24 de abril de 2012

Los correos se llenan de ofertas de trabajo fraudulentas



El lunes pasado, llegó el siguiente mensaje: «Te ofrecemos una posibilidad de ganar dinero fácilmente. Puedes simultanear este trabajo con él (sic) que tienes ya. Solo hay que encontrar 2-3 horas libres al día 1-2 veces a la semana. Te explicamos como funciona: 1. Realizamos el ingreso de 3.000 euros en tu cuenta. 2. Una vez llegado retiras el dinero. 3. Ya has ganado 20% del ingreso, ¡te quedas 600 euros! 4. Luego nos entregas el resto, 2.400 euros. Los montos transferidos y su frecuencia pueden ser diferentes, todo depende únicamente de tus preferencias y posibilidades. La actividad está (sic) absolutamente legal y no viola ninguna ley de UE o de España. ¡Ten prisa! La cantidad de vacancias (sic) está limitada!». 
El martes, otro e-mail se «apresuraba a informar» de que la empresa remitente había «¡abierto nuevas vacantes!». Y explicaba: «Le ofrecemos trabajo en una empresa internacional que es casi independiente de la crisis. Horario de trabajo flexible. Salarios decentes. ¡Ahora se hizo posible! Requisitos para el empleado: conocimiento de programas de Microsoft Office, puntualidad y disponibilidad de 1-6 horas libres al día». Tan 'interesante' oferta, curiosamente, solo estaba disponible para «los ciudadanos de Chile y España».
Según un reciente informe del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), en la actualidad cerca del 25% de los fraudes en Internet provienen de supuestas ofertas de trabajo. Quizá haya que ser muy incauto para picar en este tipo de estafas, pero tampoco parece que haya que ser muy listo para cuidarse de revelar números de cuentas bancarias, claves y contraseñas a quienes envían mensajes de phising (estafa cibernética destinada a obtener información confidencial, generalmente mediante la suplantación de entidades financieras) y está demostrado que esta práctica proporciona a los timadores millones de euros todos los años. Basta con que pique el 0,0005% de los millones de destinatarios de estos correos.

