Dos de las operaciones policiales más ambiciosas de los Mossos d'Esquadra han estado contra la mafia china. Hace dos años y medio contra el grupo criminal que explotaba trabajadores en talleres textiles de Mataró y hace dos meses contra una red que obligaba a prostituirse a un centenar de mujeres encadenadas a ofrecer servicios sexuales sin descanso y sin preservativo.
En ambos casos las víctimas eran también de nacionalidad china. El comisario de la División de Investigación Criminal, Josep Lluís Trapero, explicó, en declaraciones a la ACN, que la mafia china ha ido penetrando "poco a poco" en la sociedad catalana en actividades delictivas relacionadas con la explotación "laboral y sexual".
El comisario Trapero subraya que hay muchos ciudadanos chinos trabajando "muy honestamente" en territorio catalán. Pero también los tenemos "vinculados a actividades delictivas relevantes, de explotación laboral o de explotación sexual".
Los grupos criminales que llevan a cabo estas dos actividades delictivas en Catalunya se han ido instalando "poco a poco". Como todas las mafias, no aparecen "de forma abrupta", sino que penetran "poco a poco". Y en estos dos ámbitos realmente se han colocado "en unos niveles que activaron nuestra alerta". A partir de ahí los Mossos han ido "trabajando específicamente para controlarlos y neutralizarlos", asegura Trapero.
Testimonios de las víctimas
En el caso de las mujeres lo más difícil es, una vez se han realizado las detenciones de los explotadores y ellas han sido liberadas, conseguir que confíen en la policía y se atrevan a denunciar a sus proxenetas. En el caso de los talleres textiles fue aún más difícil, ya que los trabajadores que vivían en condiciones ínfimas y trabajaban sin descanso no se sentían explotados.
Trapero admite que el testimonio de las víctimas "es clave" para lograr condenas en los tribunales, pero no es condición imprescindible. "Y debemos hacer autocrítica", explica, porque a menudo se culpa a los jueces y tal vez la policía tampoco ha aportado pruebas "contundentes para que las resoluciones sean favorables" a las tesis de los investigadores. "Tenemos otras vías, como las intervenciones telefónicas, para reunir pruebas irrefutables que hacen que las declaraciones de los afectados y las víctimas pasen a segundo lugar".
Servicios sexuales sin condón y sin descanso
La mafia china desarticulada a finales de septiembre en Barcelona por los Mossos d'Esquadra obligaba a prostituirse por la fuerza a más de un centenar de mujeres chinas, seis de ellas menores de edad. Eran obligadas a mantener relaciones sexuales con los clientes sin preservativo y después tenían que tomarse medicamentos abortivos si se quedaban en estado.
La mayoría fueron llevadas a Catalunya bajo promesas de trabajo falsas y quedaron atrapadas en la red sin documentación, con una deuda por pagar y amenazadas. La policía descubrió el caso de una mujer que contrajo el Sida y que acabó suicidándose.
Los talleres textiles de Mataró
Los Mossos d'Esquadra detuvieron hace dos años y medio a 77 personas, 76 de ellos de nacionalidad china, por explotar 451 trabajadores, también chinos, en talleres textiles de la ciudad de Mataró. Lo más sorprendente para la policía fue que las víctimas "no tenían asimilado que eran víctimas "y huían porque creían que los agentes iban a detenerlos a ellos".
En ambos casos las víctimas eran también de nacionalidad china. El comisario de la División de Investigación Criminal, Josep Lluís Trapero, explicó, en declaraciones a la ACN, que la mafia china ha ido penetrando "poco a poco" en la sociedad catalana en actividades delictivas relacionadas con la explotación "laboral y sexual".
El comisario Trapero subraya que hay muchos ciudadanos chinos trabajando "muy honestamente" en territorio catalán. Pero también los tenemos "vinculados a actividades delictivas relevantes, de explotación laboral o de explotación sexual".
Los grupos criminales que llevan a cabo estas dos actividades delictivas en Catalunya se han ido instalando "poco a poco". Como todas las mafias, no aparecen "de forma abrupta", sino que penetran "poco a poco". Y en estos dos ámbitos realmente se han colocado "en unos niveles que activaron nuestra alerta". A partir de ahí los Mossos han ido "trabajando específicamente para controlarlos y neutralizarlos", asegura Trapero.
Testimonios de las víctimas
En el caso de las mujeres lo más difícil es, una vez se han realizado las detenciones de los explotadores y ellas han sido liberadas, conseguir que confíen en la policía y se atrevan a denunciar a sus proxenetas. En el caso de los talleres textiles fue aún más difícil, ya que los trabajadores que vivían en condiciones ínfimas y trabajaban sin descanso no se sentían explotados.
Trapero admite que el testimonio de las víctimas "es clave" para lograr condenas en los tribunales, pero no es condición imprescindible. "Y debemos hacer autocrítica", explica, porque a menudo se culpa a los jueces y tal vez la policía tampoco ha aportado pruebas "contundentes para que las resoluciones sean favorables" a las tesis de los investigadores. "Tenemos otras vías, como las intervenciones telefónicas, para reunir pruebas irrefutables que hacen que las declaraciones de los afectados y las víctimas pasen a segundo lugar".
Servicios sexuales sin condón y sin descanso
La mafia china desarticulada a finales de septiembre en Barcelona por los Mossos d'Esquadra obligaba a prostituirse por la fuerza a más de un centenar de mujeres chinas, seis de ellas menores de edad. Eran obligadas a mantener relaciones sexuales con los clientes sin preservativo y después tenían que tomarse medicamentos abortivos si se quedaban en estado.
La mayoría fueron llevadas a Catalunya bajo promesas de trabajo falsas y quedaron atrapadas en la red sin documentación, con una deuda por pagar y amenazadas. La policía descubrió el caso de una mujer que contrajo el Sida y que acabó suicidándose.
Los talleres textiles de Mataró
Los Mossos d'Esquadra detuvieron hace dos años y medio a 77 personas, 76 de ellos de nacionalidad china, por explotar 451 trabajadores, también chinos, en talleres textiles de la ciudad de Mataró. Lo más sorprendente para la policía fue que las víctimas "no tenían asimilado que eran víctimas "y huían porque creían que los agentes iban a detenerlos a ellos".
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