Otro presunto estafador piramidal está ya en manos de la justicia. La Policía Nacional ha detenido a Alberto Castillo, un vecino de Alzira de 42 años acusado de una nueva estafa a gran escala a inversores de toda España. Los afectados cifrán en 30 millones las pérdidas por el supuesto engaño.
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El presunto timador, gerente de varias empresas de inversión, está en prisión provisional sin fianza desde el lunes. Fue arrestado el viernes , cuando se hallaba en una cabina telefónica de Nules. Los agentes le intervinieron un juego de llaves, un documento de identidad a nombre de otra persona, 142 euros y dos trozos de papel manuscritos.
El sospechoso tenía una orden de búsqueda, ya que el juzgado de instrucción número 6 de Alzira había abierto un sumario para investigar su desaparición el pasado 31 de mayo. Desde ese momento, conocidos e inversores comenzaron a sospechar que había huido con el dinero de sus víctimas, ya que varios empleados lo habían visto sacar maletas de su domicilio y formatear el disco duro de su ordenador personal. Además, en los últimos meses el pago de los intereses de las inversiones en los grupos del detenido se había retrasado.
Según se desprende de las investigaciones, el administrador de firmas como Alzicapital S. L. se dedicaba a captar clientes y a invertir en fondos que prometían altas rentabilidades de hasta el 8% mensual. Con una amplía red comercial distribuida por toda España, «estos elevados intereses los convertía en un atractivo para los inversores», explicaron fuentes policiales.
La policía descubrió que una de las sociedades del sospechoso no figuraba en el registro de la Comisión Nacional del Mercado de Valores de entidades autorizadas a prestar servicios de inversión en España. Además, acumulaba una deuda con la Seguridad Social de más de 58.000 euros.
Las firmas de inversiones de Castillo disponían de varias cuentas en numerosas entidades bancarias. Cuando el volumen de operaciones se volvía sospechoso y el banco solicitaba una justificación de los movimientos de dinero, las cancelaba y abría otras en sucursales distintas. Los clientes firmaban contratos en calidad de préstamos con una de las empresas de Castillo, pero los fondos eran desviados a otra cuyo capital social estaba en Costa Rica. Él era el único accionista.
El dinero de los inversores era empleado en apuestas por internet. Lo curioso es que Castillo había creado y gestionado varias identidades de apostadores, usando el nombre de terceras personas sin su consentimiento. Un banco británico descubrió que las identidades de los apostantes y la empresa de Costa Rica tenían una relación directa, por lo que retuvo una importante suma.
Dijo que lo secuestraron
El 18 de junio, el vecino de Alzira difundió una nota de prensa para explicar los motivos de su marcha. Dijo que el orgigen de los impagos a los inversores se debía al bloqueo por parte del banco inglés. Llegó a afirmar que había sido secuestrado y que llegó a un acuerdo con sus captores. Por todo ello, argumentaba, había decidido permanecer oculto «hasta que se resuelva». Tras varias gestiones, la policía descubrió su escondite en Castellón.
Los afectados por esta presunta estafa piramidal se están movilizando para intentar recuperar sus inversiones. En Alzira se ha creado un plataforma de perjudicados por Alzicapital en la que 130 afectados se han personado en la causa contra Alberto Castillo como acusación particular. En diferentes ciudades de España se han interpuesto querellas contra su grupo.
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