“Un paquete completo que suponía un ERE, con prejubilaciones y financiación pública garantizada”. La juez Mercedes Alaya acusa al exdirigente de CC OO Juan Antonio Florido de haber ejercido como “facilitador” para la consultora Vitalia, que gestionó la mayoría de los ERE fraudulentos con intrusos identificados por la investigación. A cambio, Vitalia le pagó 265.000 euros a través de cuatro pólizas.
Florido, ex secretario general de la federación de industria y
química para Comisiones Obreras (Fiteqa) en Andalucía, aprovechó sus
relaciones con los comités de empresa gracias al cargo que ostentaba, y
así les facilitó a Vitalia información sobre empresas en crisis, lo que
habría propiciado ese “paquete completo” de ERE, prejubilaciones y
financiación pública. La magistrada le acusó de malversación y tráfico
de influencias, y tras su comparecencia este miércoles, en la que se
negó a declarar, la Fiscalía Anticorrupción solicitó una fianza por
responsabilidad civil de 353.333 euros. A continuación, Florido abandonó
los juzgados en libertad con cargos.
El sindicalista había trabajado para la empresa Hytasal y después de
ser incluido en el ERE como prejubilado en 2003, un año después volvió a
ser dado de alta en la Seguridad Social como trabajador de Hytasal. Al
margen de los 221.000 euros de esta póliza de Hytasal, la consultora
Vitalia le retribuyó 42.000 euros a través de tres pólizas a cambio de
sus gestiones para la intermediaria, por su “estrecha relación” con el
responsable de Vitalia en Andalucía, Jesús Bordallo.
Antes de Florido declararon ante Alaya dos intrusas (personas ajenas a
las empresas beneficiadas) de la firma malagueña Hytemasa y la
jiennense Primayor. Josefa Martínez, extrabajadora de UGT, percibió
96.029 euros, suma que asegura ha devuelto a la Junta. Mientras, Nieves
Ruiz, esposa del presidente del comité de empresa en Cárnicas Molina,
cobró 113.000 euros y Anticorrupción le pidió una fianza civil de
171.192 euros. Ruiz alegó que pensaba que recibía una indemnización que
le dieron a su marido tras ser despedido.
En paralelo, Alaya impuso este miércoles al ex director de Presupuestos de la Junta Buenaventura Aguilera
una fianza civil de un millón de euros. La juez le achaca contribuir en
2010 y 2011 a “mantener del sistema de ayudas al margen del
procedimiento legal”.
Al trascender hoy que la juez ha impuesto a los sindicatos UGT y CC OO la responsabilidad civil subsidiaria por la imputación de sus dos dirigentes Salvador Mera y Roberto Carmona, en UGT las direcciones estatal y regional protagonizan un enfrentamiento sutil. El secretario general, Cándido Méndez,
ha dicho que según el auto, “no es la UGT, porque es una organización
compuesta por distintas federaciones, cosa que corresponderá aclarar”.
Mientras, UGT Andalucía, personada como acusación popular, se plantea
ahora si pide una aclaración a la juez (ya que su auto fija UGT, sin
aclarar si estatal o regional) o presenta un recurso de reforma contra
el auto. Mientras que el auto de Carmona dirige la responsabilidad civil
subsidiaria sobre la federación de industria de CC OO, el de Mera no
concreta y deja UGT en abstracto, a pesar de que este sindicalista
lideraba la federación de industria en el momento de los hechos
investigados (2006).
Mientras, la juez Alaya dispone desde este miércoles de escolta
policial. El día después de que decenas de sindicalistas le increparan a
las puertas de los juzgados, el juez decano sevillano, Francisco
Guerrero, solicitó a la policía escolta permanente para la magistrada.
“Fueron incidentes inaceptables pero no es el desencadenante, sino otro
hecho más. La juez asume asuntos demasiado mediáticos y la medida es
justa y adecuada”, puntualizó Guerrero. Fuentes policiales concretaron
que dos agentes de paisano están a disposición de Alaya, que establece
cuándo necesita su presencia para sus desplazamientos.
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