Mentiras, codicia y errores de auditoría. A pesar del
ruido levantado en la última semana, los ingredientes del fraude de
Gowex no son nuevos. Se repite el esquema de casos como Enron o Madoff
en Estados Unidos, o Pescanova y en cierta forma Bankia en España, entre
otros ejemplos que se pueden encontrar en casi todos los países del
mundo.
Empresarios sin escrúpulos que falsifican las
cuentas y auditoras que dan el visto bueno, sin poner ni siquiera un
pero. Mientras dura el engaño, se multiplican los aduladores y los que
no quieren perderse el pastel de la revalorización; cuando se descubre
la manipulación, se buscan culpables.
Es exactamente
lo que se está viviendo en estos días en España. Una vez que Jenaro
García, fundador y consejero delegado de Gowex, ha reconocido que
falsificó las cuentas, la lluvia de críticas ha arreciado sobre el Mercado Alternativo Bursátil (MAB), cuya credibilidad nunca ha sido su fuerte.
También está en entredicho la labor de la Comisión Nacional del Mercado
de Valores (CNMV), como en el caso Bankia, e incluso la de la auditora
Ernst & Young, la empresa contratada por el MAB como asesor
registrado de este mercado para velar por la veracidad de la información
de las empresas, que no ha querido hacer declaraciones a eldiario.es.
Los inversores, representados por Asinver, ya han tomado medidas judiciales
para reclamar sus derechos, y será el juez Pedraz el que decidirá si la
causa se tramita en la Audiencia Nacional. Pero más allá que ellos
puedan conseguir ganar esa batalla, parece complicado que se sienten las
bases que impidan que esto vuelva a ocurrir.
Un fallo del sistema
¿La razón? La cuestión es un fallo de base del sistema. Todo está
montado en base a una creencia: que los empresarios presentan cuentas
fiables y que las auditoras las supervisan con exactitud. Y este acto de
fe cuesta caro. La historia se repite y recuerda demasiado a la actitud
de los inversores con las tareas de las agencias de rating, en las que
confiaban ciegamente sin pararse a pensar si esas calificaciones estaban
o no bien hechas.
Sin duda, es la actitud más cómoda
para todos. Lo contrario, tanto en el caso de las agencias como en el
de las auditoras, sería que cada uno hiciera sus propios análisis de
riesgo, y eso es caro y tedioso. Ya lo expresó muy sonoramente Arturo
Fernández, miembro del Consejo de Administración de Bankia (y
vicepresidente de la patronal CEOE), cuando fue acusado de ser
condescendiente con el agujero patrimonial que la entidad ocultó en su
salida a bolsa. " Si Deloitte ha dicho que están bien las cuentas, no me las voy a leer", espetó al juez.
"El MAB no se dedica a supervisar las cuentas de las empresas. Da por
supuesto que las auditoras, sean grandes o pequeñas, hacen ese trabajo y
además, nombró a Ernst & Young como asesor registrado para
supervisar la información que proporcionan las empresas. Pero ellos
tampoco dudan de unas cuentas auditadas sin ninguna salvedad", explica
Miguel Ángel Bernal, profesor del Instituto de Estudios Bursátiles y
experto en el MAB.
Tampoco parecen molestarse en
supervisar esas cuentas los analistas que llevan años recomendando
invertir en la que, hasta el lunes, era la más bella historia de éxito
de las pymes españolas. Y eso a pesar de que, como ahora reconoce uno de
ellos, que prefiere no ser identificado, "el valor estaba caro desde
hacía tiempo, pero el potencial de la empresa era tan grande que era
difícil resistirse a comprar".
Ni siquiera los que
ahora dicen tener sospechas de la dudosa gestión empresarial de Jenaro
García se resistieron a buscar las espectaculares ganancias que ofrecía
Gowex. "De nada sirven las advertencias de que en los mercados cuando
cualquier activo sube tan escandalosamente está muy cerca de ser una
burbuja", insiste Bernal.
El que la hace, no la paga
Pero más allá de los estragos y las pérdidas que deje este nuevo
fraude, no parece que vaya a ser el último. "Fraudes los ha habido toda
la historia y los habrá siempre. La diferencia entre los engaños de
otros países y los españoles es que fuera el que la hace, la paga.
¿Cuánto tardó en ir a la cárcel Madoff? En cambio aquí a Jenaro García
todavía le quedan años de seguir disfrutando de sus carreras -es
aficionado a los maratones- hasta que llegue a la cárcel si es que lo
hace algún día", asegura Antonio Romero-Haupold, uno de los empresarios
españoles más activo en empresas de MAB y asesor de muchas de las que se
lanzan a este mercado. Para él, solo unas penas más contundentes y
rápidas podrían cambiar esta situación.
Miguel Ángel
Bernal propone que tanto el MAB como el Mercado Continuo se doten de una
potestad similar a la que tiene la Agencia Tributaria de "hacer
inspecciones cuando se detecten comportamientos extraños o de forma
aleatoria para que todas las empresas en todos los mercados estén más
concienciadas", comenta.
Mientras eso no cambie, la
única forma de estar prevenido es recordar el clásico consejo de los
analistas: no invertir en lo que no se entiende y, para los ahorradores
no institucionales, huir de mercados en los que es difícil vender cuando
se necesita, como es el caso del MAB.
Pero la
memoria es débil, y de la misma manera que ya casi nadie se acuerda de
que una auditora, Accenture, desapareció como tal por no detectar los
engaños de Enron, en unos meses el daño que Gowex ha hecho a la Marca
España y al MAB será también un tema de hemerotecas y uno más de los
casos de fraude financiero de la historia.
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