11 de julio de 2012

Una red estafa dos millones a varias empresas con la falsa venta de mercurio

Dos años de investigación policial han sido necesarios para poder desarticular a un grupo que, desde Valencia, estafó más de dos millones de euros a firmas de varios países extracomunitarios a las que aparentaban vender mercurio y otros metales pesados por los que pagaban sin recibir jamás la mercancía. La manera de timarlos era ingeniosa a la par que fácil: suplantaban a los verdaderos proveedores copiando al detalle sus páginas "web".

La primera denuncia llegó a la Brigada de Delitos Tecnológicos (BIT de la UDEF central, con sede en Madrid, a mediados de 2010. Una empresa dedicada a la comercialización industrial de mercurio y otros metales pesados denunció que alguien en su nombre había estafado una fuerte suma de dinero a uno de sus clientes, radicado en un país de fuera de la Unión Europea.

La Policía Nacional pidió todos los correos a la empresa denunciante y a la perjudicada y, a partir de ese punto, inició el rastreo informático para dar con el origen de la estafa.

De este modo, los agentes acabaron situando en Valencia a los presuntos estafadores, momento en el cual se incorporó a la investigación el grupo de Delitos Tecnológicos de la Jefatura Superior de Policía de Valencia.

Finalmente, los policías averiguaron que los timadores habían ideado un método sencillo, pero escrupuloso. En primer lugar, buscaban en internet páginas "web" de empresas dedicadas a comercializar mercurio, plomo y otros metales pesados. Una vez elegida esa primera víctima, clonaban al detalle su "web" y rastreaban internet en busca de mercantiles con sedes sociales de fuera de la Unión Europea para sortear la exigente normativa comunitaria para la compraventa de esos productos.

Luego, se ponían en contacto con sus futuros "clientes" y , tras convencerles de su autenticidad, les ofrecían los metales. Los compradores, siempre empresas muy potentes, esperaban a que el proveedor les girara la correspondiente factura, falsa por supuesto, y entonces enviaban por transferencia internacional el importe del encargo, que en alguna ocasión fue de casi 24.000 euros.

Lógicamente, la mercancía no llegaba nunca, pero hasta descubrir el engaño, había pasado el tiempo suficiente para que los ahora detenidos camuflasen el dinero a través de sociedades interpuestas por las que iba pasando el botín hasta acabar en cuentas a nombre de los presuntos estafadores en Italia y Bélgica.

Finalmente, la policía localizó y detuvo en Valencia a los supuestos artífices de la trama, dos ciudadanos nigerianos y un español.

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