Según manifestaron desde el gabinete de prensa de la Policía Nacional, no existe constancia de que exista un gran número de afectados por estas falsas ofertas de trabajo por Internet. Este tipo de fraude se enmarca en los artículos 311 a 318 de Código Penal, donde entran desde el trabajo ilegal, la utilización de mano de obra irregular y los riesgos laborales dolosos y no existe una estadística 'ex profeso'. Con todo, señalaron que «no ha habido un repunte alarmante». Bien sea por lo reciente de su proliferación masiva, bien por lo que tiene de vergonzante caer en ellas, las denuncias no han llegado a las comisarías. 
No obstante, en mayo de 2011, la Policía Nacional de Valladolid detuvo a un vecino de Fuensaldaña de 34 años como autor de un delito de estafa por valor de 660.000 euros presuntamente cometido mediante la utilización de líneas telefónicas 807, según informaron a Europa Press fuentes policiales. El 'modus operandi' utilizado consistía en la inserción en medios de comunicación de anuncios de ofertas de trabajo en los que se facilitaba un teléfono móvil al cual llamar para solicitar más información. Una vez que la víctima contactaba con este móvil, se le redirigía a un número de tarificación adicional en el que las conversaciones se prolongaban hasta la extenuación. Según explicó la Policía, el detenido –que captó 97.000 llamadas en nueve meses– «se aprovechaba de la situación económica de las víctimas, personas que buscaban trabajo y en muchas ocasiones contaban con escasos medios de vida».
La empresa de Recursos Humanos y Trabajo Temporal Adecco explicaba la pasada semana que «ante la difícil situación económica y laboral que afecta a muchas familias españolas y, especialmente a los jóvenes, durante los últimos meses se ha incrementado el número de estafas por falsas ofertas de trabajo en Internet». Se trata de anuncios en los que se prometen sueldos superiores a la media sin necesidad de contar con experiencia previa. Los estafadores solicitan dinero para participar en un proceso de selección, o piden datos bancarios a los candidatos. Actualmente en España, según datos de Adecco e Infoempleo, más del 80% de los españoles utilizan Internet como plataforma de búsqueda de empleo. De ellos, cerca del 61% lo realizan a través de diferentes páginas web y otro 15% lo hace mediante el uso de las redes sociales. Por ello, Adecco recomienda que, «durante la búsqueda de empleo, los candidatos recurran únicamente a bolsas de trabajo que tengan el respaldo de organizaciones de prestigio, como empresas especializadas, universidades o entidades gubernamentales». 
De acuerdo con el Estudio sobre el fraude a través de Internet elaborado por el Inteco, en el segundo cuatrimestre de 2011, «una parte importante de los ciudadanos que participaron en la encuesta reconocieron haber sido objeto de un intento de fraude» (no necesariamente consumado), principalmente a través de Internet (correo electrónico), aunque también a través del teléfono móvil (SMS o llamada telefónica). En concreto, dos de cada tres encuestados declararon haber sufrido algún intento de estafa electrónica.
En la primera vía de ataque analizada, el correo electrónico, la recepción de invitaciones para visitar páginas sospechosas y de ofertas de servicios no solicitados fueron las situaciones más declaradas (44,8% y 37,2%, respectivamente). Esta incidencia es superior a la percibida en los doce meses anteriores. 
Aunque menos frecuente, también son significativas «las comunicaciones 'on-line' de apariencia sospechosa con supuestas ofertas de trabajo (25,1%) y los correos electrónicos que solicitan al usuario sus claves personales (23,1%)». Doce meses atrás, las ofertas de trabajo fraudulentas representaban el 23,3%, es decir, casi dos puntos menos.
Según el Inteco, en el segundo cuatrimestre de 2011, la proporción de intentos de fraude que ha derivado en un perjuicio económico para la víctima fue del 6,3%, cifra ligeramente superior a la media móvil del último año (5,3%)».
Las estafas disfrazadas de ofertas laborales son de lo más variopinto. Van desde el clásico negocio piramidal, hasta el más sofisticado sistema tecnológico que desvía una llamada a un teléfono fijo a un 805 de los de tipo tarot, pasando por el modelo 'envíe unos euritos para gastos de tramitación'. Según datos proporcionados por la asociación de consumidores Facua, los seis tipos de fraude más frecuentes desde que comenzó la crisis son los siguientes:
Falsos gastos de tramitación. El estafador oferta un trabajo a través de correos electrónicos tipo 'spam' y cuando el usuario se interesa, le solicita que ingrese en una cuenta bancaria una cantidad para unos supuestos gastos de tramitación del contrato, o del envío del material para trabajar. Tras abonar lo que le pide, la empresa desaparece o incluso vuelve a contactar con el afectado para seguir pidiéndole dinero.
Trabajo desde casa. Otro de los casos es el modelo 'hágase rico fabricando productos desde casa'. El dinero que se solicita es el teórico coste del material con el que el usuario se dedicará a ensamblar collares, mecheros, llaveros, o bien a llenar sobres desde casa para distribuirlos a través de la empresa. Hasta que se da cuenta de que, en realidad, no ha hecho más que comprar un material inútil.
Cursos con trampa. Supuestas academias de enseñanza aseguran falsamente que el usuario encontrará empleo tan pronto como finalice uno de sus cursos, gracias a sus supuestas relaciones con determinadas empresas. Las hay que, incluso, se hacen pasar por ofertantes de puestos de trabajo que están condicionados a la contratación de los cursos.
Negocios piramidales. En este caso, el supuesto trabajador debe comprar productos a la empresa para revenderlos captando nuevos empleados. En realidad, los afectados no son más que clientes de la compañía, que les hace creer que se harán ricos en poco tiempo, cuando la realidad es pueden acabar arruinados.
Blanqueadores de dinero. Otra de las técnicas entra ya en el terreno de crimen organizado. Consiste en hacer creer al usuario que ganará mucho dinero como mediador en transacciones internacionales. Para ello debe recibir transferencias en su cuenta bancaria y reingresar el dinero en otra cuenta, tras quedarse con una comisión. Así, actúa sin saberlo como 'mulero' en un negocio de blanqueo de dinero que puede acarrearle consecuencias penales.
Teléfonos de tarificación adicional. Los ofertantes facilitan un teléfono fijo o móvil convencional, o un 902 como contacto y, al llamar, un buzón de voz insta a llamar a la otra línea, o bien se desvía automáticamente. Si los timadores consiguen entretener 30 minutos al usuario (el tiempo máximo que pueden durar estas llamadas) con preguntas sobre su currículum y disponibilidad, su precio puede superar los 46 euros.
Facua lamenta el estado de desprotección en que se hallan los consumidores, que favorece la proliferación y pervivencia de estos fraudes, mientras ni el Gobierno ni las comunidades adoptan medidas para aumentar los controles, investigar estas estafas y aplicar sanciones. El riesgo que corren los timadores, se queja Facua, es prácticamente nulo.

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