trabajaba encima. Confeccionaron incluso una
prueba fotográfica. En ella se veía a los abuelos de Helen posando junto
a algunos de los cuadros. La foto, en blanco y negro, envejecida y
algo desenfocada, se reveló en papel de los años treinta, con Helen
posando en lugar de su abuela. "El mercado del arte en pleno fue
engañado por la gran profesionalidad de los falsificadores", ha dicho
Heinrik Hanstein, director de la casa Lempertz de Colonia.
Beltracchi, que dejó los estudios de arte para dedicarse "al sexo,
las drogas y el rock´n and roll", quería "completar" la obra que todos
aquellos genios, explicó su abogado. Algunos cuadros eran "demasiado
buenos" para sus supuestos autores pretendió el desenfadado
falsificador. El dinero se lo gastaron en una magnífica propiedad rural
en Francia. Lo que quedaba lo han devuelto, aunque se dice que aun hay
muchos cuadros por ahí. Uno de ellos "La Foret" de Max Ernst, presentó
pigmentos inexistentes en los años veinte. Un fallo. Wolfgang Beltracchi
ha sido condenado a 6 años de cárcel, Helen a 4 años, la hermana a 21
meses y Otto a 5 años, pero la confesión hará que salgan pronto. El
pacto "ha evitado un juicio largo con comparecencias que habrían sido
muy embarazosas para algunos testigos". Uno de ellos el actor
estadounidense Steve Martin pagó 700.000 euros por "Paisaje con
caballos" un bonito cuadro de Campendonk pintado por Beltracchi.
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