9 de septiembre de 2017

El día que me intentaron timar buscando piso con Airbnb e Idealista como cebos

El verano es una época terrible para buscar piso en Madrid. En realidad, cualquier época lo es. La psicosis por encontrar un espacio entre cuatro paredes que sea razonable desde un punto de vista económico, que reúna unas mínimas condiciones y que esté en una zona más o menos céntrica te obliga a vivir enganchado a Idealista y a tener que tomar decisiones en horas y minutos cuando ves un piso que te gusta. Nada que nadie que haya tenido que buscar en estos últimos años desconozca. Por eso, hace unas semanas, me extrañó sobremanera un correo recibido en el que se me ofrecía un piso por el que me había interesado a través de Idealista.
Da la casualidad que hace unas semanas apareció un piso que reunía algunas características que buscaba: por debajo de 700 euros, con terraza (¡un lujo!) y justo fuera de la M-30 aunque cerca de una parada de metro que me dejaría en el centro en unos 20-30 minutos. Nada más verlo, y con la inmobiliaria de turno ya cerrada, decidí escribir a través de Idealista por aquello de intentar que me dieran prioridad para ver el piso en cuanto abrieran al día siguiente. Pasadas unas horas, a la mañana siguiente, llamé a primera hora para asegurar que me daban la primera cita. Y me la dieron.
Por eso la extrañeza al recibir un correo de la supuesta propietaria del piso que, para otorgar más veracidad a su condición, hasta incluyó el nombre de la vivienda en que se encontraba (en los anuncios de Idealista acostumbra a venir la calle, sin más).

Demasiado bonito para ser cierto

El piso no solo lo tenía todo sino que, de repente, el precio había bajado a 600 euros (la inmobiliaria pedía 690) y estaba totalmente reformado y amueblado. Daba igual que las imágenes no tuvieran nada que ver con las del anuncio, y de que no hubiera imágenes de la terraza. Todo parecía demasiado bonito para ser cierto. Y así era.
Virginia, que así se hacía llamar mi interlocutora, me escribió para pedirme referencias sobre los inquilinos. Se las di. Probablemente le hubiesen dado igual ocho que ochenta ya que sin más certeza que cuatro líneas en un correo electrónico (ni nóminas, ni contratos, ni vidas laborales) decidió que yo era el inquilino ideal para su piso. O más bien una víctima propicia para su próxima estafa.
De repente, el precio había bajado a 600 euros y estaba totalmente reformado y amueblado. Todo parecía demasiado bonito para ser cierto
Me comentó Virginia que buscaban “inquilinos responsables” y que ella y su esposo, amantes de “la naturaleza y los animales”, se mudaban a Bilbao para vivir en su granja. “Para nosotros es difícil llegar a Madrid para hacer una visita y pensamos hacerlo a través de la plataformaAirbnb, si estás de acuerdo”. Ahí saltó la primera alarma. La segunda, cuando el enlace que te llega utiliza el logo de la plataforma pero te obliga a hacer un pago fuera de su pasarela de pago.
Anuncio de un bajo en alquiler de Airbnb en la calle Na Jordana 8 de Valencia.
Anuncio de un bajo en alquiler de Airbnb en la calle Na Jordana 8 de Valencia.
“Mientras los usuarios operen a través de Airbnb, no puede haber estafas. Educamos de manera proactiva a los usuarios sobre por qué es importante no realizar pagos fuera de Airbnb”, explica un portavoz de la compañía.
En la práctica se ven afectados prácticamente todos los actores que participan en la ecuación: desde la víctima, la persona que desea alquilar una vivienda, hasta todas las partes implicadas, ya sea Idealista, Airbnb o la inmobiliaria de turno.
“Hace unas semanas tuvimos que llamar a los propietarios de dos pisos que enseñábamos nosotros porque sus propiedades estaban anunciadas por otras personas”, cuenta Raquel, de InmoMadrid. La comercial explica que, una vez hechas las pertinentes llamadas, descubrieron que alguien había anunciado sus pisos por su cuenta para efectuar una estafa. Raquel asegura que la práctica es habitual, “hemos oído hablar de ello y nos ha pasado con propietarios que han tenido ese problema”, recuerda.

Sentido común y escepticismo

Aunque el mercado de alquiler en la capital se mueve de manera constante, el momento es especialmente delicado si tenemos en cuenta el trajín de gente que llega a la capital en septiembre, con el inicio del curso escolar, y busca residencia.
Todas las fuentes consultadas insisten en el mismo punto a la hora de alquilar un piso y evitar posibles fraudes y estafas: no efectuar ninguna operación sin haber visto la vivienda y hacer transacciones económicas siempre dentro de los cauces habituales. En el caso de Airbnb, lo habitual es pagar por alquileres de pocos días o semanas por lo que resulta sospechoso que alguien pretenda alquilar a través de una web que, cada mes, se llevaría una comisión por no hacer nada.
Puedes subir fotos de un piso que no es tuyo sin que te pidan una sola prueba de que eres el dueño. Facilitan fraudes así
Desde Facua también se denuncia que las administraciones no estén poniendo en marcha los mecanismos necesarios para evitar que cualquier persona pueda anunciar un piso sin demostrar que sea suyo. “Hace poco pusimos una denuncia contra Airbnb porque puedes darte de alta como propietario, inventarte un piso, subir fotos de uno que no es tuyo sin que te pidan una sola prueba de que eres el dueño. Facilitan los fraudes de este tipo”, apunta Rubén Sánchez, portavoz de la organización de derechos del consumidor.
Una imagen habitual en septiembre en Madrid o Barcelona. (A. G.)
Una imagen habitual en septiembre en Madrid o Barcelona. (A. G.)
Desde Idealista también recomiendan prudencia y verificar que la web en la que se va a hacer la transacción está al corriente de la misma: “Si te envían un enlace a una web para poder llevar a cabo el pago averigua antes si la web es real. En lugar de seguir su enlace busca a esa empresa y visita directamente su web. Es aconsejable que ante cualquier tipo de duda les preguntes por la operación que te están proponiendo y si ciertamente ellos prestan ese tipo de servicio y les consta que llevarán a cabo la gestión que te propone el supuesto propietario”.
Sánchez, de Facua, apunta algunos consejos sencillos para evitar males mayores. “Se puede pedir una nota simple, que no llega a los diez euros”, asegura. En ese documento, expedido por el Registro de la Propiedad, especifica quién es el propietario, los metros y otros datos de interés. “Una vez verificado que el propietario es quien dice serlo, asegúrate de hacer una transferencia al auténtico titular de la vivienda”, finaliza.

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