Acabo de cobrar, es un decir, un millón de euros
procedente del narcotráfico y deseo blanquearlo en Gibraltar. Le
pregunto a usted, como experto en el tema, qué tengo que hacer.
-Es muy fácil. Basta con una llamada telefónica.
-¿Y a quién llamo?
-A
cualquier abogado gibraltareño.
O a cualquier banco español. El
procedimiento que se usa es el del corresponsal bancario. Tienes un
millón de euros, descuelgas el teléfono y llamas a cualquier banco español. Le dices
que quieres colocar un millón de euros en Gibraltar. Entonces viene un
señor del banco a tu oficina, a tu empresa o a tu casa. Te coge el
dinero y te da el recibo de la filial del banco en Gibraltar. Todos los
bancos españoles tienen sucursales en los paraísos fiscales. Ese señor,
ese corresponsal bancario, ingresa el dinero a su nombre.
No al tuyo. Y esa operación figura en la contabilidad del banco como
una operación que se hace entre la entidad española y el corresponsal de
esa entidad española en Gibraltar, Jersey o donde sea. Figura como una
operación interna del banco. Tú tienes el recibo, pero no figuras para nada. Y no te van a timar. Es así de fácil.
Quien ofrece esta cruda explicación de cómo blanquear capitales en el Peñón es José María Peláez, miembro y expresidente de la Organización Profesional de Inspectores de Hacienda del Estado.
Si un juez o un inspector fiscal de otros países solicita a Gibraltar información sobre una cuenta bancaria del Peñón, puede obtenerla. Un juez o un inspector fiscal español, no Trabas a la información
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Gibraltar ya no es un paraíso fiscal desde 2009. En aquel año, mes de abril, el G-20 decidió permitir que países, principados y territorios se borraran de la lista de paraísos fiscales con varias condiciones. La más llamativa: que firmaran un acuerdo de intercambio de información bancaria con, al menos, 12 países. Gibraltar firmó más de 20 acuerdos de este tipo con otros tantos. Con España no. Para hacerlo, España habría de reconocer la soberanía del Peñón. Por tanto, si un juez o un inspector fiscal de otros países solicita a Gibraltar información sobre una cuenta bancaria del Peñón, puede obtenerla. Un juez o un inspector fiscal español, no. “Gibraltar nos deniega cualquier tipo de información”, resume Peláez. Él también recuerda que el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero intentó en varias ocasiones llegar a acuerdos en materia de transparencia bancaria con el Peñón. Sin éxito. Se interpuso siempre el rocoso asunto de la soberanía. Una gran noticia para blanqueadores, narcotraficantes, proxenetas, políticos corruptos y una extensa laya de delincuentes de diverso plumaje.
“Cada paraíso fiscal tiene sus características. Está, digámoslo así, especializado”, comenta Peláez. “Gibraltar lo está en la creación de sociedades off-shore para permitir que propietarios españoles evadan declaraciones de inmuebles, operaciones financieras o plusvalías. Aunque se ha hablado, el [blanqueo de capitales procedentes del] narcotráfico no es la especialidad de Gibraltar”. Sin embargo, las irrelajables tensiones entre las autoridades españolas y gibraltareñas, exacerbadas en los últimos meses, pueden estar provocando un 'efecto llamada' a los narcos españoles para que se protejan bajo el paraguas gibraltareño. No es la primera vez. Ya lo advirtió en 2011, cuando el conflicto pesquero, la Asociación Unificada de la Guardia Civil. Y no sólo es cuestión fiscal o bancaria. A día de hoy, confirman a El Confidencial fuentes de la Policía española y la Guardia Civil, la cooperación de los bobbies gibraltareños con los cuerpos de seguridad españoles es nula. Por decirlo de forma eufemística.
El pasado 22 de agosto, la Unión Federal de Policía denunciaba que los agentes españoles que operan en la frontera del Peñón estaban siendo acosados y sometidos a video-vigilancia por los policías británicos.
El sistema de exigir 12 acuerdos de transparencia con otros tantos países para deshacerse de la condición de paraíso fiscal tiene sus trucos. De los que firmó Mónaco, por ejemplo, diez son con otros paraísos fiscalesTambién en otros países
En todo caso, José María Peláez advierte de que no sólo Gibraltar se sigue comportando como paraíso fiscal. Blanquear desde España el supuesto millón de euros con el que arranca esta crónica se puede realizar fácilmente en muchos países, principados y otros lugares. Por mucho que esté firmado el acuerdo de transparencia bancaria entre España y Andorra, por ejemplo, no es sencillo para un inspector de Hacienda o para un juez seguir el rastro de un dinero presuntamente delictivo. Peláez se reitera en el ejemplo de Luis Bárcenas: “Si un juez o un inspector están rastreando sus cuentas, por mucho acuerdo que se haya firmado, no se puede pedir nominalmente que te envíen las que tiene él o quien sea. Hay que dar el número de cuenta y justificar por qué se le está investigando. Además, todos estos países te agotan con tácticas dilatorias. Viven de eso. Ponen las máximas pegas posibles. Los jueces se quejan de que, entre otras maniobras, te requieren la aportación de los documentos originales. ¿Cómo va a entregarlos un juez? Además, cuando te los piden, ya han pasado siete u ocho meses desde tu solicitud. Y, después de otros siete u ocho, cuando reclamas, te dicen que vale, que puedes enviar copia de los documentos si están validados por un notario. Cuando lo haces, te demandan concreción en las fechas, y después te dicen que no pueden cursar la petición porque algún número o algún detalle es incorrecto. Así hasta que te agotan”, describe Peláez.
También advierte de que el sistema de exigir 12 acuerdos de transparencia con otros tantos países para deshacerse de la condición de paraíso fiscal, acordado por el G-20 y ratificado por la OCDE, tiene sus trucos. “De los 12 que firmó Mónaco, por ejemplo, diez son con otros paraísos fiscales”, advierte Peláez.
En la última cumbre del G-20, celebrada la primera semana de este mes en San Petesburgo, se aprobó una declaración de intenciones para que se automatice el intercambio de información bancaria; es decir, para que un inspector de Hacienda, un juez o un investigador pueda acceder a la información de todos los ciudadanos españoles en Andorra, Mónaco, Liechtenstein o Suiza. Peláez es más que escéptico en lo referente a su aplicación. Países como Austria y Luxemburgo, que mantienen el secreto bancario, se niegan a acatar la directriz hasta que sea universal. Hasta que la apliquen todos los países del mundo. Aun en ese caso, Gibraltar seguiría siendo el paraíso del blanqueador español. Salvo que ocurriera alguno de los siguientes milagros: que España reconociera la soberanía de Gibraltar o que Gibraltar se entregara a España. La posibilidad de una 'entente' diplomática entre España, Gran Bretaña y Gibraltar ya ni siquiera entra en la categoría de los milagros.
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