La exportación de medicamentos de precio regulado en España, más
baratos que los del mercado libre internacional, es una práctica ilegal
que puede causar problemas de desabastecimiento y dejar a cientos de
pacientes sin los fármacos que necesitan.
El problema se ha agravado
recientemente en Cataluña, donde enfermos trasplantados se han topado
con dificultades para comprar en las farmacias los inmunodepresores que
necesitan para evitar que su organismo rechace los órganos que
recibieron.
La Generalitat de Cataluña y el Colegio de Farmacéuticos de
Barcelona (COFB) han empezado a perseguir con mayor dureza esta
práctica. En concreto, el Departamento de Salud ha impuesto 40
sanciones, desde enero de 2013 a oficinas de farmacia por este motivo y
el COFB ha emitido una circular interna en la que amenaza a sus miembros
con “actuar con firmeza contra aquellos implicados en estas prácticas” y
les indica que va a “colaborar con la Administración para detectar
actuaciones irregulares”.
La venta de medicamentos en España desde los laboratorios que los
fabrican a los mayoristas sigue dos vías. La primera es la de los
fármacos de precio regulado por el Estado que, tras pasar por los
mayoristas, llegan a las farmacias para ser vendidos con receta a los
ciudadanos. En la segunda, que tiene unos precios libres y por tanto más
elevados, los mayoristas pueden comercializar los medicamentos en el
exterior.
La ilegalidad que provoca el desabastecimiento es desviar al mercado
exterior, que es libre, fármacos de precio regulado para beneficiarse
así de la diferencia de precios. La llamada “distribución inversa”
consiste en que las oficinas de farmacias, en lugar de vender con receta
las medicinas a los ciudadanos, lo hacen a empresas mayoristas que
luego las exportan. Esta práctica afecta sobre todo a medicamentos caros
o que ofrecen un gran margen de beneficio, explica la Generalitat.
Aunque el Gobierno catalán reconoce que el fenómeno viene
produciéndose desde hace años, la alarma ha saltado precisamente tras la
reciente escasez de inmunodepresores y otros fármacos vitales para los
pacientes. Tras la denuncia de algunos enfermos, obligados a deambular
de farmacia en farmacia en busca de sus medicamentos —tal y como publicó
EL PAÍS el pasado enero—, Salud ha convocado a todos los implicados a
una mesa para tratar el problema. En ella se sentarán la industria, los
distribuidores y las farmacias. “No podemos permitir que esto suceda”,
declaró ayer Roser Vallès, directora general de ordenación y regulación
sanitaria del departamento. Pero Vallès insistió en que “no hay enfermos
que se estén quedando sin medicamentos”. En Cataluña hay más de 3.000
oficinas de farmacia.
Hace tiempo que la Generalitat actúa para atajar el fraude, aunque no
es fácil cazar a los distribuidores. Solo en un caso reciente se
consiguió sancionar a uno, tras realizar registros que permitieron
confirmar las redes de comercio paralelo.
Con las farmacias tampoco es fácil. “No podemos demostrar que la
farmacia ha vendido los fármacos al distribuidor, pero sí las podemos
sancionar por venderlos sin receta. Hay farmacias que compran una
cantidad más elevada de lo que es habitual en algunos medicamentos”,
explicó Vallès. La Generalitat cree que existen “redes muy bien
estructuradas” que funcionan en toda España, dirigidas muchas veces por
personas que crean empresas de distribución con el objetivo principal de
lucrarse con la exportación. Los países a los que van a parar los
medicamentos son en su mayor parte europeos. Entre ellos figuran los
nórdicos, Alemania, Holanda o Reino Unido, donde los fármacos son más
caros que los españoles.
En la circular interna del Colegio de Farmacéuticos, a la que ha
tenido acceso EL PAÍS, el organismo recuerda a los colegiados que los
distribuidores “no pueden adquirir medicamentos de las oficinas de
farmacia”, puesto que estos solo pueden vender a los ciudadanos. “La
participación indirecta en el circuito de exportación de medicamentos
puede afectar negativamente a la calidad de la prestación farmacéutica y
el prestigio del colectivo”, avisa el organismo.
Las desviaciones en el suministro de fármacos no solo afectan a la
distribución inversa, como deja claro la nota interna del COFB. El
colegio señala que las farmacias solo pueden dispensar al público en la
misma oficina o en una farmacia vinculada, y proveer a los depósitos
autorizados por el Departamento de Salud. Añade que para distribuir a
otras farmacias, se necesita una autorización administrativa. “Tampoco
se pueden hacer envíos fuera del territorio nacional”, aclara la
circular. Una farmacéutica consultada explicó ayer que hace unos meses
un particular le pidió que le revendiera medicamentos a cambio de
quedarse con un jugoso beneficio. “Le dije que yo no quiero dinero
ganado fácil”, dijo esta boticaria, que prefiere permanecer en el
anonimato.
“Nuestra función es velar por una buena praxis profesional”,
manifestó Francesc Plà, vicepresidente del COFB. Alliance Health Care,
uno de los principales distribuidores en Cataluña, dijo ayer desconocer
casos concretos, aunque reconoció que existen “rumores en el mercado”.
“Apelamos a que todos los agentes de la cadena de suministro
farmacéutico colaboren en su buen funcionamiento para asegurar la salud
del ciudadano”, declaró Javier Casas, director general de la compañía.
La otra gran distribuidora en Cataluña, Federación Farmacéutica
(Fedefarma) se distanció ayer de estas prácticas. “Es algo que no hemos
hecho nunca”, dijo Vicenç Calduch, presidente.
Una escasez angustiante
Entre los medicamentos afectados por los problemas de suministro en
Cataluña figuran en un lugar destacado los inmunodepresores. Son
fármacos que permiten a los pacientes trasplantados no sufrir un rechazo
del órgano y cuyo precio en el mercado es alto, situándose alrededor de
los 200 euros. La falta o escasez de estos medicamentos en las
farmacias ha provocado las denuncias de algunos pacientes que han pasado
grandes angustias para conseguir unas medicinas vitales.
Es el caso de María Ramírez y Rosario Martínez. Ambas han tenido que
recorrer multitud de boticas para conseguir los inmunosupresores que
necesitan para mantener los riñones que les trasplantaron hace unos
años. “Me hace sentir indigna, culpable de estar enferma”, relató
Martínez a EL PAÍS cuando publicó el caso, en enero. Los problemas se
han sucedido en distintas semanas y meses, hasta el punto de que algunos
pacientes se han visto obligados a recurrir a sus médicos cuando la
situación era ya desesperada.
El problema de suministro se ha visto agravado por la crisis
económica y los impagos de la Generalitat a las farmacias, que han
provocado que muchas no guarden en stock medicamentos que antes
almacenaban en abundancia. Esto ha hecho que el circuito de distribución
sufra problemas, también en el caso de los tratamientos oncológicos
Las asociaciones de pacientes se quejaron al consejero de Salud
catalán, Boi Ruiz, en una reunión mantenida hace unas semanas. El
Departamento de Salud ha tratado los casos de forma individualizada,
enviando a los pacientes al hospital a recoger los fármacos e indicando a
otros a qué farmacia debían ir para obtenerlos. Además, ha indicado a
las asociaciones que deben llamar a un teléfono del Departamento de
Salud y esperar instrucciones.
0 comentaris:
Publicar un comentario