15 de abril de 2011

Bodas de conveniencia amañadas

Un poeta de Perú, un músico de Tarragona, dos camareros españoles, un estudiante de educación física, un misterioso “buscador” de esposa por amor y un argentino atlético y de “buen ver”. Son los candidatos para celebrar las denominadas ‘bodas blancas’, cada vez más habituales en España por la crisis económica y el flujo migratorio. Son emigrantes que ofrecen dinero para regularizar su situación y españoles/as que se ofrecen, previo pago, para casarse con emigrantes y hacerles el favor y ganarse un extra.

No nos fiamos del poeta e invitamos a Jordi, catalán de 28 años, a que nos cuente más sobre el trueque nupcial que ofrece por la red. Y responde: “¿Si hay algo de solidario en lo que hago? Pues no lo sé. Intento ponerme en el lugar de la otra persona y comprender su situación, pero mis motivos son económicos, la verdad. Mi situación actual es bastante mala, sin trabajo, etc. Pero bueno, esto no significa que con el tiempo no podamos llegar a ser buenos amigos. Nunca sabemos hacia dónde nos conducirá el destino”. Parece un chico sincero. Igual que Carlos, de Marcona, Perú. Le urge viajar a Europa. Se ha informado sobre las posibilidades para salir del Callao. Hay tres posibilidades: de turista, con contrato laboral o casándose. Asegura que el aspecto económico no supone ningún problema y que tampoco le cierra las puertas al amor. Por eso prefiere la tercera opción. Tres en uno.

El propósito de estos matrimonios celebrados en fraude de ley es el de adquirir de modo acelerado la nacionalidad española, lograr un permiso de residencia en nuestro país, que se les aplique el Régimen Comunitario y lograr la reagrupación familiar de terceros. Pero además hay otro motivo: “La crisis es mala para todos, por lo que nos vemos obligados a aparcar nuestro futuro sentimental, en favor de conseguir primero mi futuro profesional. Las casas hay que empezarlas desde abajo y no por el tejado. De qué me sirve formar una familia primero, si luego no soy capaz de llevarles un trozo de pan a la boca”, comparte con sensatez el catalán Jordi.

La gran mayoría de candidatos proviene de países de América. Según los últimos datos del INE (2004), por provincia de residencia del matrimonio, el mayor número se situó en Madrid (5.059), Barcelona (4.489), Valencia (2.536), Alicante (1.716), Málaga (1.424) e Islas Baleares (1.367). Siendo española la esposa y extranjero el esposo, los más llamativos fueron los contraídos con originarios de América (3.628), Europa (3.182), África (1.927) y Marruecos (1.098).

Cuando te casas por “complacencia” o por “conveniencia” se está cometiendo un delito, ya que estamos ante un matrimonio nulo por simulación. El extranjero no simula su voluntad de casarse –dado que sí desea hacerlo-, pero la intención que persigue no es la de fundar una familia sino adquirir con más facilidad la nacionalidad española y transcurrido un determinado tiempo, separarse. 

Así lo confirma Jordi vía correo electrónico. “Por 3.000 euros nos casamos, consigues los papeles y luego el divorcio corre de mi cuenta”. ¿Y qué ocurre si se descubre el fraude, como en la película protagonizada por Gérard Depardieu y Andy McDowell, Matrimonio de conveniencia? Para evitar imprevistos como la disolución inmediata del acuerdo o la repatriación del extranjero, ambos contrayentes deben preparar una entrevista. Conocer los detalles de la vida del otro y mantenerse tranquilos.

La entrevista se ciñe a un formulario bastante lógico, con preguntas sobre cómo se conocieron, cuánto tiempo de relación llevan, si conocen a sus respectivas familias, los hobbies e intereses de su pareja, en qué trabajan... Las preguntas que se le formulan al español son estas: Cuántos viajes has realizado al país de tu pareja; tiempo de duración de los viajes; fechas de los mismos; nombre del cónyuge; edad del cónyuge, etc.

La española Ana Flores tuvo que pasar la prueba después de casarse con su actual pareja, un estadounidense que vive en Nueva York. Aunque en su caso sí fue un enlace por amor, es un requisito obligatorio del proceso al ser ella extranjera en EEUU. “Las preguntas que nos hicieron fueron bastante normales: cómo nos conocimos, datos personales sobre la familia del otro (a él cómo se llamaban mis padres y a mí cómo se llamaban los suyos), fechas de cumpleaños, que contáramos un poco sobre el trabajo y los estudios del otro, dónde vivíamos (nos preguntaron sobre el barrio, para ver si efectivamente estábamos viviendo en la misma casa)”. También les pidieron que llevaran fotos de la boda, de algunos viajes y “pruebas” de que efectivamente, llevaban una vida en común.

En este sentido, la Ley es clara. Puede considerarse fraudulento, según la Resolución del Consejo de 4 de diciembre de 1997: “El matrimonio de un nacional de un Estado miembro o de un nacional de un tercer país que resida regularmente en un Estado miembro con un nacional de un tercer país, con el fin exclusivo de eludir las normas relativas a la entrada y la residencia de nacionales de terceros países y obtener, para el nacional de un tercer país, un permiso de residencia o una autorización de residencia en un Estado miembro”.
En nuestro Ordenamiento Jurídico existe una presunción a favor de que el marido y la mujer viven juntos, sin embargo, esta Instrucción de 1991 a fin luchar a posteriori contra los matrimonios de conveniencia impone al casado con español la carga de acreditar tal convivencia. Por ello, el Encargado del Registro Civil ha de indagar acerca de la certeza de una convivencia efectiva del matrimonio, visitando el domicilio sin previo aviso, por ejemplo.

1 comentaris:

Anónimo dijo...

yo no lo veo tan mal, tratan de legalizarse de la última forma posible no?
Las monarquías no se casaban por amor.
Si se ayudan mutuamente.

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