Se veia venir. Las autoridades alemanas han convocado este viernes a los 128 españoles que llegaron a este país
atraídos por ofertas de trabajo que no se cumplieron para tratar de
resolver su situación laboral y buscar alojamientos alternativos. A las
doce y media del mediodía del viernes, los afectados se reunirán con
Ángel Goya, representante de la Embajada española, para que las
autoridades puedan cotejar los datos que están obteniendo de las dos
empresas que prometieron los contratos. Este censo es necesario porque
aún reina cierta confusión sobre el número exacto de españoles que
siguen en la zona necesitados de ayuda oficial. Una vez ajustadas las
listas con nombres y otros datos relevantes, como formación y
capacidades, los españoles podrán dar su consentimiento para que estas
fichas se usen en la busca de contratos de formación. Después,
intervendrán en la reunión el ministro de Economía del land de Turingia,
el socialdemócrata Matthias Machnig, y diversos representantes de la
patronal alemana.
Los españoles han ido llegando en varias tandas durante las últimas
semanas, con la mediación de dos empresas que muchos conocieron a través
de “sesiones informativas” organizadas en julio por la Junta de
Castilla La Mancha. Les dijeron que en Erfurt (Alemania) les esperaban
contratos de formación bien pagados, así como las subvenciones del
Gobierno alemán para inmigrantes que quieren integrarse en su sistema
dual de aprendizaje, que combina clases con trabajo remunerado.
Muchos se encontraron en Alemania sin el contrato prometido, casi
todos alojados en condiciones mucho peores de las que les habían
anunciado y, algunos, hacinados en albergues muy mal acondicionados. Un
grupo de más de 30 se aloja en unas salas de la vieja Escuela del
Partido Único de la República Democrática Alemana en la capital de
Turingia, con una sola ducha para decenas de personas, que además tienen
que compartir hombres y mujeres. Las empresas mediadoras les habían
prometido pisos compartidos, con habitaciones individuales y conexión a
internet.
EL PSOE SEÑALA A COSPEDAL.
La portavoz socialista en Castilla-La Mancha acusa a la Junta de la
situación de los españoles y avisa a la presidenta que, si no destituye
al consejero, será "responsable".
Unos 70 aspirantes siguen sin contrato. Otros explican que en España
les ofrecieron una formación diferente a la que después han encontrado
aquí. Algunos, como el toledano Javier Pérez, querían ser camareros pero
están en la obra. Su compañero Fernando Iniesta, de Talavera de la
Reina, tiene pruebas escritas: a él le mandaron una oferta para entrar
de aprendiz de carpintero, de acuerdo a su propia formación de ebanista
en España. También está en la obra como aprendiz de albañilería, que no
es lo que prefiere hacer ni, sobre todo, es lo que le prometieron. Lleva
en la mochila una copia del contrato fraudulento de carpintero. Él
conoció el programa a través de la Junta de Castilla La Mancha, que le
envió un mensaje de texto para invitarle a la “sesión informativa” con
Kerstin Schmidt y Sven Knierenschild, en Toledo. Son los propietarios de
sendas empresas en Erfurt y Las Rozas (Madrid), que presentaron a la
Junta el malogrado programa de captación de jóvenes para la formación
profesional en Erfurt.
Con estas “sesiones informativas”, la Junta de Catilla La Mancha dio
un barniz de seriedad a la pareja de empresarios. Desde las
instituciones señalan a Schmidt y Knierenschild como principales
responsables del desaguisado que mantiene en el limbo laboral a unos 70
españoles.
Los así culpados se echan el uno al otro la patata caliente: Schmidt
dijo el miércoles a este periódico que no hubo “ninguna negligencia” en
su “parte del trabajo”, que según ella consistía en atender a los recién
llegados, recogerlos en las estaciones de tren y facilitarles los datos
de las entrevistas de trabajo. Se mantuvo vaga sobre una cuestión clave
en el asunto: ¿tenía un contrato ya apalabrado para cada uno de los
jóvenes? Sólo para los que se mantuvieron, dice, en la opción laboral
que les habían ofrecido ella y Knierenschild en España. Culpa a
Knierenschild de “la posible mala información” o las deficiencias del
curso de alemán que él organizó allí para los aspirantes. Los
intermediarios cobran de las empresas que contratan a los jóvenes cuando
se formaliza la relación laboral entre ambos.
Horas más tarde, Knierenschild devolvió las acusaciones en una charla
con este periódico frente a la estación de Erfurt. La “lamentable
situación” de los españoles, dijo, se debe a la mala gestión de su
llegada a Alemania. Él defiende su “duro” trabajo en España, donde
asegura haber pasado “jornadas larguísimas” atendiendo a los 128
aspirantes a la formación alemana. Su propio error, dijo, fue “confiar
en que Kerstin Schmidt cumpliría las promesas”, que él se limitaba a
“trasladar a los jóvenes en la creencia de que todo iba bien” en Erfurt.
Algunos afectados, sin embargo, le acusan de haber tenido un papel
clave en el atolladero actual. Cuentan que llegó a amenazar a alguno con
enviarlo de vuelta a casa y que les pidió que no hablaran con la
prensa. Al ebanista Iniesta le solicitó, según relata este, que no
muestre el contrato de carpintero que él mismo le había mandado por
correo este verano y que ha quedado en papel mojado.
El Gobierno alemán subvenciona la incorporación de inmigrantes
españoles a su sistema de formación profesional. Pero esas ayudas solo
se pagan con el contrato firmado sobre la mesa. Las solicitudes no se
han tramitado como corresponde, así que ninguno de los españoles ha
percibido aún el dinero. Curiosamente, la empresa unipersonal de Schmidt
tiene su oficina en el mismo edificio destartalado en el que han
quedado aparcados los 35 afectados con peor suerte de los 128. Su página
de internet no funciona desde hace tiempo. Como Knierenschild, ella ha
negado ser “intermediaria” de empleo. Su tarjeta de visita dice lo
contrario.
Los representantes de la Embajada española en Alemania se afanaban
este jueves en precisar, en lo posible, los datos de las personas que
viajaron a Erfurt antes de la reunión del viernes. Por ahora, son 128.
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