Uno no puede evitar sentir un escalofrío al descubrir que, tras haber navegado por la web en busca de, pongamos por caso, equipos de buceo, al día siguiente, en cualquier otro blog que visite, la columna de la derecha esté inundada de propuestas sobre este producto. ¿Le están espiando? Sin duda.
‘Robots’ anónimos siguen siempre el rastro de las webs que visita y crean un perfil ideal para los anunciantes. Esto puede parecer un asunto menor para algunos, o una invasión inaceptable de la intimidad para otros. Precisamente, a este último grupo se dirige Google, coloso que siempre ha estado en entredicho por su controvertida política de privacidad. La empresa californiana ha puesto a disposición de los usuarios del navegador Chrome una herramienta que bloquea el acceso a estos ojos indiscretos, y no están solos en este movimiento: Mozilla ha hecho lo propio en su navegador Firefox mediante un plug-in que mantiene el anonimato en la navegación.
Saben quiénes somos Es posible que alguien asuma como algo normal y consecuente con la sociedad de la sobreinformación en la que vivimos que se rastree de forma anónima nuestro recorrido por la web. Sin embargo, un reciente informe alerta de un hecho que preocupará a más de uno: estas empresas pueden identificarle, con nombre y apellidos, sin mayor problema. Este inquietante dato se desprende del análisis llevado a cabo por la EFF (Electronic Frontier Foundation), organismo norteamericano en defensa de los derechos civiles.
Las conclusiones son demoledoras: si bien, es cierto que las cookies y demás artimañas que rastrean nuestro paso por las webs son elementos que no registran datos privados de los usuarios, si se accede desde ese mismo ordenador a alguna de las principales redes sociales, sí se deja constancia de nuestra información personal. Los ávidos trackers que husmean nuestro recorrido por la www, recaban información no sólo relativa a nuestra persona, sino también la de nuestra lista de contactos, todo ello con la connivencia de las principales redes sociales. Este inquietante dato se desprende de un estudio llevado a cabo por Balachander Krishnamurthy y Craig Wills, en el que queda patente que tanto Facebook como LinkedIn facilitan a estas empresas los datos personales de los usuarios, sus contactos e intereses.
Con esta información, las firmas de marketing que explotan esta valiosa información, pueden crear perfiles personalizados de cada uno de nosotros, con nombre, apellidos, aficiones, amistades y páginas web que visitamos habitualmente. Pero las cosas todavía pueden ponerse más feas, puesto que no son una ni dos las empresas de marketing que husmean en nuestra vida y costumbres. EFF llegó a contar hasta diez fuentes diferentes de cookies, javascript y demás elementos extraños en una sola web visitada, que reportaban información sobre nuestro paso por Internet. A mayor desgracia, este rastro no termina cuando abandonamos una web en concreto, sino que los trackers nos persiguen por los diferentes sitios que vamos visitando, alimentando, al tiempo, su base de datos.
Google, juez y parte en este asunto (es propietaria de DoubleClick, uno de los mayores rastreadores del mercado), se ha puesto del lado del usuario, al menos por el momento, y promete nuevas herramientas para mantener el anonimato mientras se navega por la web. Entre tanto, EFF sugiere a los internautas que instalen los citados complementos y configuren los navegadores para que borren las cookies cada vez que se abandona una sesión
‘Robots’ anónimos siguen siempre el rastro de las webs que visita y crean un perfil ideal para los anunciantes. Esto puede parecer un asunto menor para algunos, o una invasión inaceptable de la intimidad para otros. Precisamente, a este último grupo se dirige Google, coloso que siempre ha estado en entredicho por su controvertida política de privacidad. La empresa californiana ha puesto a disposición de los usuarios del navegador Chrome una herramienta que bloquea el acceso a estos ojos indiscretos, y no están solos en este movimiento: Mozilla ha hecho lo propio en su navegador Firefox mediante un plug-in que mantiene el anonimato en la navegación.
Saben quiénes somos Es posible que alguien asuma como algo normal y consecuente con la sociedad de la sobreinformación en la que vivimos que se rastree de forma anónima nuestro recorrido por la web. Sin embargo, un reciente informe alerta de un hecho que preocupará a más de uno: estas empresas pueden identificarle, con nombre y apellidos, sin mayor problema. Este inquietante dato se desprende del análisis llevado a cabo por la EFF (Electronic Frontier Foundation), organismo norteamericano en defensa de los derechos civiles.
Las conclusiones son demoledoras: si bien, es cierto que las cookies y demás artimañas que rastrean nuestro paso por las webs son elementos que no registran datos privados de los usuarios, si se accede desde ese mismo ordenador a alguna de las principales redes sociales, sí se deja constancia de nuestra información personal. Los ávidos trackers que husmean nuestro recorrido por la www, recaban información no sólo relativa a nuestra persona, sino también la de nuestra lista de contactos, todo ello con la connivencia de las principales redes sociales. Este inquietante dato se desprende de un estudio llevado a cabo por Balachander Krishnamurthy y Craig Wills, en el que queda patente que tanto Facebook como LinkedIn facilitan a estas empresas los datos personales de los usuarios, sus contactos e intereses.
Con esta información, las firmas de marketing que explotan esta valiosa información, pueden crear perfiles personalizados de cada uno de nosotros, con nombre, apellidos, aficiones, amistades y páginas web que visitamos habitualmente. Pero las cosas todavía pueden ponerse más feas, puesto que no son una ni dos las empresas de marketing que husmean en nuestra vida y costumbres. EFF llegó a contar hasta diez fuentes diferentes de cookies, javascript y demás elementos extraños en una sola web visitada, que reportaban información sobre nuestro paso por Internet. A mayor desgracia, este rastro no termina cuando abandonamos una web en concreto, sino que los trackers nos persiguen por los diferentes sitios que vamos visitando, alimentando, al tiempo, su base de datos.
Google, juez y parte en este asunto (es propietaria de DoubleClick, uno de los mayores rastreadores del mercado), se ha puesto del lado del usuario, al menos por el momento, y promete nuevas herramientas para mantener el anonimato mientras se navega por la web. Entre tanto, EFF sugiere a los internautas que instalen los citados complementos y configuren los navegadores para que borren las cookies cada vez que se abandona una sesión
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