El lunes pasado, llegó el siguiente mensaje: «Te ofrecemos una posibilidad de
ganar dinero fácilmente. Puedes simultanear este trabajo con él (sic)
que tienes ya. Solo hay que encontrar 2-3 horas libres al día 1-2 veces a
la semana. Te explicamos como funciona: 1. Realizamos el ingreso de
3.000 euros en tu cuenta. 2. Una vez llegado retiras el dinero. 3. Ya
has ganado 20% del ingreso, ¡te quedas 600 euros! 4. Luego nos entregas
el resto, 2.400 euros. Los montos transferidos y su frecuencia pueden
ser diferentes, todo depende únicamente de tus preferencias y
posibilidades. La actividad está (sic) absolutamente legal y no viola
ninguna ley de UE o de España. ¡Ten prisa! La cantidad de vacancias
(sic) está limitada!».
El martes, otro e-mail se «apresuraba a informar» de que
la empresa remitente había «¡abierto nuevas vacantes!». Y explicaba: «Le
ofrecemos trabajo en una empresa internacional que es casi
independiente de la crisis. Horario de trabajo flexible. Salarios
decentes. ¡Ahora se hizo posible! Requisitos para el empleado:
conocimiento de programas de Microsoft Office, puntualidad y
disponibilidad de 1-6 horas libres al día». Tan 'interesante' oferta,
curiosamente, solo estaba disponible para «los ciudadanos de Chile y
España».
Según un reciente informe del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (Inteco), en la actualidad cerca del 25% de los fraudes en Internet provienen de supuestas ofertas de trabajo.
Quizá haya que ser muy incauto para picar en este tipo de estafas, pero
tampoco parece que haya que ser muy listo para cuidarse de revelar
números de cuentas bancarias, claves y contraseñas a quienes envían
mensajes de phising (estafa cibernética destinada a obtener información
confidencial, generalmente mediante la suplantación de entidades
financieras) y está demostrado que esta práctica proporciona a los
timadores millones de euros todos los años. Basta con que pique el
0,0005% de los millones de destinatarios de estos correos.
Según manifestaron desde el gabinete de prensa de la Policía Nacional, no existe constancia de que exista un gran número de afectados por estas falsas ofertas de trabajo por Internet.
Este tipo de fraude se enmarca en los artículos 311 a 318 de Código
Penal, donde entran desde el trabajo ilegal, la utilización de mano de
obra irregular y los riesgos laborales dolosos y no existe una
estadística 'ex profeso'. Con todo, señalaron que «no ha habido un
repunte alarmante». Bien sea por lo reciente de su proliferación masiva,
bien por lo que tiene de vergonzante caer en ellas, las denuncias no
han llegado a las comisarías.
No obstante,
en mayo de 2011, la Policía Nacional de Valladolid detuvo a un vecino
de Fuensaldaña de 34 años como autor de un delito de estafa por valor de
660.000 euros presuntamente cometido mediante la utilización de
líneas telefónicas 807, según informaron a Europa Press fuentes
policiales. El 'modus operandi' utilizado consistía en la inserción en
medios de comunicación de anuncios de ofertas de trabajo en los que se
facilitaba un teléfono móvil al cual llamar para solicitar más
información. Una vez que la víctima contactaba con este móvil, se le
redirigía a un número de tarificación adicional en el que las
conversaciones se prolongaban hasta la extenuación. Según explicó la
Policía, el detenido –que captó 97.000 llamadas en nueve meses– «se
aprovechaba de la situación económica de las víctimas, personas que
buscaban trabajo y en muchas ocasiones contaban con escasos medios de
vida».
La empresa de Recursos Humanos y Trabajo Temporal Adecco
explicaba la pasada semana que «ante la difícil situación económica y
laboral que afecta a muchas familias españolas y, especialmente a los
jóvenes, durante los últimos meses se ha incrementado el número de
estafas por falsas ofertas de trabajo en Internet». Se trata de anuncios
en los que se prometen sueldos superiores a la media sin necesidad de contar con experiencia previa.
Los estafadores solicitan dinero para participar en un proceso de
selección, o piden datos bancarios a los candidatos. Actualmente en
España, según datos de Adecco e Infoempleo, más del 80% de los españoles
utilizan Internet como plataforma de búsqueda de empleo. De ellos,
cerca del 61% lo realizan a través de diferentes páginas web y otro 15%
lo hace mediante el uso de las redes sociales. Por ello, Adecco
recomienda que, «durante la búsqueda de empleo, los candidatos recurran
únicamente a bolsas de trabajo que tengan el respaldo de organizaciones
de prestigio, como empresas especializadas, universidades o entidades
gubernamentales».
