Las falsificaciones en China, antes conocidas por sus copias perfectas de productos, se han ampliado definitivamente hasta imitar tiendas completas. Después del descubrimiento de los locales falsos de Apple, ahora ha sido Ikea quien se ha encontrado con una versión china no autorizada de sus establecimientos. Todo en el local hace recordar el estilo que ha dado fama al fabricante sueco de muebles.
Desde el uso de los colores azul y amarillo dentro y fuera del espacio hasta las reproducciones completas de cómodas, camas, armarios y sofás repite las que se pueden encontrar en los establecimientos de Ikea. La copia trata de no pasar por alto ningún detalle y hasta dispone de los mismos pequeños lápices con los que los clientes hacen sus pedidos o imita su restaurante. Eso sí, ha cambiado las típicas albóndigas suecas por carne de cerdo.
"Este es un fenómeno nuevo", comenta Adam Xu, analista de la casa de análisis Booz&Co. "Por lo general hay una gran cantidad de productos falsificados, pero ahora vemos más imitaciones que copian el aspecto y los formatos de venta al por menor".
Muchas de las empresas que se dedican al consumo que más éxito han tenido en los últimos tiempos han invertido millones en la promoción y el desarrollo de marcas que encapsulan ideales, valores y aspiraciones para atraer a los clientes. Tácticas que a veces rayan en una especie de culto.
El mes pasado, un blogger estadounidense desató una tormenta mediática tras publicar unas fotos de una tienda falsa de Apple en Kunming que no vendía teléfonos iPhone no autorizados, Macbooks y demás imitaciones de los productos más populares de la marca de la manzana.
La presencia de estas tiendas falsas en Kunming pone de relieve el apetito insaciable de China por las marcas occidentales en algunos consumidores, sobre todo en aquellas ciudades más pequeñas y alejadas de la costa este. En estas zonas, precisamente, Ikea cuenta con nueve establecimientos. "Lo que estas tiendas falso indican es que existe una demanda de los tipos de productos y conceptos que estas marcas venden ", ha explicado desde Hong Kong, Torsten Stocker, analista de Monitor Group.
Zhang Yunping, un joven dependiente del falso Ikea de 22 años, admite que los propios clientes les dicen que se parecen mucho a Ikea "Pero ese no es mi problema. Los asuntos sobre los derechos de autor son cosas de los jefes", añade. Los responsables del establecimiento, sin embargo, declinaron pronunciarse sobre ello.
Por su parte, Ikea ha dicho al ser interrogada sobre este tema que cuenta con personal tanto en China como en todo el mundo encargada de tratar las cuestiones relacionadas a la protección de la propiedad intelectual. "Para Ikea, como una de las mayores empresas de muebles para el hogar en el mundo, la protección de los derechos de propiedad es crucial ", afirma la empresa a través de un comunicado.
Aunque hasta el nombre del establecimiento, Shi Jia Yi Ju -cuya traducción es Muebles 11-, es muy similar a la pronunciación de Ikea en Chino -Jia Jia Yi Ju -, hay cosas que no son iguales. Entre ellas, el acabado de los muebles y las reproducciones de habitaciones, cocinas y salones. Además, tampoco cuentan con el embalaje plano que está en la base del éxito de la cadena sueca.
Xiao Lee, residente en Kunming que estaba de compras en Muebles 11 para comprar un armario, había visitado antes las tiendas de Ikea en Beijing y Shanghai. "Pensé en enviar desde allí el armario, pero pensé que sería muy molesto y vine a ver si lo encontraba aquí. No obstante, añade, en el verdadero Ikea el diseño es más limpio y las decoraciones están mejor acabadas. Realmente no se puede comparar", explica.
Desde el uso de los colores azul y amarillo dentro y fuera del espacio hasta las reproducciones completas de cómodas, camas, armarios y sofás repite las que se pueden encontrar en los establecimientos de Ikea. La copia trata de no pasar por alto ningún detalle y hasta dispone de los mismos pequeños lápices con los que los clientes hacen sus pedidos o imita su restaurante. Eso sí, ha cambiado las típicas albóndigas suecas por carne de cerdo.
"Este es un fenómeno nuevo", comenta Adam Xu, analista de la casa de análisis Booz&Co. "Por lo general hay una gran cantidad de productos falsificados, pero ahora vemos más imitaciones que copian el aspecto y los formatos de venta al por menor".
Muchas de las empresas que se dedican al consumo que más éxito han tenido en los últimos tiempos han invertido millones en la promoción y el desarrollo de marcas que encapsulan ideales, valores y aspiraciones para atraer a los clientes. Tácticas que a veces rayan en una especie de culto.
El mes pasado, un blogger estadounidense desató una tormenta mediática tras publicar unas fotos de una tienda falsa de Apple en Kunming que no vendía teléfonos iPhone no autorizados, Macbooks y demás imitaciones de los productos más populares de la marca de la manzana.
La presencia de estas tiendas falsas en Kunming pone de relieve el apetito insaciable de China por las marcas occidentales en algunos consumidores, sobre todo en aquellas ciudades más pequeñas y alejadas de la costa este. En estas zonas, precisamente, Ikea cuenta con nueve establecimientos. "Lo que estas tiendas falso indican es que existe una demanda de los tipos de productos y conceptos que estas marcas venden ", ha explicado desde Hong Kong, Torsten Stocker, analista de Monitor Group.
Zhang Yunping, un joven dependiente del falso Ikea de 22 años, admite que los propios clientes les dicen que se parecen mucho a Ikea "Pero ese no es mi problema. Los asuntos sobre los derechos de autor son cosas de los jefes", añade. Los responsables del establecimiento, sin embargo, declinaron pronunciarse sobre ello.
Por su parte, Ikea ha dicho al ser interrogada sobre este tema que cuenta con personal tanto en China como en todo el mundo encargada de tratar las cuestiones relacionadas a la protección de la propiedad intelectual. "Para Ikea, como una de las mayores empresas de muebles para el hogar en el mundo, la protección de los derechos de propiedad es crucial ", afirma la empresa a través de un comunicado.
Aunque hasta el nombre del establecimiento, Shi Jia Yi Ju -cuya traducción es Muebles 11-, es muy similar a la pronunciación de Ikea en Chino -Jia Jia Yi Ju -, hay cosas que no son iguales. Entre ellas, el acabado de los muebles y las reproducciones de habitaciones, cocinas y salones. Además, tampoco cuentan con el embalaje plano que está en la base del éxito de la cadena sueca.
Xiao Lee, residente en Kunming que estaba de compras en Muebles 11 para comprar un armario, había visitado antes las tiendas de Ikea en Beijing y Shanghai. "Pensé en enviar desde allí el armario, pero pensé que sería muy molesto y vine a ver si lo encontraba aquí. No obstante, añade, en el verdadero Ikea el diseño es más limpio y las decoraciones están mejor acabadas. Realmente no se puede comparar", explica.
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