Tumbado en la cama y con unos auriculares puestos, relajado y concentrado en los sonidos que invaden su mente. Ésta es la forma de consumir drogas que tienen los jóvenes que se han acercado a la novedad de las llamadas drogas virtuales o e-drogas. Adiós al engorro de liar un porro evitando que se caiga el hachís, adiós al amargo sabor de las setas alucinógenas o de los polvos de MDMA, adiós a la preocupación por no perder ese minúsculo papelito empapado de ácido. Y lo mejor, adiós a sus nefastas consecuencias físicas y mentales.
Ahora sólo es necesario un ordenador y unos auriculares para pegarse un buen viaje, porque las dosis de droga se pueden descargar de internet. El invento consiste en bajarse un archivo de audio que se fundamenta en los latidos binaurales, un fenómeno neurológico que consiste en emitir sonidos distintos en cada oído y que estimula el cerebro, produciendo sensaciones de euforia, estados de trance o de relajación. Por eso en los portales de descarga se ofrecen experiencias muy dispares, la mayoría basada en los efectos de las drogas tradicionales. Así, por un precio que oscila entre los 7 y los 150 euros, uno puede bajarse archivos bajo el nombre de “orgasmo”, “marihuana”, “peyote”, “alcohol”, “lucid dream” o “éxtasis” que provocan al ciber-consumidor los efectos que se pueden esperar de tan sugerentes títulos.
Descárgate tu dosis
El portal más exitoso para comprar este tipo de drogas es i-Doser (i-dosis), que se anuncia como “el líder del sector en las dosis de audio binaural de ondas cerebrales para alterar poderosamente tu estado de ánimo”. Allí puede uno encontrar todo tipo de archivos para alterar ese estado de ánimo y consumir, además, en varios formatos: hay dosis para PC, para i-Phone y para i-Pod.
Esta empresa nació en Estados Unidos en 2006 y desde entonces el éxito de las nuevas tecnologías han extendido su uso rápidamente por el resto del mundo, haciendo llegar la droga a multitud de países a través de los auriculares de los jóvenes. Además, muchos utilizan mareantes imágenes hipnóticas que se cuelgan en Youtube para completar su experiencia.
Los neuropsicólogos aseguran que los latidos binaurales que caracterizan las ‘i-drogas’ relajan, ayudan a la concentración y se usan con fines terapéuticos para enfermedades como el autismo. Ciertas frecuencias pueden estimular la imaginación o la creatividad, lo que podría explicar las alucinaciones que los consumidores afirman tener durante o después de escuchar las sesiones.
"Sentí llamas en mis brazos, que bajaban poco a poco hasta los dedos de los pies. Tenía la impresión de que mi brazo pesaba una tonelada y uno de mis dedos estaba encorvado. Entonces empecé a sentirme muy raro. Fue genial", relata en un chat Sugar Killer, quien dice que ha visto a una tortuga, un elefante verde y hasta un Papá Noel derrapando a los pies de su cama. "Al principio, nada de especial, como siempre, relajación muscular... pero a los 10 minutos me sentí súper bien. Tenía más sensibilidad en mis extremidades, de golpe tuve una erección", comenta otro internauta.
"Me metí a escribir en inglés sin hacer ninguna falta, parecía una verdadera novela, las ideas fluían por mi cabeza. Nunca tuve la necesidad de buscar en el diccionario, las palabras venían solas. No había acabado de escribir una escena y ya tenía la siguiente en la cabeza", asegura Aiana.
Algunas voces alertan sobre la posibilidad de que, a la larga, las drogas digitales puedan provocar disfunciones cerebrales, aunque por ahora no existen estudios que lo demuestren. De momento los expertos aseguran que este tipo de experiencias tampoco pueden causar adicción, por lo que las dosis sonoras podrían convertirse en la nueva droga de la juventud del siglo XXI: fácil de conseguir, barata y, sobre todo, inocua.
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