De acuerdo con el Estudio sobre el fraude a través de
Internet elaborado por el Inteco, en el segundo cuatrimestre de 2011,
«una parte importante de los ciudadanos que participaron en la encuesta
reconocieron haber sido objeto de un intento de fraude» (no
necesariamente consumado), principalmente a través de Internet (correo
electrónico), aunque también a través del teléfono móvil (SMS o llamada
telefónica). En concreto, dos de cada tres encuestados declararon haber sufrido algún intento de estafa electrónica.
En la primera vía de ataque analizada, el correo
electrónico, la recepción de invitaciones para visitar páginas
sospechosas y de ofertas de servicios no solicitados fueron las
situaciones más declaradas (44,8% y 37,2%, respectivamente). Esta
incidencia es superior a la percibida en los doce meses anteriores.
Aunque menos frecuente, también son significativas «las
comunicaciones 'on-line' de apariencia sospechosa con supuestas ofertas
de trabajo (25,1%) y los correos electrónicos que solicitan al usuario
sus claves personales (23,1%)». Doce meses atrás, las ofertas de trabajo
fraudulentas representaban el 23,3%, es decir, casi dos puntos menos.
Según el Inteco, en el segundo cuatrimestre de 2011, la
proporción de intentos de fraude que ha derivado en un perjuicio
económico para la víctima fue del 6,3%, cifra ligeramente superior a la
media móvil del último año (5,3%)».
Las estafas disfrazadas de ofertas laborales son de lo
más variopinto. Van desde el clásico negocio piramidal, hasta el más
sofisticado sistema tecnológico que desvía una llamada a un teléfono
fijo a un 805 de los de tipo tarot, pasando por el modelo 'envíe unos
euritos para gastos de tramitación'. Según datos proporcionados por la
asociación de consumidores Facua, los seis tipos de fraude más
frecuentes desde que comenzó la crisis son los siguientes:
Falsos gastos de tramitación.
El estafador oferta un trabajo a través de correos electrónicos tipo
'spam' y cuando el usuario se interesa, le solicita que ingrese en una
cuenta bancaria una cantidad para unos supuestos gastos de tramitación
del contrato, o del envío del material para trabajar. Tras abonar lo que
le pide, la empresa desaparece o incluso vuelve a contactar con el
afectado para seguir pidiéndole dinero.
Trabajo desde casa.
Otro de los casos es el modelo 'hágase rico fabricando productos desde
casa'. El dinero que se solicita es el teórico coste del material con el
que el usuario se dedicará a ensamblar collares, mecheros, llaveros, o
bien a llenar sobres desde casa para distribuirlos a través de la
empresa. Hasta que se da cuenta de que, en realidad, no ha hecho más que
comprar un material inútil.
Cursos con trampa.
Supuestas academias de enseñanza aseguran falsamente que el usuario
encontrará empleo tan pronto como finalice uno de sus cursos, gracias a
sus supuestas relaciones con determinadas empresas. Las hay que,
incluso, se hacen pasar por ofertantes de puestos de trabajo que están
condicionados a la contratación de los cursos.
Negocios piramidales.
En este caso, el supuesto trabajador debe comprar productos a la
empresa para revenderlos captando nuevos empleados. En realidad, los
afectados no son más que clientes de la compañía, que les hace creer que
se harán ricos en poco tiempo, cuando la realidad es pueden acabar
arruinados.
Blanqueadores de dinero.
Otra de las técnicas entra ya en el terreno de crimen organizado.
Consiste en hacer creer al usuario que ganará mucho dinero como mediador
en transacciones internacionales. Para ello debe recibir transferencias
en su cuenta bancaria y reingresar el dinero en otra cuenta, tras
quedarse con una comisión. Así, actúa sin saberlo como 'mulero' en un
negocio de blanqueo de dinero que puede acarrearle consecuencias
penales.
Teléfonos de tarificación adicional.
Los ofertantes facilitan un teléfono fijo o móvil convencional, o un
902 como contacto y, al llamar, un buzón de voz insta a llamar a la otra
línea, o bien se desvía automáticamente. Si los timadores consiguen
entretener 30 minutos al usuario (el tiempo máximo que pueden durar
estas llamadas) con preguntas sobre su currículum y disponibilidad, su
precio puede superar los 46 euros.
Facua lamenta el estado de desprotección en que se hallan
los consumidores, que favorece la proliferación y pervivencia de estos
fraudes, mientras ni el Gobierno ni las comunidades adoptan medidas para
aumentar los controles, investigar estas estafas y aplicar sanciones.
El riesgo que corren los timadores, se queja Facua, es prácticamente
nulo.
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