El robo de cadenas y relojes de oro es, con diferencia, el delito que más ha aumentado en los últimos meses, generando una considerable alarma social pues sus víctimas acostumbran a ser mujeres españolas de avanzada edad que, de resultas del tirón, acaban cayendo al suelo y sufriendo lesiones que, a veces, pueden ser de consideración. A diferencia de la mayoría de hurtos, este no se produce solo en las calles de Barcelona si no que afecta a toda Catalunya, produciéndose a pie de calle y también a bordo de los trenes de la red metropolitana de Rodalies.
EL ROBO DE LA MANCHA 3 Arriba, una carterista ayuda a una japonesa a limpiarse una mancha que ella le ha echado en el parque Güell, el jueves. En medio y abajo, a la derecha de las imágenes, la compinche introduce la mano en el bolso de la turista. VICENS FORNER
«Yo iba por la calle y de repente noté un tirón en el cuello», recuerda una vecina del Eixample de 90 años a la que, mediante un violento tirón, le arrancaron la cadena y su crucifijo. «Lo que más pena me da es el valor sentimental», relata.
Los autores de esos tirones, de todas las nacionalidades, son conocidos como cadeneros y su actividad se ha visto espoleada en los últimos meses por el importante incremento en el precio del oro. «Consiguen darle una salida muy rápida a esa mercancía. Además se la pagan bien», dice un patrullero de los Mossos, que detalla los lugares donde revenden el botín. «Hay pisos particulares en los que se compra oro. También algunas tiendas de compra venta de metales preciosos adquieren bajo mano mercancía robada», comenta.
CONTROL ANTIDROGA / Otro método delictivo que se ha incrementado es el de los falsos policías. «Es un delito que están cometiendo bandas de rumanos, paquistanís e iranís», comenta un agente de los Mossos. Los falsos policías abordan a la víctima en inglés o español mostrándole una placa falsificada (a veces se la cuelgan del cuello) y asegurándole que se trata de un control antidroga, así que piden que les enseñen el interior de sus bolsos o mochilas y su documentación. Cuando toman la cartera del turista, aprovechan para sustraer dinero y tarjetas de crédito. A veces, les llevan a un lugar apartado donde les atracan.
Varios turistas han sido asaltados en el Raval por un grupo de mujeres que se ha ganado el mote de agarratestículos. Son mujeres que actúan por parejas y de madrugada. Una víctima explicó cómo, mientras paseaba con su mujer y un amigo, vio alejarse a dos chicas que parecían prostitutas. «Cuando estaban a nuestro lado, y simulando insinuarse, se pegaron a mí y una de ellas me agarró violentamente los testículos. Yo intenté liberarme. Mientras, la otra metió la mano en mi bolsillo y me quitó un fajo de billetes», relata.
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