19 de abril de 2018

Cinco años sin pagar en el metro: así son las tarjetas piratas

“Empecé a manipular tarjetas de metro en segundo o tercer año de carrera, con 20 años”. Dentro del mundo de la piratería informática no todo es craquear webs o robar y distribuir datos. Algunos hackers prefieren trabajar a pequeña escala. Este en concreto, tiene 25 años y se dedica a manipular tarjetas de metro.
Delgado y con apariencia de niño, el informático, que prefiere mantenerse en el anonimato, se mezcla en la atmósfera estudiantil que impregna un pequeño café de la calle Verntallat, en Barcelona. Tras pedir té, charla desinteresadamente. Desde fuera, nadie diría que lo que le ha traído aquí es mostrar cómo se manipula una tarjeta de transporte.
El fraude en el transporte público de Barcelona produjo en 2017 un perjuicio de 9,6 millones de euros a las arcas de TMB, según informa la compañía. La Autoritat de Transport Metropolità (ATM) estima que en 2016 se realizaron cerca de 22.247 viajes anuales en transporte público sin pagar, lo que representa un impacto económico diario de 12.583 euros. La ATM señala que el 40% de los pasajeros que se colaron en el metro de Barcelona utilizaron tarjetas falsas. Este joven hacker es uno de ellos.
“Soy ingeniero, aunque actualmente no trabajo ni estudio. Antes de empezar a hacer esto pagaba para ir en transporte público pero ahora ya no”, cuenta a La Vanguardia tras dar un sorbo a su bebida. Él ve la práctica de la manipulación de tarjetas como un método más para colarse en el metro.
En 2016 la falsificación llegó a oídos de la opinión pública tras destapar La Vanguardia varios puntos de venta de tarjetas trucadas en Barcelona. El mercado clandestino consistía principalmente en el trucaje de la T-10. La Autoritat de Transport Metropolità (ATM) consiguió frenar levemente la práctica ya que el fraude en las T-10 es fácil de detectar. Sin embargo, en el caso de este joven ingeniero, descifrar su metodología se complica. Entre sorbo y sorbo de té desmenuza su sistema.
“La información de una tarjeta se encuentra en la banda magnética, lo que yo hago es copiar el código virgen y con un lector-escritor de bandas magnéticas vuelvo a escribir el código en la tarjeta ya gastada”, explica. Así, esta se puede reutilizar una y otra vez. En una tarjeta T-10, el principal problema es que cada viaje queda registrado en la parte posterior, de manera que si se truca, el revisor detectaría que se están haciendo más de diez viajes con un mismo billete.
La piratería informática amenaza al modelo de transporte público
La situación es diferente con la T-Jove, la tarjeta trimestral para menores de 25 años. En este caso, en la parte posterior solo aparece la fecha del primer viaje, por lo que en el caso de manipularla “en una inspección normal” no se percibiría el engaño, explica tras ser preguntado sobre el riesgo de que el personal de seguridad descubra la estafa.
Sin embargo, ATM discrepa de esta afirmación. “Algunas tarjetas integradas manipuladas permiten el acceso al sistema de transporte, pero siempre se detectan en caso de inspección de títulos por parte de las empresas operadoras. En este caso, se le retira la tarjeta a la persona portadora y se hace una denuncia”, explica el equipo de comunicación del consorcio.

El joven informático nos muestra cómo manipula una tarjeta
El joven informático nos muestra cómo manipula una tarjeta (LVD)
Según los últimos datos presentados por ATM, el transporte metropolitano de Barcelona cerró 2017 con un aumento del 3,1% en viajes registrados, en términos absolutos pasó de 955 millones a 985 millones de viajes. Con este incremento de pasajeros y el aumento del precio de los billetes de transporte público en Barcelona, el mercado clandestino de las tarjetas gana público potencial.
Poco después de acabar el té, el camarero trae la cuenta. Es la hora de pagar. Al informático le sirve para reflexionar: “Tengo remordimientos en cuanto a pagar o no billete del metro. Es un poco una cuestión ética, está el dilema de que es muy caro... pero si nadie lo paga, ¿cómo se mantiene?”, confiesa.
Piratería informática y seguridad pública: Una carrera de fondo
“En mi caso no es un negocio. Ni mucho menos, ya que no saco ningún rendimiento económico por ello”, apunta el joven. Eso sí, a modo de excusa, expone el encarecimiento año tras año de los precios para viajar en transporte público.
Por su parte, el consorcio de transporte público explica que el incremento de la manipulación de tarjetas en los últimos años lleva a los Mossos d’Esquadra a aumentar continuamente las actuaciones de investigación y detención, encaminadas a identificar y perseguir aquellas conductas fraudulentas que pueden llegar a tener consecuencias penales.
“Las cifras de fraude en el sistema de transporte público son difíciles de determinar con exactitud. Sin embargo, la tendencia y el perjuicio son suficientemente significativos para que tengamos que mantener constantemente la alerta y poder así contenerlas”, asegura a este diario ATM.
Periódicamente, TMB intensifica durante varios días los controles de billetes en toda la red de metro catalana. De hecho, el grupo público lleva a cabo uno esta misma semana, del 16 al 22 de abril, con el fin de reducir el fraude en el transporte público.
Es una carrera de fondo: de la misma manera que la administración pública evoluciona hacia un modelo de pago más seguro, los estafadores encuentran cada año métodos más sofisticados para esquivar la legalidad.
A finales de 2018 la Generalitat de Catalunya pondrá en funcionamiento un nuevo sistema tarifario de transporte público integrado. Bautizada como T-Mobilitat, el nuevo título de transporte contact-less sustituirá el actual modelo de prepago e integrará un chip y un número de identificación que harán muy difícil la clonación de tarjetas. De hecho, ATM asegura que “imposibilitará cualquier manipulación de las realizadas actualmente”.

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