El extenso informe de KPMG sobre la contabilidad de Pescanova
podría convertirse en un manual del falseamiento de cuentas. La
investigación ha recogido en casi 350 páginas cómo se elaboraban las
cuentas en la empresa. Los resultados mensuales podían mejorarse pasando
facturas a una filial, las empresas podían pagar menos impuestos si se
facturaba a través de otra compañía a nombre de un testaferro y la regla
de oro al hacer los números del ejercicio se basaba en maquillar a la
baja los pasivos bancarios y al alza los resultados de explotación. Y
todas estas lecciones magistrales quedaron registradas. Porque se
enviaron por email.
Los mensajes localizados por KPMG en los ordenadores de la dirección muestran sin lugar a dudas que el presidente Manuel Fernández Sousa
no era ajeno a los sistemas de contabilidad, ya que está incluido en
varios de esos envíos. También estaba al tanto del sistema de
testaferros usado para crear empresas con las que ocultar
participaciones o intercambiar facturas. En un correo enviado a Sousa
por Alfonso García, administrador solidario de empresas vinculadas a
Pescanova, le explica que han decidido pagar a un hombre llamado Jaime
Rioja “1.500 euros al mes en B” por figurar en una compañía. Le pide el
visto bueno. Y Sousa lo otorga. En otro envío, de enero de este mismo
año, es también García quien le comenta al presidente que “Cuvimarket es
la sociedad en la que se aparcaban las acciones de Novanam a 31 de
diciembre de cada año”. Esta empresa, le señala, “ya le fue mencionada a
Alfredo [jefe de administración de Pescanova] en la inspección de
Hacienda de este año”. Y por eso le recomienda que para evitar
inspecciones se liquide y se use “otra vía para hacer el aparcamiento”.
Hay envíos más antiguos, de 2001, donde García explica a Sousa que
van a comprar una sociedad en Madeira, donde la fiscalidad es reducida.
“Esta sociedad será oficialmente propiedad de unos socios puestos por
nuestro administrador con un contrato de fiducia”, apunta. Añade que el
director “lo pondrán ellos”, pero que el propio García tendrá “poderes” y
habrá una cuenta bancaria que manejará “con órdenes que me dejarán
firmadas en blanco, de manera que yo no figure”.
Órdenes para mejorar las cuentas
Los intercambios de correos dejan ver cómo entre los directivos se
daban órdenes y contraórdenes con un único fin: que las cuentas
cuadraran. Según el informe de KPMG, se conseguían créditos a cambio de
mercancías que no iban en los barcos, se dejaba fuera de las cuentas a
empresas que sí controlaba Pescanova y se enmarañaban los registros con
facturas que entraban y salían de empresas que solo existían para eso,
para ser llenadas de papeles y lograr financiación.
Hay un mensaje que, aunque con ligeras variaciones, se envía varios
años. Es una lista donde Joaquín Viña, jefe de auditoría y responsable
de consolidación de Pescanova, ofrece órdenes claras a todos los
responsables de área de la empresa. Se transmitió en 2011. Y se repitió
en términos muy similares el 19 de diciembre de 2012, cuando se
preparaban las cuentas de ese año, que nunca vieron la luz. “El pasivo
bancario debe ser el menor posible”, comienza la lista. “El pasivo a
corto plazo debe ser el menor posible, preferiblemente trasladándolo a
otras partidas tales como proveedores cuando se trate de financiación (o
postfinanciación) de compras/importaciones, sean o no del grupo, o
periodificaciones pasivas o neteándolo en lo posible con partidas de
activo tales como tesorería, depósitos, o similares”, señala la segunda
orden. Así, hasta ocho normas. Al final, ofrece un resumen esencial del
objetivo: que el Ebitda, el resultado de explotación, sea lo más elevado
posible. “En último extremo, se deben compensar gastos financieros con
cualquier partida que afecte al Ebitda”, concluye.
Las prácticas daban aparentemente resultado. Incluso después de que estallara la crisis de la compañía, cuando Sousa confesó a la CNMV “discrepancias contables” y entregó una revisión de las deudas al alza,
el Ebitda era elevado: ascendía a 221 millones de euros. Sin embargo,
el examen exhaustivo de KPMG lo reduce notablemente. Una vez eliminados
los artificios contables, la cifra se queda en 87,4 millones. Los gastos
financieros que señaló Sousa cuando todas las miradas estaban ya
puestas en él eran de 26,5 millones. Según KPMG, fueron de 93 millones.
Sousa declaró que había pérdidas de 20,4 millones en 2012 (tras la
presión de la CNMV para que enviara unas cuentas creíbles). KPMG señala
que se registraron unas pérdidas de 587,9 millones ese año. Y en 2010 y
2011, cuando Pescanova aseguraba tener beneficios cuantiosos, en
realidad se registraron pérdidas de 172,2 y 190,7 millones.
Cómo evitar al auditor
Es el jefe de auditoría, Viña, quien más consejos ofrece. En otro
envío, a otro directivo de área en enero de 2011, le pide que haga lo
posible por reducir la deuda con los bancos. “Te agradeceremos mucho si
consigues transmitir a las compañías de tu área que cualquier reducción
del pasivo bancario por neteo con activos, por traspaso a otras cuentas
no financieras tal como proveedores o acreedores a largo o a corto, por
incremento de la tesorería o cualquier otra posibilidad nos vendría muy
bien a la hora del cierre del consolidado”, le aconseja.
La firma era consciente de que, para una empresa cotizada, los
informes anuales y las revisiones de los auditores son esenciales. Por
eso, había que evitar que saltasen las alarmas. “Queremos mejorar el
resultado a dar a los auditores. La fórmula más sencilla sería trabajar
con las cuentas de Joint, incrementando su saldo en base a una mayor
imputación de los gastos que soporta el proveedor”, comentan por correo
dos directivos, bajo el asunto “Mejora resultados de octubre”.
La CNMV tiene en su poder desde el miércoles el informe completo,
como los consejeros de la compañía y el administrador concursal.
También disponen de copias en la Audiencia Nacional y en la Unidad de
Delitos Económicos de la Policía, que a su vez, están haciendo una
investigación sobre el patrimonio de la familia de Sousa, imputado por
posibles delitos de uso de información privilegiada (junto a buena parte
del consejo) y por posible falseamiento de cuentas.
La CNMV, por su parte, señaló este jueves que ha iniciado “las
actuaciones oportunas” para averiguar si se incumplen los artículos 26,
27 y 35 de la Ley del Mercado de Valores, relacionados con el contenido
de los folletos de admisión y emisión, y con la remisión de la
información periódica y de las cuentas anuales de las sociedades
cotizadas.
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