Aunque es uno de los fugitivos más buscados, ha conseguido esquivar a la Justicia durante años. José Manuel Llorca Rodríguez,
el cerebro de Fórum Filatélico y también acusado en los casos de
‘Operación Malaya’ y ‘Ballena Blanca’, pasa desapercibido gracias a las
innumerables intervenciones de cirugía estética a las que se ha
sometido. Así lo atestigua un reportaje de Interviú donde se muestra su último look durante su estancia en el Caribe.
Llorca es el más buscado desde hace años. Cuando su imperio comenzó a
ser desmantelado por la policía, desapareció. Entre 2005 y 2008
permaneció en Venezuela. De hecho, tiene una casa en Isla Margarita,
donde organizaba grandes fiestas con mariachis, bailarinas de la danza
del vientre y pinchadiscos. En este país se sometió a las primeras
operaciones de estética para ocultar su imagen (implantes de pelo, retoques en la papada y las ojeras, nuevo bigote…).
Fue allí cuando las autoridades españolas estuvieron a punto de echarle
el guante, pero justo antes de la detención volvió a esfumarse
abandonando incluso su avión privado. En la actualidad continúa prófugo
de la justicia.
Fórum Filatélico sobrevivió 27 años gracias al dinero que captaba de sus clientes, a pesar de que todo su negocio era un fraude: sellos aptos para el franqueo que se vendían como "lujo", intermediarios falsos y envíos de cajas vacías.
El
entramado montado por los directivos de Fórum para lucrase y lograr que
la empresa funcionara, al menos en apariencia, se describe en las más
de ochocientas páginas que componen el informe pericial encargado por la
Audiencia Nacional y al que ha tenido acceso Efe.
A pesar de que
"la propia actividad de Fórum, tal y como estaba organizada, era
económicamente inviable" desde el comienzo, la compañía supo fingir que
prosperaba para captar un volumen creciente de fondos hasta su
intervención judicial en 2006, que dejó 270.000 afectados y un agujero
patrimonial de 2.800 millones de euros.
El precio de la filatelia
se sobrevaloraba sistemáticamente, en ocasiones más de diez veces, hasta
el punto de no encontrar ninguna empresa dispuesta a asegurar sus
sellos.
Sin embargo, ese era solo el primer escalón del entramado.
Los
presidentes de la compañía, Jesús Fernández Prada y Francisco Briones,
junto a su socio José Carlos Llorca, interpusieron de forma progresiva
una serie de intermediarios entre los proveedores de sellos y Fórum, con
el objetivo de simular un comercio activo de filatelia que inflara los
precios.
Estos intermediarios eran "meras pantallas" controladas
por Llorca que le permitían sustraer grandes cantidades de dinero a
través de cuentas en paraísos fiscales.
Todo lo relacionado con
estas sociedades era irregular, desde su constitución con un capital
mínimo -en alguna ocasión de 2 libras, unos 2,5 euros a precios
actuales-, su actividad -como inmobiliarias o distribuidoras de
vehículos a motor- a la emisión sistemática de facturas falsas.
Además
de sobrevalorar la filatelia, los intermediarios a menudo
contabilizaban envíos que no se habían hecho, e incluso "hay constancia
de que en alguna ocasión los paquetes no contenían sellos".
Esta
práctica acabó por despertar la suspicacia de las autoridades
portuguesas y alemanas, de manera que los organizadores de la trama
optaron por incluir sellos en las cajas, aunque la mayor parte del
contenido fuera "material de relleno".
El circuito de
redistribución de sellos llegó a su momento álgido cuando "el presidente
de la compañía retiró del departamento de filatelia un importante
volumen de valores" y los entregó a las sociedades intermedias.
Así,
"Fórum comenzó a comprar, de forma sistemática, los mismos valores
filatélicos una y otra vez, con movimiento físico de los mismos".
Una
consecuencia de esta circulación de la filatelia era que "simulaba la
existencia de un comercio activo de sellos", que infló artificialmente
su valor, lo que hace pensar a los peritos que "el mero hecho de que
Fórum dejara de comprar habría hecho descender los precios".
En
2005, un año antes de la intervención, Fórum comenzó a adquirir una
nueva colección de sellos que sus proveedores compraban en las propias
administraciones postales, ya que eran tan recientes que eran "aptos
para el franqueo".
El informe cita como ejemplo que una de estas
series, emitida en Gibraltar, tenía un precio de venta de 0,38 euros la
unidad, que el intermediario Spring Este adquiría a 0,41 euros y que
Fórum compraba por 0,74 euros, para finalmente colocarlo entre sus
clientes a 10 euros, más de trece veces su valor real.
La Fiscalía
Anticorrupción tiene que examinar ahora el extenso informe, un trabajo
que llevará "mucho tiempo", antes de presentar sus conclusiones a la
Audiencia Nacional, mientras uno de los principales acusados, José
Carlos Llorca, continúa en busca y captura.
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